Análisis

Artículo semanal de Mons. Jesús Pérez: “Buscando al más fuerte”

También hoy, él evangelista Mateo en el capítulo 13,44-52, nos propone tres parábolas con las que nos transmite los rasgos del Reino de Dios. Se trata de un tesoro escondido en el campo y la otra parábola gemela, la perla preciosa, y, la tercera se parece a la del domingo pasado, la cizaña, es la red que recoge peces buenos y malos.

El que encontró el tesoro escondido vendió todo cuanto tenía y se fue y compró el terreno en que estaba el tesoro. Quizás algunos lo tomaron por loco, al comprar este terreno, dejando todos sus bienes. Pero él estaba lleno de una gran alegría, porque sabía muy bien la gran ganancia que eso significaba, estaba haciendo una buena inversión.

El pasaje del evangelio de hoy se repite mucho en la vida de los cristianos. Para algunos será dejar una vida tibia o en pecado, al darse que vale la pena dejar muchas cosas para tener el tesoro que el Señor nos ofrece. El Papa Francisco viene insistiendo en dejar la mundanalidad para ser buenos cristianos. Lamentablemente esto no se toma muy cuenta por las noticias de prensa que nos llegan.

El gran tesoro descubierto es el Reino, la gracia de Dios. Es dar a la vida una razón espiritual. Dios nos ha dado a todos una misión en la vida. Todo lo bueno que nos acompaña: la amistad, la satisfacción del deber cumplido, la alegría familiar y conyugal nos acerca a Dios. Este tesoro de la vida no se toma en cuenta muchas veces y queda como oculto. Para saborear la oración, para tener alegría en la asistencia a la misa, para comer y beber a gloria de Dios, para entusiasmarse de Cristo, hay que ir a lo profundo. Los que se quedan en la superficial, en lo puramente externo, no llegan a gozar del tesoro del Reino.

Las parábolas del tesoro y la perla preciosa nos invitan a saber discernir donde están los verdaderos valores y a trabajar para conseguirlos. Hay que ser buenos comerciantes no sólo en las cosas materiales sino sobre todo en lo espiritual. Lo más importante es que los seguidores de Jesús sean lo suficientemente listos para descubrir que los valores del espíritu son muchísimo más importante que todos los demás y llegar a hacer una opción clara por ellos.

El Evangelio y sus valores no es nada negativo sino sumamente positivo. El Evangelio no está tanto en el negarse, en la renuncia cuanto en aceptar los valores que propone. No es renunciar por renunciar cuanto la búsqueda del tesoro del Evangelio. El que se casa, por ejemplo, no es tanto la negación de la casa paterna sino una nueva forma de vida que da felicidad.

Siempre habrá que renunciar algo. El hombre que encontró el tesoro, “vendió todo lo que tenía y compró el campo”, para obtener algo que valía mucho más. Jesús insistió en que había que darle la preferencia a Dios, en relación con los padres e hijos, si hacía falta optar por uno u otro, e incluso anteponer el seguimiento a él a la propia vida

En el día de hoy, 27 de julio, celebramos la fiesta de san Cristóbal, mártir, del siglo III, quien es patrono del Seminario Conciliar de Sucre, patrono también de los choferes en varios lugares.

Se cuenta de san Cristóbal que era de alta estatura y bien forzudo. Temido porque ganaba en todas las competencias de lucha libre, no obstante esto, no se sentía feliz. En su mente primaba la idea de servir a la persona más fuerte del mundo.

Un día buscando al más fuerte y poderoso se puso al servicio del gobernador de Canaán. Pero llegó a saber que el gobernador dependía del rey, entonces, se fue a servir al rey. Mientras servía al rey se llega enterar que el rey temía al diablo. Para ir en busca del diablo se valió de un brujo que le aseguró llevarlo hasta el lugar donde el diablo se encontraba. Mientras iban por el camino inhóspito se dio cuenta Cristóbal que, cuando pasaba cerca de una cruz el brujo cambiaba de ruta. Le pregunta entonces Cristóbal: ¿tiene usted miedo a la cruz? no a la cruz contesta el brujo sino al que está en la cruz que es Jesucristo, verdadero Dios. Desde ese momento buscó a un monje que le enseñara quien es Jesucristo y se hizo cristiano, después de un periodo de catecumenado. Cristóbal llegó a encontrar el tesoro del más fuerte, Dios, en la persona de Cristo.

Mons. Jesús Pérez Rodríguez, OFM.
ARZOBISPO EMÉRITO DE SUCRE

Sucre, 27 de julio de 2014