Mediante una Carta publicada en el boletín el Chiru Chiru, P. Bernardino Zanella se despidió de la comunidad del Santuario del Socavón y de la Diócesis de Oruro:
DESPEDIDA
Con esta nota quiero despedirme del Santuario del Socavón y de todos los devotos de la Virgen. En estos días voy a trasladarme a otra comunidad. No dejo simplemente la Rectoría del Santuario, sino dejo Oruro.
Confieso que me duele irme, dejar un lugar donde he compartido en estos años tanta fe y devoción con miles de devotos de la Mamita del Socavón.
Estoy consciente que mi servicio habría podido ser mejor. Por eso mi primer sentimiento es pedir perdón a Dios por todas las cosas que no he hecho, o he hecho mal.
Pero otras han sido buenas, y de esto quiero agradecer al Señor. Le agradezco por la comunidad religiosa de los Siervos de María que me ha acompañado. Todos saben que no son hombres perfectos. Pero han sido hermanos y compañeros, que me han sostenido en los momentos alegres y en los momentos más difíciles. Han estado a mi lado con su bondad y su inteligencia, activos y originales, sin ahorrar energías y entrega.
Agradezco al Señor por los colaboradores más directos del Santuario, desde las secretarias al sacristán, la responsable del Centro Mariano, el personal del Centro de salud, de los Museos, del Comedor popular, la panadería, la cocina, de la Escuela, el Colegio, las profesionales de Kusisqa Warmi en apoyo a la mujer víctima de violencia familiar, el equipo de solidaridad y los voluntarios de distintos países.
Muchos ni imaginan cuántas personas trabajan para que el Santuario pueda ofrecer su mejor servicio. Hay equipos de liturgia, ministros de la Palabra, de la Comunión, catequistas, monaguillos, matrimonios, equipo de mantenimiento, de administración; hay toda una familia que comparte la espiritualidad de los Siervos, articulada en distintos grupos, siempre fielmente disponibles.
¿Cómo no agradecer al Señor por tanta generosidad?
¿Y cómo no agradecerle por los miembros del Consejo del Santuario que han colaborado con inteligencia y creatividad en la conducción del Santuario, ofreciendo ideas, tiempo, trabajo, con una entrega y perseverancia admirables? Y como ellos, muchísimas personas que nos han ayudado en miles de otras formas, con actividades, con dinero, con cariño y cercanía, con profesionalismo, a partir del equipo que hace
posible la salida mensual del periódico “El Chiru Chiru”, la actualización permanente de la página Web y Facebook del Santuario y la generosa disponibilidad de los medios de comunicación.
Hemos querido fortalecer la devoción que todo nuestro pueblo tiene a la Virgen del Socavón, iluminándola con la Palabra de Dios, profundizando sus raíces bíblicas y orientándola a la centralidad de Cristo, que la Imagen de la Virgen Candelaria nos
ofrece como luz de todos los pueblos.
Nos ha inspirado siempre la pasión por la Palabra de Dios. Por eso también la insistencia por la Lectio divina, el encuentro semanal con el evangelio.
Nos hemos preocupado que el acercamiento a la Palabra de Dios no fuera un ejercicio teórico, sino el camino para interpretar nuestra vida hoy, en la realidad concreta. Por eso la atención a los grandes problemas de nuestra sociedad, como la dignidad e igualdad de las personas, el respeto y la dignidad de la mujer, la ecología y el medio ambiente, la participación democrática, la justicia y la solidaridad, la fe y la cultura del pueblo, las grandes tradiciones de los pueblos originarios, etc.
Yo sé que todo esto va a seguir con la nueva comunidad del Santuario, que será necesario acompañar con el cariño y la cercanía
que yo mismo he conocido.
Me voy con la conciencia en paz, agradecido por tantas manifestaciones de cariño, y con la esperanza que si algo bueno hemos realizado en estos años, pueda tener continuidad y producir sus frutos.
Gracias infinitas a todos.
P. Bernardino Zanella