Santa Cruz

HOMILÍA DEL CARDENAL TERRAZAS, 11-09-11

 “PERDONAR PARA VIVIR COMO HERMANOS”

Muy apreciados y queridos hermanos y hermanas, fieles todos que están unidos como todos los domingos a esta acción de gracias que como cristianos nos convoca, nos llama y nos envía nuevamente a seguir dando testimonio del Dios de la vida.

Quiero recordar con gratitud lo que el domingo pasado me tocó vivir en Santiago de Chile, la misa en la Jornada de los migrantes, migrantes de muchísimos países del mundo, sobre todo de América Latina y también de Bolivia. Fue una experiencia extraordinaria poder escuchar la palabra del Señor con ese grupo de hermanos que muchas veces son sometidos a sufrimientos inhumanos cuando se los desprecia, cuando no se los recibe o cuando se aprovecha de ellos con fines mercantilistas.

SOLIDARIDAD CON EL DOLOR DE LAS FAMILIAS QUE PERDIERON A SUS SERES QUERIDOS. “TANTO LA VIDA COMO LA MUERTE TIENEN SENTIDO EL SEÑOR”.

Hoy el Señor nos habla aquí nuevamente a nosotros, pero nos recuerda  que esta palabra va a resonar hoy en medio de recuerdos  dolorosos. El 11 de septiembre  va pasar a la historia como el día de las calamidades. Una acontecida muy lejos de nuestro país pero que conmovió al mundo entero, otra que aconteció dentro de nuestra patria y que constituye aún, una herida que entre todos tenemos que curar  para evitar que la gangrena comience a matar lo poco de vida que nos queda en algunas circunstancias. Recordamos con verdadera solidaridad el dolor de las familias que han perdido sus seres queridos en el accidente ocurrido aquí en nuestra tierra; pero también sentimos la palabra  del Señor del Dios viviente con aquel hermano que pudo salvar su vida ¡Que bien que se cumple en él la palabra de Pablo! “si vivimos, con el Señor vivimos, si morimos, con el Señor morimos” porque tanto la vida como la muerte tienen sentido en este Señor que nos quiere, que nos ama y que siempre nos busca para que podamos responderle  con más claridad.

EL SEÑOR NOS PERDONA PERO NOS PIDE UN CAMBIO, QUE SEAMOS CAPACES DE REPETIR EL GESTO DE MISERICORDIA DEL SEÑOR.

La Palabra del Señor hoy día en medio de estos y otros acontecimientos, en medio de tantas expresiones de desconfianza, en medio de tantas actitudes de soberbia, la  Palabra del Señor nos viene a recordar que si bien Él nos perdona y comprende nuestras situaciones, nos pide  un cambio, nos pide que seamos capaces de repetir también nosotros el gesto de misericordia y de perdón que Él tiene con aquellos que lo ofenden.

Muchas veces resulta fácil rezar el padre nuestro de memoria y, en ese padre nuestro le pedimos al  Señor que perdone nuestras faltas así como nosotros perdonamos, lo rezamos cada día, lo repetimos cada domingo, decimos que es la oración del cristiano pero… ¿cuántas veces olvidamos lo que esto exige?

LA FALTA DE PERDÓN PRODUCE ODIOS, RENCORES Y ENFRENTAMIENTOS QUE NOS IMPIDEN VIVIR COMO HERMANOS FORMANDO UNA SOLA FAMILIA.

El Señor está listo a perdonar nuestros pecados, los que no estamos listos somos nosotros y por eso es más fácil entrar en esas corrientes subterráneas de odios y rencores que se destapan por aquí y por allá para enfrentarnos.

Como cristianos no tenemos que dejarnos utilizar por nadie para sembrar todo lo que se opone al amor de Dios. Hoy acerquémonos con Pedro al Señor para preguntarle como lo hizo él ¿Señor cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano? ¡Bonita pregunta! Pregunta muy actual ¿cuántas veces tengo que perdonarle a este hermano, a este prójimo que me ha ofendido y que sigue ofendiéndome y que según su manera de pensar va continuar ofendiéndome? Y el Señor le dice “no te digo hasta siete veces sino hasta setenta veces siete” Hagamos un esfuerzo hermanos por comprender cuantas multiplicaciones tenemos que hacer para llegar hasta setenta veces siete y a lo mejor los buenos para los números van a sacar un cálculo exacto pero esta expresión va mucho más allá; el Señor quiere decirnos ´hay que perdonar siempre`. Aquí está el problema mis hermanos, hay que perdonar siempre, hay que ser capaces de olvidar la ofensa personal y la ofensa social, tiene que haber esa especie de espíritu para que no nos dejemos llevar por aquella aplicación de leyes, de normas o costumbres que nos impiden vivir como hermanos.

Esta pregunta de Pedro y esta respuesta del Señor tocan lo más íntimo de la vida cristiana, la Fraternidad: Para eso vino el Señor,  por eso entrego su vida, para que sintiéndonos hijos del mismo Padre sepamos vivir también como hermanos formando una sola familia.

Se ve que Pedro y los discípulos no captaban rápidamente lo que el Señor quería decirles y por eso esa hermosa parábola que hemos escuchado de aquel señor que quiere arreglar cuentas en su casa y que comienza a convocar a todos los que le deben y viene uno que le debe una  cantidad extraordinaria ´casi impagable` 10 mil talentos y el Señor le dice: Si no puedes darme plata vas a ir a la cárcel, vas a ir tú y tu familia y se  te van a quitar todos los bienes y el pide perdón, pide un tiempo más y aquel señor, aquel rey le perdona. Hasta aquí yo creo que es extraordinaria  la actitud del rey pero cuando el perdonado sale a la calle y se encuentra con otro compañero que solamente le debía 100 talentos le comenzó a ahogar para que le pague y le exigía y el otro le dice: te lo voy a pagar pero en este momento no tengo ¿Qué hizo aquel que cobraba? Lo mandó a la cárcel, no tuvo compasión; Por eso el rey se enoja cuando le avisan de este hecho, por eso lo trata de miserable ¿Por qué no aprendiste de mí que te perdone 10 mil talentos y tú no fuiste capaz de perdonarle 100 a tu hermano? 

