Bajo el mismo lema que se utilizó hace 50 años para el cuarto congreso eucarístico nacional Todos somos uno en Cristo, se rememoró ayer esta fiesta eclesial con una misa en el atrio de la catedral y un mensaje a los pies del Cristo Redentor, que también cumplió medio siglo de su creación por el escultor Emilio Luján.
Un llamado a poner la imagen de Cristo Redentor en el corazón de nuestra sociedad y a buscar la unidad y defender la vida. Ese fue el mensaje central del cardenal Julio Terrazas, que presidió ayer la celebración en la Basílica Menor de San Lorenzo para revivir los 50 años del cuarto congreso eucarístico nacional (del 10 al 13 de agosto de 1961) y celebrar la fiesta del patrono de la Catedral, de la Arquidiócesis y el Seminario, San Lorenzo.
“Este Cristo no es solo una estatua, sino es la representación de alguien que nos exige ser hoy valientes testigos de su palabra y de nuestra fe; nos alegramos porque hoy el Cristo ha vuelto a caminar con su pueblo y esperamos que vuelva a ocupar el lugar principal en nuestros corazones” sostuvo la máxima autoridad religiosa.
El cardenal también aclaró que la celebración de ayer no se trataba de un grupo amontonado de cualquier forma, ni que forma parte de un pueblo que no sabe en quién cree, sino que “Cristo el Señor, es la cabeza que nos enseña a pensar como Dios quiere que pensemos y nos enseña a movernos no por sentimentalismo, sino usando ese don extraordinario de la inteligencia para construir lo bueno, lo justo y lo necesario, compartiendo opiniones entre todos y dialogando”.
Previo a ello, en la homilía resaltó la necesidad de fortalecer la unidad, que fue un pedido del congreso religioso de hace 50 años y que aún está débil, además, dijo que es necesario dejar que muera la semilla para que germine una nueva planta, una nueva vida.
“Hay que ser capaces de entregar la vida con entusiasmo, con esperanza y con signos de alerta, en estos momentos en que la vida no cuesta nada, a veces nos escandalizamos porque un animal ha sufrido por ahí, pero los crímenes que suceden a cada rato en muchos lugares, nos dicen que los seres humanos no están siendo respetados en su dignidad y en su vocación de mejor vida para todos”.
Esta fiesta eclesial congregó a miles de fieles, primero con una misa y luego con una procesión encabezada por el Santísimo, el cardenal, sacerdotes, seminaristas y fieles que caminaron cantando y rezando hasta los pies del Cristo Redentor.