Mons. Antonio Reimann, obispo del vicariato Ñuflo de Chávez realizó una evaluación del Año 2014, en la misa destaca que toda evaluación invita a una renovación.
Iniciamos el mes de diciembre, el último del año. Y siempre llega con el aparente contraste de lo nuevo y lo que quedó atrás. Los balances, las evaluaciones, nos remiten al camino recorrido y nos proyectan hacia un futuro con rostro de esperanza
Al leer hoy el periódico encuentro que una compañía telefónica cerrará el año con importantes sumas de dinero; veo a los jóvenes de la “promo” felices porque está próxima la fecha de la graduación y los más pequeños, ensayando el mañana, desfilan, también, muy contentos porque han finalizado el Kinder.
Clave de una auténtica evaluación
Toda evaluación nos enfrenta con la realidad y nos invita a la renovación.
Pero no es posible evaluar sin tener un parámetro: si no hay programas, valores de referencia, objetivos… El plan pastoral del Vicariato, las adaptaciones que se han hecho en cada zona; las planificaciones elaboradas por los consejos parroquiales son, sin duda, la pauta que nos ayuda a situarnos con realismo y nuevo ardor.
Pero más allá, la Palabra de Dios, nos conduce hasta el Maestro y nos ofrece la clave. Jesús, nos invita a entrar dentro de nuestra respuesta vocacional:
“Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque efectivamente lo soy. Pues bien, si yo, que soy el maestro y el Señor, les he lavado los pies, ustedes deben hacer lo mismo unos con otros. Les he dado ejemplo para que hagan lo mismo… Yo les aseguro que un siervo no puede ser mayor que su señor, ni un enviado puede ser superior a quien lo envió. Sabiendo esto serán felices si lo ponen en práctica” Jn.13,14-17.
Los resultados, entonces, no dependen de una valoración cuantitativa: “Los ingresos por ventas han superado las previsiones…”; “me saqué un 98 en Ciencias Sociales”; “Este año par, los matrimonios se han multiplicado…”. La felicidad, que es la aspiración máxima de toda persona, depende de la actitud de servicio, y consiste en poner en práctica el ejemplo recibido del Maestro. ¡Tan sencillo y tan exigente!
Nosotros el día 21 de noviembre hemos evaluado el desarrollo de las tres prioridades: familia, formación bíblica, PJV. También, las comisiones trasversales: Misiones, Pastoral de Salud, Caritas (cfr. relación en esta edición del mensajero)…
No tanto la cantidad que la calidad
A nivel pastoral, haremos balance: vamos a contar el número de los bautizados en este año, de los niños que han recibido la Primera Comunión, de los jóvenes que se han confirmado, y de todos que se han acercado a bendecir su unión por el sacramento de matrimonio…
En nuestra evaluación, aunque se recojan algunos datos, no importan tanto los resultados cuantitativos, como la felicidad que en medio de tantas dificultades y límites sentimos; la calidad de nuestro servicio; el ejemplo del Maestro actuando y obrando en nosotros la entrega por amor, esto es lo que permanecerá para siempre como evaluación de este año.
El evangelio del domingo de Cristo Rey, es un buen indicador para saber si en la práctica nuestro obrar es reconocido por Dios: tuve hambre, y Uds. me dieron de comer, sed y me dieron de beber, estuve desnudo… (Mt 25, 31-46).
Todo nuestro quehacer pastoral tiene que orientarse hacia ello, y para eso nuestra relación con Dios debe pasar de ser “Él” a ser “Tú”. Tenemos experiencia, en las relaciones humanas, que sólo se llega verdaderamente a la persona cuando la miramos como un “tú”, no como simple él o ella (J.I. Gonzalo Faus). Y, a pesar de todo, no deja de ser una experiencia todavía lejana a la de ser conducidos al amor por el Amor.
Preguntas importantes
Es necesario entonces, crear un espacio en medio del ayer y del mañana, entre lo que ya realizamos y lo que proyectamos, y preguntarnos: ¿Cómo fue en este año mi relación con Dios? ¿Supe encontrarlo en la encrucijada de la muerte, del miedo y de la duda? ¿Lo busqué en el alba, en la luz todavía débil, pero vencedora del pecado? ¿Escuche su voz repitiendo mi nombre? ¿Pude llamarlo, Rabboni, Maestro mío? Cfr. Jn. 20, 10-18. ¿Lo descubrí de nuevo en mi historia personal? ¿En la vida de los hermanos que gozan de buena salud y que sufren?
Quiero terminar, dejando un texto muy conocido que puede servirnos para seguir evaluando, celebrando y proyectando el futuro. Solos, o compartiendo fraternalmente un espacio de oración con el hermano o la hermana, escuchemos lo que el Señor quiere decirnos en 1 Cor. 13, 4-13.
Feliz Navidad
Agradezco a todos mis hermanos y hermanas (desde los más pequeños de la Infancia y Adolescencia Misionera, hasta los ancianos) que en este año aportaron en la construcción del Reino de Dios con un pequeño granito de la caridad.
El tiempo de Adviento y los misterios de la encarnación del Hijo de Dios que celebramos en esta Navidad, nos ayuden a renovar nuestra amistad con Jesús, y a través de Él, entre nosotros, especialmente con los que sufren.
Fraternalmente: +Antonio Bonifacio Reimann, OFM