Potosí

Las tradiciones de Semana Santa en Potosí

Siendo la Villa Imperial de Potosí una ciudad enteramente católica, nacida sobre cimientos de la cristiandad con la cruz, la biblia y el lenguaje español, quedó enmarcada dentro las reglas y calendario de la Iglesia Católica, razón ésta por la cual, ha sido y sigue siendo respetuosa de los acontecimientos festivos de orden religioso; tal es así que la “Semana Santa” se constituye en una de las celebraciones más importantes que practica la población potosina.

“Semana Santa” que antes de ahora o en el periodo de la colonia, ya fue considerada como una de las más importantes con significado fundamental para la Iglesia Cristiana, por conmemorarse los grandes misterios de la religión: “la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo”, simbolizando la culminación de la misión de Cristo sobre la Tierra, la entrega de su cuerpo y su sangre para la salvación de los hombres y su gloriosa resurrección.

Según el año litúrgico, “la Semana Santa se halla precedida por la Cuaresma que recuerda los cuarenta días de ayuno de Jesucristo en el desierto”.

Todo ello fue puesto en conocimiento a los indígenas y a todos cuantos avecindáronse en Potosí por todo el periodo de la colonia, habiendo sido los frailes franciscanos y los dominicos los primeros en hacer saber el significado de la “Semana Santa” que, en algunas ocasiones y con el arribo de otras Órdenes Religiosas, tomó el nombre de “Semana Mayor”, cuya celebración se la efectuaba con diversos actos religiosos al interior de cada templo parroquial, para cuyo propósito, convocábase a toda la gente, con el sonido de las matracas manejadas por los monaguillos en recorrido por una y otra arteria circundante a la parroquia, mientras las campanas de las iglesias quedábanse en silencio, por obediencia de la Bula Papal dispuesta por el Jefe de la Iglesia Católica Silvestre II.
Fue a partir del año 1680 cuando se presentó por vez primera en Potosí un “Vía Crucis” organizado y protagonizado por conventuales de San Antonio de Pádua y cuatro novicias del monasterio de Las Recogidas que personificaban a María la madre de Jesús, María Magdalena, María Salomé y Serafia Verónica, la mujer que limpió el rostro de Jesús camino al Calvario.

Ese año del que se refiere, todos los habitantes de Potosí participaron del Vía Crucis, camino formado con diversas estaciones en memoria de los pasos que dio el Redentor al subir al Gólgota (lugar de la calavera); entonces las calles estrechas entre el templo de San Antonio de Pádua (San Francisco) y la capilla del Calvario en la parte alta de la ciudad, estuvieron colmadas de mucha gente perteneciente a una y otra parroquia de la ciudad, entremezclándose españoles, portugueses e indios, junto a frailes jesuitas, agustinos, mercedarios y benedictinos. Esta clase de representaciones, fue repitiéndose año tras año hasta 1698, cuando se dio paso a la primera procesión del Santo Sepulcro con la imagen religiosa que venerábase en el templo de San Bernardo.

35 años después, la procesión de “Viernes Santo” fue organizada por los frailes franciscanos, a solicitud de la 0rden Religiosa de San Agustín. Fue entonces cuando salió en procesión de Semana Santa el Cristo Señor de la Vera Cruz, haciendo su recorrido por las parroquias de San Juan, San Martín y la iglesia mayor.

Este Cristo se constituyó en figura central de “Viernes Santo” de todos los años hasta 1740 en que la comunidad religiosa de los jesuitas tomó a su cargo el organizar la referida procesión sin la presencia del Cristo de La Vera Cruz; sí más bien con la escultura del Cristo Yacente que poseía el templo jesuita. Imagen religiosa que recorría por las céntricas callejas de la ciudad, acompañada de la Virgen “La Dolorosa” que hoy se venera en el templo de Copacabana de Potosí.