NECESITAMOS PERDONAR URGENTEMENTE SIN PERNSAR EN NUESTRAS CONVENIENCIAS

Yo creo que esta palabra es clara mis hermanos, Dios es el rey que siempre perdona cuando estamos listos para confiar en su misericordia, pero Él cuando nos perdona nos enseña, nos mete dentro del alma una capacidad, una capacidad  que viene de Dios y no de ningún proyecto humano, la capacidad de perdonar, la capacidad de olvidar , la capacidad que nos pone en marcha no para ir multiplicando odios y rencores por todas partes, sino la capacidad de ir creando caminos de convergencia, caminos de solidaridad, caminos de perdón.

Esa es la enseñanza que Pedro tiene que aprender, perdonar setenta veces siete ´siempre` y de una manera gratuita y urgente y rápida, sin negociaciones, sin firmas de pactos o de conveniencias de grupos.

LA CAPACIDAD DE PERDONAR ES UN REGALO DE DIOS Y NO UNA CONSIGNA FABRICADA PARA TRANQUILIZAR NUESTRAS MENTES.

Después que terminó el Señor de contarles esta parábola les dice: “lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes sino perdonan de corazón” Sino perdonan de corazón Él se va a enojar, Él también los puede tratar  de miserables. Aquí la exigencia es más grande. No solo hay que perdonar porque está mandado, aunque escueza un poco y moleste esta palabra  del Señor, vale para todos. La capacidad de perdón es un regalo de Dios, no es una consigna que  se la va fabricar para pasar unos días o unos años más o menos tranquilos. La capacidad de perdón tiene que llevarnos a que eso sea del corazón, sino perdonamos de corazón pronunciamos palabras huecas, palabras vacías.

FIESTAS SEPTEMBRINAS: NO CONFORMARSE CON SIGNOS EXTERNOS, SINO QUE SE CULTIVE UNA CONVIVENCIA PACÍFICA BASADA EN EL PERDÓN Y EN UN DESARROLLO QUE ALCANCE A LOS MÁS POBRES Y HUMILDES.

Hermanos y hermanas, muchas cosas se preparan para celebrar, este es el mes septembrino y creo que hay un sin número de cosas para celebrar pero… ¿Cómo anda el perdón en nuestro ambiente, cómo anda la capacidad de convivencia en nuestro ambiente? ¿Será que nos vamos a conformar con colocar solo la bandera del oriente y pensar que ya hay paz, que ya hay tranquilidad? ¿Será que nos vamos a conformar con una o dos  o cien calles renovadas?  Renovadas externamente, pero… ¿van a ser vías de encuentro, van a ser caminos de hermandad, van a ser realmente calles para nosotros o se van a convertir en cementerios para que aquellos que pasen con sus motorizados ni siquiera permitan a los pobres y humildes que pisen tantos adelantos?

Creo que es importante volver a recordar esa palabra de Pablo “ninguno de nosotros vive para sí, ni tampoco muere para sí, si vivimos, vivimos para el Señor y si morimos, morimos para el Señor” Esta palabra de Pablo a la comunidad de roma tiene un sentido extraordinario, nosotros defendemos la vida, pero no una vida que se va a acabar  en la esquina próxima, la vida del Señor porque esa es la vida autentica y a esa vida estamos llamados todos.

Claro que esta capacidad requiere también ciertas formas de vivir que no hay que negarlas y hay que cultivarlas y hay que tomarlas en serio. El libro del Eclesiástico nos va recordar “el rencor y la ira son abominables” eso no puede habitar en nosotros “son patrimonio del pecador” ¿cuántas veces sembramos, bajo frases bonitas, el odio al hermano, el odio al que no piensa como uno y se mantienen unos rencores reconcentrados para presentarlos después en cualquier otro momento y crear así confusión? Acuérdate del fin y deja de odiar, piensa en la corrupción y en la muerte y se fiel a los mandamientos. Acuérdate de los mandamientos y  no guardes rencor a tu prójimo.

ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS QUE NOS PIDE CUMPLIR LOS MENDAMIENTOS Y NO ODIAR A NADIE

Mis hermanos, necesitamos hacer un sacudón fuerte entre nosotros creyentes,  un sacudón fuerte en nuestra sociedad cruceña tan llena de bellezas y de palabras lindas y de canciones extraordinarias es la hora que se escuche también la voz de Dios que nos pide cumplir los mandamientos y no odiar a nadie, no ser  de aquellos que dicen amar a Dios y no pueden ver al hermano, sobre todo al hermano que sufre.

Piensa en la alianza del Dios altísimo y pasa por alto las ofensas. Esta es la capacidad que han mostrado siempre los cristianos auténticos. En los primeros tiempos cuando se apresaba a los cristianos se los llevaba a la cárcel, se los tiraba en los circos y se los mataba ¡Jamás un gesto de venganza, un gesto de odio, se cumplía la alianza del Dios altísimo!

Ojalá nosotros entráramos en esta corriente para que podamos captar y comprender todo lo que el Señor nos regala, todo lo que el Señor nos pide, todo lo que eso significa de renovar nuestros compromisos para hacer siempre el bien y de buscar el bien de todos. Amen.

Basílica Menor de San Lorenzo Mártir, domingo 11 de septiembre de 2011.

Oficina de prensa del arzobispado de Santa Cruz.