Santa Cruz

El matrimonio se basa en la complementariedad sexual y hace posible el amor mutuo entre esposa y esposo, Mons. Sergio Gualberti

En la homilía de esta mañana, Mons. Sergio Gualberti recordó el anuncio del profeta Isaías que insiste en que se preste atención al llamado del Señor: Vengan a mi escuchen bien y vivirán, es la invitación a acoger la vida nueva, sellada con el fruto del amor de Dios hacia su pueblo, un banquete al que están todos invitados a participar.

Pero para que podamos participar del banquete celestial “estamos llamados todos a luchar en contra de la pobreza, del narcotráfico y la drogadicción que envenena a nuestros jóvenes” Asimismo nos llamó a dejar el discurso de confrontación de violencia como el que se está usando en la campaña electoral.

Expresó que hay más de 2 mil millones de pobres en el mundo que sufren de hambre, y por supuesto entre ellos hay hermanos bolivianos, al respecto dijo “la lucha contra la pobreza debe ser asumida por el estado y más aun en este tiempo de bonanza económica. Hace falta la implementación de políticas sociales y servicios básicos a favor de las personas pobres y vulnerables

Con referencia al debate de los derechos sexuales y reproductivos de los últimos días, puntualizó que “hay la pretensión de equiparar el matrimonio con la unión de personas del mismo sexo”, se dan intentos de modificar las leyes bolivianas para permitir las uniones de las personas del mismo sexo y darles el mismo tratamiento jurídico yendo inclusive en contra de la constitución política del estado.

Mons. Sergio explicó que el matrimonio se basa en la complementariedad sexual y hace posible el amor mutuo entre esposa y esposo. Enfatizó en que “ninguna otra relación humana puede adjudicarse este propósito y cumplirlo”, por tanto es la potencial capacidad creadora entre un hombre y una mujer la que fundamenta el matrimonio. Por ello equiparar las uniones homosexuales al matrimonio es introducir un peligroso factor de disolución de la institución matrimonial y con ella también el justo orden social.

Acojamos la invitación de la palabra de Dios y compartamos la mesa eucarística para comer el pan de vida y amor el pan que nos fortalece y confirma que nada ni nadie podrá separarnos del amor de Dios manifestado en el amor de Cristo Jesús nuestro señor.

Amen