La venta de agua y de refrescos no abastecía. El calor superó los 33 grados. Los testimonios de fe conmovían. La plaza se convirtió en un gran mercado
Desde tempranas horas, miles de peregrinos cumplieron con su promesa de visitar a la Mamita de Cotoca. Niños en brazos, discapacitados, ancianos y familias enteras abarrotaron la carretera a pesar del intenso sol que los fustigó.
Los puntos de venta de agua y de refrescos a lo largo de la ruta no abastecían, por lo que a cada rato se reabastecían.
A diferencia de otros años, donde muchos llevaban hasta sus equipos de música a modo de distraerse, esta vez se sintió mucho más fervor religioso, como se pudo observar hasta el cierre de esta edición.
No faltó la gente que llegó desde otros departamentos y hasta extranjeros que participaron de la multitudinaria romería