“Llegué de pequeño, desde que estaba en primero. Aquí me dan acceso a una biblioteca, a internet para investigaciones y a aprender mejor lo que me dictan en el colegio”, afirma Brayan Ticona, de 15 años. Él es sólo es uno de los 1.510 beneficiarios de los dos centros integrales de la Sociedad Católica San José. Estos espacios ofrecen apoyo escolar, psicológico, atención médica y más a sus integrantes y a los vecinos.
De 9:00 a 12:00 y de 13:00 a 16:00, el Centro San José de Las Lomas y el Centro Santa María de Alpacoma reciben a niños y jóvenes que buscan un espacio para aprender. Aquí, los estudiantes pueden recibir asesoría en sus tareas, acceso a una biblioteca y al internet. “Vengo en las tardes, principalmente a leer y a aprender sobre computación. En casa no tengo una computadora y aquí puedo practicar a manejar los programas y también a escribir”, asegura el joven beneficiario Óscar Delgado.
Una tarde normal en el Centro Santa María de Alpacoma inicia con los hábitos de limpieza. Los niños más pequeños llegan corriendo a lavarse las manos y prepararse para el almuerzo. Poco a poco, todos los estudiantes llenan el ambiente y se dirigen al comedor. “Es importante que estén limpios antes de comer. La higiene es lo primero que recalcamos aquí”, explica la directora de este centro, Delia Poma, mientras camina rumbo al comedor.
Al terminar, todos son llevados a sus aulas separadas según edad. Allí, instructores especializados les dan apoyo escolar y asesoramiento en sus tareas. Algunos aprovechan las computadoras para imprimir trabajos y ejercicios mientras el resto trabaja en sus cuadernos. “Algunos de los chicos no tienen luz en sus casas ni computadoras en las que puedan investigar los temas que les piden en el colegio. Asimismo, la distancia les impide ir a una biblioteca. Por eso aquí les ofrecemos ambos servicios”, explica la directora del lugar.
Los ambientes, salas y alimentación no son la única razón que impulsa a tantos jóvenes y niños a volver al centro. En muchos casos, los estudiantes encontraron una nueva familia de amigos en sus espacios de aprendizaje. “Yo llego apenas salgo del colegio. Es lindo estar aquí porque, además de darnos todo lo que necesitamos para el colegio, aquí he conocido a muchos de mis amigos. Creo que eso es lo que más me gusta de estar aquí en el centro: que estudiemos, juguemos y comer en familia”, afirma Delgado.
Los juegos y el aprendizaje hicieron que más y más personas llegaran a ambos centros. “Lo importante es que aquí logramos que los niños se apasionen. Les ayudamos en lo que no han entendido bien en el colegio y además les hacemos jugar y compartir. De eso se trata trabajar integralmente en su educación”, cuenta la asesora del tercer y cuarto nivel, Aliza Cuéllar.
“Me gusta venir aquí, porque además de poder tener tiempo para mis tareas del colegio, también aprendo mejor todas mis materias. Sin embargo, lo que más me gusta de todo es poder jugar fútbol entre todos. Las actividades nos animan todo el día”, cuenta la integrante del centro de Las Lomas, Viviana Choque.
Los centros trabajan anualmente. Los requisitos para la inscripción son la presentación del carnet de identidad de los padres o tutores y del estudiante. Además de un pago de diez bolivianos, como cobro simbólico de inscripción anual.
Los espacios aportan con servicios de salud y más
Servicios de salud, odontología, psicología y guardería son parte de las ofertas para los padres y vecinos de los centros de la Sociedad Católica San José. El servicio, explicaron sus autoridades, también está abierto para la comunidad que rodea estos espacios.
“Nosotros damos los cuidados gratuitos a todos nuestros beneficiarios inscritos. Sin embargo, también ofrecemos el servicio, con cobros simbólicos para los vecinos que lo necesiten”, explicó el director del Centro Integral San José de Las Lomas, Wilfredo Castro. Además, todo el trabajo realizado está garantizado, explicó, pues todo el personal está capacitado para su labor.
Según la directora ejecutiva de ambos centros, Mónica Zalles, la misión de estos espacios no puede limitarse a los inscritos. “Hemos visto que la gente responde mejor cuando se trabaja en comunidad. Cuando los padres forman parte de la educación de sus hijos y se integran en las actividades de los centros, estos niños reciben una formación positiva también en el hogar”, aseguró.
En los centros se brinda apoyo de guardería para las familias, en las que los tutores deben trabajar. Los servicios sólo requieren la inscripción por la persona encargada. “Hay muchas familias en las que la mamá y el papá deben trabajar y no tienen dónde dejar a sus bebés. Incluso hay muchas madres solteras que deben sacar adelante, sin ayuda de nadie, a todo su hogar. Para estas personas se instalaron espacios de cuidado de niños. Ésa es sólo una pequeña ayuda que se les puede otorgar”, explicó Zalles.