Internacional

“Nunca dejó la mano de su hija”: la terrible imagen de un padre roto aferrado a su hija muerta bajo los escombros en Turquía

Parece sólo un hombre abatido que espera con una montaña de escombros a su espalda. Pero hay algo más. Ese hombre se agarra a la mano de su hija, que ya no volverá a llegar tarde por las noches, ni a dejar los platos sucios sobre la mesa.
Él se llama Mesut y ella, Irmak. Tenía 15 años y debió morir a la hora de los sueños, cuando una brecha estuvo a punto de partir en dos el mundo.
Hace algunos años, un padre con miedo a morir le escribió un poema a su hija que decía: “Agárrate fuerte a mí, que esta noche es la más fría y no consigo dormir”. Se llamaba Enrique Urquijo y tres años después apareció muerto en un portal de la calle Espíritu Santo.
Y hace aún más tiempo, otro padre con miedo a morir – ¿será que en eso consiste ser padre? – escribió otro poema que empezaba: “Tú no puedes volver atrás, porque la vida ya te empuja, como un aullido interminable”. Se llamaba José Agustín Goytisolo y no sabía aún que esos versos para su hija Julia iban a ser su obra maestra.
Palabras para Julia, para María, para Irmak. Quizás el padre de la foto estuvo horas agarrado a la mano de su hija, mientras los equipos de emergencia buscaban entre aullidos interminables a los vivos. Mesut sabe que la mano de su hija es un calco de la suya, más pequeña y ahora más blanca, completamente blanca. La reconocería entre todas las manos del mundo.
Cuando yo era muy pequeña y mi mano aún cabía entera en la palma de mi padre, él me escribió esto: “Para vivir hay que olvidar, me dicen tus ojos tan abiertos esta tarde, tus ojos que resplandecen”. Pero se equivocaba. Cada día me miro las manos y sé que son un calco de las suyas, un poco más pequeñas. Vivimos sin olvidar que alguien nos agarró muy fuerte cuando teníamos miedo.
Fuente: El Mundo
Autor: ✍ @yverelmar