Análisis

Harold Olmos: “Sobre extranjeros y aguinaldos”

La sensación de holgura financiera que exhibe el Gobierno se ha vuelto a manifestar con una orden que pocos países podrían soportar: pagar un sueldo mensual extraordinario a todos los asalariados este fin de año. Esa sensación apoya la creencia de que Bolivia es suficientemente fuerte como para sustraerse de los efectos de la contracción (Argentina) y recesión (Brasil) de sus mercados de exportación de gas natural. En medio de esa convicción optimista de las autoridades, ha surgido la voz de la Iglesia católica sobre las dificultades de muchas de sus obras para pagar el nuevo salario.

Los beneficiarios de esas obras expresadas en escuelas, hospitales, enfermerías y gran variedad de servicios asistenciales en todo el país suman decenas de miles que, de otra manera, tendrían que recibir atención del Estado. Si este puede pagar 14 salarios o más, hay que aplaudirlo, pero no debe obligar a todos a hacer lo mismo o pretender que la jauja alcanza a todos y que todos pueden realizar el mismo esfuerzo. Así como suben, los precios de las exportaciones pueden bajar y no es sensato decir “yo no me mojaré cuando llegue la lluvia”.

La pobreza, que afecta a gran parte de la población, solo encontrará alivio permanente con la generación de empleo estable, desafío mayor de todo país en desarrollo. Un estudio serio podría decir cuántas empresas privadas, pequeñas y medianas pueden pagar el nuevo aguinaldo sin que el desembolso represente un tiro en la propia pierna.

A la orden que ha puesto un jaque financiero a obras de la Iglesia se ha sumado la exigencia de un legislador oficial de que todos los obispos en Bolivia sean bolivianos. Desde que Lucy emigró del lago Victoria hace dos millones de años, la humanidad camina en dirección diferente a toda forma de xenofobia. Bajo el criterio del legislador, el papa Jorge Mario Bergoglio no habría llegado a ser obispo de Buenos Aires (Argentina). La idea no tiene sustento y resultaría peligrosa de ser, siquiera en hipótesis negada de antemano, aplicada a otros ámbitos, al político, por ejemplo. Una mirada al mundo, inmediato o más allá de nuestras fronteras, lo haría sonrojar