Análisis

EL TELEFÉRICO EN DUDAS

Mal que me pese, no habrá teleférico entre la Ceja de El Alto y algún lugar apropiado en el centro de La Paz. Quiero dejar constancia de que, cuando se anunció por primera vez la instalación de ese masivo sistema público de transporte aéreo, me apunté entre los entusiastas, y no por su novedad pues teleféricos, funiculares y cremallera los hay en todas partes del mundo, sino por las ventajas que aportaba al vecindario paceño. Entre esas ventajas, mencionaré sólo algunas: El flujo continuo de las navetas aéreas permite transportar a varios miles de personas en pocos minutos, y también mercadería durante la noche. El sistema libera a las calles y plazas, de muchos miles de vehículos terrestres y no ocupa lugar en garajes y aparcamientos; el teleférico no contamina la atmósfera y su gasto energético es poco; no necesita semáforos ni la multitud de guardias del tráfico quienes, silbato en ristre no logran regular el tráfico rodado.

Muchas de estas ventajas han dejado de ser realidad con el paso de los años, pues entre los dos extremos del trayecto se han ido construyendo altos edificios de cemento. Pero el crecimiento vertical, y el vagón teleférico que pasa a la altura de las viviendas, puede que suscite la curiosidad de muchos viajeros deseosos de admirar los esculturales cuerpos de quienes en ese preciso momento tomaban una ducha reconfortante.

Por último, cuando ya se iba a echar manos a la obra del primer funicular de Bolivia, concebido, proyectado y financiado por una alcaldía solvente, justo un 6 de agosto del 2012,  al Sr. Presidente del Estado Plurinacional se le ocurrió hacer suyo el emprendimiento ajeno. Encaja con la costumbre de hacer promesas en cada fiesta nacional, departamental o municipal.

Lastimosamente  las promesas de grandes planes que los presidentes hacen en las fiestas patrias, no suelen cumplirse. Y por si alguno dudase, aquí va una selección de grandes obras que están pendientes:

No se cumplió con la construcción de la red de carreteras bioceánicas del occidente que conectaría las poblaciones fronterizas de Chile con el Brasil. Desde hace seis años el Gobierno no logró consolidar la construcción de la planta separadora de líquidos en Río Grande y Gran Chaco. No se logró la industrialización del agro en el occidente y los valles a fin de garantizar la soberanía alimentaria en todo el país. Sigue pendiente la explotación y la industrialización del hierro del Mutún. No se alcanzó la fase de explotación e industrialización del litio en el salar de Uyuni: sólo se habla de proyectos piloto.

A todo esto se suma la incapacidad del Órgano Ejecutivo de lograr la vigencia de las autonomías departamentales plenas, estipuladas en la Constitución Política del Estado. También está pendiente en el norte de La Paz la exploración y explotación de petróleo. Tampoco se ha cumplido con la instalación de una planta de cítricos, en el municipio de Caranavi y la instalación de un ingenio azucarero en el municipio de San Buenaventura. Pero si allí sólo hay sembradíos de coca.

Si el teleférico sigue el mismo trayecto que lo dicho hasta aquí, permítanme que mantenga mis dudas sobre la ejecución de dicho proyecto.