Obviamente, la “Semana Santa” –como ocurre actualmente- empezaba el “Domingo de Ramos” que conmemora y simboliza la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, montado en un pollino (burro pequeño), recibido con palmas y aclamado como el “Salvador”. Esta rememoración tenía su punto aparte con la venta de palmas que se traía de tierras cinteñas y chicheñas, para ser ofrecidas en la calle destinada al trueque de la palma con un trozo de sal. Este intercambio se lo hacía en la arteria denominada “Las Palmas”, actualmente conocida como final de calle Sucre.

Periodo Republicano

Luego del Grito Libertario Potosino en 1810, las procesiones del “Santo Sepulcro”, dejaron de tener la solemnidad que se ofrecía en años anteriores, aún de que la población potosina, — entrañablemente católica y arraigada con las manifestaciones religiosas del pasado-, respetaba las tradiciones del ayer, participando de los actos litúrgicos que se realizaban en uno y otro templo católico; con excepción de la iglesia matriz que hallábase en construcción y los templos de Nuestra Señora de Belén y el de la Misericordia, los que fueron cerrados y destruidos físicamente; sabiendo que, con los materiales de aquellos escombros se levantaron barricadas en calles y plazoletas de la ciudad. Recordando asimismo que el templo de la Compañía de Jesús, se constituyó en “iglesia mayor” entre 1808 a 1838, cuando fueron terminadas las obras y consiguiente consagración de la actual catedral potosina.

A partir de 1829 tuvieron mayor relevancia los actos religiosos programados para Semana Santa, pese a que ya no se contaba con aquellas Ordenes Religiosas de los jesuitas, dominicos, agustinos, betlemitas y mercedarios, siendo los sacerdotes seculares los que tomaron a su cargo los actos religiosos de Semana Santa; entonces la procesión del Santo Sepulcro salía de la iglesia de Copacabana, para años después, ser el templo de San Martín, el centro generador por la procesión de “Viernes Santo”.
Así como en el pasado y antes de contarse con otras sectas religiosas, la población potosina celebraba la Semana Santa con todo respeto, tal como ocurre en la actualidad con el rezo de la “setena” (rezo del Santo Rosario por siete días continuados), más la participación en cada uno de los actos litúrgicos empezando el “Domingo de Ramos” con la presencia de palmas sueltas y trenzadas que se comercializan en el atrio de los templos católicos, para luego recibir la bendición en acto eucarístico. Dichas palmas, después de recibir el agua bendita, generalmente son colocadas tras la puerta de la casa, con la creencia de que éstas, evitan el ingreso del demonio.

El “Jueves Santo” es uno de los días más solemnes en que se recuerda otras escenas de Jesucristo antes de su muerte, como es la última cena y la pasión en Getsemaní. Al anochecer de este día, los feligreses concurren a las iglesias para celebrar la cena del Señor, el lavatorio de los pies, traslado del Santísimo al Monumento y su adoración, tomando en cuenta que en cada templo se arman artísticos y costosos “monumentos” dedicados a Jesucristo con la muestra del sagrario divino; ocasión donde los fieles católicos visitan las llamadas “Estaciones” en número de quince, cumpliendo los quince misterios del Santo Rosario.

Este día es de guardar respeto a la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, entonces las familias cristianas, ayunan, comulgan y siguen la lectura de la Biblia.
El “Viernes Santo” es un día de entero recogimiento espiritual con el rezo de las “tres horas de agonía de Jesús y su muerte”, para luego efectuarse la adoración de la cruz al promediar las tres de la tarde, hora en que se supone murió Jesús clavado en la cruz. Luego a Hrs. 16,oo se inicia la procesión del Santo Sepulcro que se origina en el templo de San Martín para hacer un recorrido prolongado por diferentes arterias del centro histórico de Potosí, retornando al mismo templo en horas de la noche. Procesión que representa el traslado del cuerpo de Cristo una vez que fue bajado de la cruz en el Calvario para llevarlo al sepulcro.

