En un ambiente de mucha concordia y cercanía, el papa Francisco dirigió un mensaje a los miembros del Episcopado chileno, una vez terminado el encuentro con el mundo religioso en la Catedral de Santiago.
Previamente, el Presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Santiago Silva, saludó al Pontífice subrayando que “el caminar de la Iglesia en Chile no ha sido fácil. Dificultades internas y los desafíos propios de una sociedad en evolución, que anhela ser globalizada y pluralista, nos plantea retos nunca antes afrontados”.
Chile, un hogar para todos
Mons. Silva destacó un anhelo profundo de los Obispos: “que Chile se transforme en «un hogar para todos», casa común particularmente para pobres y postergados, hogar donde sea protegida y compartida la vida en todas sus formas y aquellas relaciones que nos humanizan”, citando la Carta pastoral del Comité Permanente «Chile, un hogar para todos».
– Carta Pastoral «Chile, un hogar para todos»
En el empeño de contribuir en la formación de un país más justo, fraternal, libre y respetuoso de toda persona, agregó el Presidente de la CECh, “nos hemos propuesto prolongar su visita a nuestro país y su mensaje con un Congreso o Año Eucarístico Nacional que se vivirá, en cada Iglesia particular, a partir de marzo hasta noviembre de este año”.
– Saludo del Presidente de la Conferencia Episcopal
La Iglesia no es ni será nunca una élite de consagrados; somos parte del pueblo
Por su parte, el papa Francisco recordó los temas que abordaron en dos ocasiones durante la visita “ad limina” en febrero de 2017. Y llamó a los obispos a estar cerca de los consagrados.
“Una de nuestras principales tareas consiste precisamente en estar cerca de nuestros consagrados, de nuestros presbíteros. Si el pastor anda disperso, las ovejas también se dispersarán y quedarán al alcance de cualquier lobo”, explicó.
Planteó seguidamente que problema actual de la sociedad es el sentimiento de orfandad, de sentir que no pertenecen a nadie. Señaló que se debe tener cuidado en este aspecto, ya que “se puede colar en nosotros y en nuestro clero; entonces empezamos a creer que no pertenecemos a nadie, nos olvidamos de que somos parte del santo Pueblo fiel de Dios y que la Iglesia no es ni será nunca de una élite de consagrados, sacerdotes u obispos. No podremos sostener nuestra vida, nuestra vocación o ministerio sin esta conciencia de ser Pueblo”.
En este sentido, afirmó que dicha falta de conciencia coarta “las iniciativas que el Espíritu puede estar impulsando en medio nuestro” e incluso apagar “el fuego profético que la Iglesia toda está llamada a testimoniar en el corazón de sus pueblos”.
Por eso llamó a los obispos a velar “por favor, contra esta tentación, especialmente en los seminarios y en todo el proceso formativo”. Añadió que “los sacerdotes del mañana deben formarse mirando al mañana: su ministerio se desarrollará en un mundo secularizado y, por lo tanto, nos exige a nosotros pastores discernir cómo prepararlos para desarrollar su misión en ese escenario concreto y no en nuestros «mundos o estados ideales»”.
Cabe señalar que en esta actividad el Papa destacó en particular la trayectoria de Monseñor Bernardino Piñera, recordando que este año cumplirá 60 años de obispo y que es el obispo más anciano del mundo, tanto en edad como en años de episcopado. “Hermosa memoria viviente”, le llamó.
– Discurso del Papa Francisco a los Obispos