Esta es la procesión más concurrida de todas aquellas otras que tienen lugar en la ciudad, cuyos acompañantes –hombres y mujeres- generalmente visten de negro. Delante de la procesión aparece la imagen religiosa de San Juan, uno de los apóstoles que estuvo presente en la crucifixión de Cristo. A pocos metros es llevado en andas el Santo Sepulcro con el Cristo Yacente. Casi al final aparece toda vestida de negro, guardando el dolor y luto por su hijo, la imagen de la Virgen Dolorosa que representa a la madre de Jesús.

El “Sábado Santo” es un día de luto y oración; no existen misas sino hasta la vigilia pascual que espera la resurrección de Jesús. Este día existe una singular costumbre en Potosí, cuando las amas de casa y toda la familia, se dedican a realizar limpieza total de la casa, con la idea de que se debe esperar al “Domingo de Gloria” con todo limpio y libre de basuras. Asimismo se asiste al templo de cada parroquia para participar de la ceremonia del encendido del “Cirio Pascual” que generalmente se efectúa en horas de la noche, más la bendición del agua, el pan y ciertos comestibles que son llevados por la gente creyente.

Antes de la media noche, hay repique de campanas, cuando días atrás sólo se escuchaban sonidos de las tradicionales “matracas” (costumbre que viene de siglos pasados), manteniéndose esta tradición hasta la fecha. Luego se anuncia la “Resurrección del Señor”, momento en que se vierte aromas de incienso.
“Domingo de Pascua” es día de alegría por la gloriosa “Resurrección de Jesucristo” con celebraciones eucarísticas en los templos católicos de la ciudad donde los sacerdotes se visten con casullas bordadas con hilos de oro y plata. Es un día de fiesta y regocijo porque ¡¡EL SEÑOR RESUCITÓ, ALELUYA..!!, con lo que finaliza la Semana Santa.

Culinaria potosina de Semana Santa

La ciudad de Potosí, es la única en todo el país que conserva o mantiene aquellas tradiciones en culinaria por cada época festiva del año, tal como ocurre en Semana Santa, donde la mayor parte de su población se abstiene de comer carne roja, como una forma de respeto a la muerte de Jesucristo.

Existen personas que, durante los días jueves, viernes y sábado santo, realizan un ayuno voluntario, cuando esta clase de abstinencia -durante la colonia- se lo hacía por toda la Semana Santa, aceptándose platos o preparados a base de carne de mar, traducida en atún, salmón, sardina, congrio, bacalao, dorado, camarones, mariscos, pulpo, etc. Carne blanca que se comercializaba en la antes denominada “plaza del pescado”, actual mercado “Vicuñas”.

Hoy en día sigue aquella costumbre, aún de no ser tan estricta como en el pasado. En este caso, la gente católica prepara y sirve doce platos tradicionales de Semana Santa por los doce apóstoles de Jesús que compartieron en la última cena.

Esos doce platillos se traducen en: 1) Sopa de huevos de gallina o sopa de camarones.- 2) Locro de calabazas.- 3) Ají de sardinas.- 4) Tomatada de bacalao.- 5) Humintas de choclo fresco, sea de ají o de azúcar.- 6) Asado de pescado .- 7) Ají de salmón.- 8) Bocadillos de zanahoria.- 9) Bocadillos de arroz.- 10) Bocadillos de cebolla verde.- 11) Tortilla de garbanzos.- 12) Arroz con leche. (Este último platillo se constituye en el postre de toda aquella merienda).

Finalmente se acostumbra invitar a la mesa de “Jueves Santo”, a familiares y otras personas que puedan compartir de los doce platillos de la culinaria potosina, no sin antes servirse una copita de vino dulce que representa la sangre de Jesucristo.
Igualmente es costumbre en familias potosinas, servirse en días de Semana Santa, un exquisito desayuno acompañado con pan dulce que lleva al agradable ajenjo.

por: Wálter Zavala Ayllón – Socio de Número de la Sociedad Geográfica y de Historia “Potosí”