Análisis

Mons. Jesús Pérez: “La puerta”

El cuarto domingo de Pascua lleva el título de domingo del BUEN PASTOR. En todos nuestros templos, en la celebración eucarística, se nos invita a orar a Cristo como el Buen Pastor y como la Puerta que nos lleva al Reino y también a reflexionar en esta realidad de Cristo nuestro Salvador. Cristo es la Puerta de todos. Puerta significa acceso, entrada, mediación, acogida… Las palabras de Jesús se aplican, ante todo, a los pastores mismos, De ahí, que desde el Papa beato Pablo VI se viene celebrando con gran éxito la JORNADA MUNDIAL DE ORACIONES POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES Y RELIGIOSAS. Es una ocasión propicia esta Jornada para reflexionar acerca de la actitud de tantos padres de familia y otros allegados que se oponen a la vocación sacerdotal de sus hijos y a la vida religiosa de sus hijas. Cristo nos dice: “recen al Dueño de las mies para que envíe trabajadores a su mies”. Hoy es ante todo una Jornada de Oración.

La Palabra de Dios nos invita a reflexionar sobre Cristo que se autoproclama Buen Pastor y la Puerta para entrar en su reino. El amor es la puerta de acceso al corazón y a la vida de cualquier persona. Jesús entra por esa puerta porque nos ama infinitamente. Los fariseos y escribas que pretendieron inmiscuirse en la vida ajena por la fuerza de la ley o la razón, son como ladrones y salteadores. Hay una hermosa lección para todos los padres de familia y para cuántos están constituidos en autoridad. Aún entre esposos o ante padres e hijos, hay que saber ganarse la admisión a la intimidad del otro, esmerándose en ser y mostrarse compasivos, cariñosos, atentos, serviciales. Hay que saber llamar a la puerta con suavidad y esperar pacientemente a que se abra. De lo contrario seremos del número de los ladrones y salteadores.

Los judíos no entendieron a Jesús cuando dijo: “Yo soy el Buen Pastor”, “Yo soy la Puerta, y añade: “quienes quieren prescindir de él y entrar por otros lados al corral, son ladrones y salteadores. Jesús es la puerta porque él es el acceso. Por él llegamos a la intimidad con el Padre celestial. Nadie va al Padre sino por él. Ninguna doctrina, ninguna técnica elaborada, ninguna conducta decente podrían por sí mismas hacernos entrar en la intimidad del Padre. Jesús es también la puerta para la convivencia fraterna. ¡Qué hermoso estar e intimar con Cristo!

Cristo, como pastor y puerta es nuestra vida. Él nos dice: “He venido para que tenga vida y vida en abundancia”. Cristo, el Buen Pastor, nos conoce personalmente y nos abre la puerta de la vida. Todo se inició en nosotros, el hermoso día del nacimiento espiritual, el día del bautismo. Qué pena que tantos cristianos olviden la grandeza del bautismo y que no la saboreen en el vivir diario. Cristo no es una mera acción momentánea en el bautismo o una verdad que afirmamos en el credo. Sino que Él es el que alienta y da vida continuadamente como Buen pastor que es. Él es el que impulsa a vivir el amor sin límites. Por Cristo-Puerta se vive un nuevo estilo de vida, hecho de amor, de paz y de libertad interior. Quien pasa por la Puerta se mueve libremente, entra y sale y encuentra el alimento necesario para tener vida. Jesús es la puerta para llegar al Padre. Jesús es camino y meta, es puerta y corral. Él es el cielo en la tierra. ¿Por qué no vivir esta realidad maravillosa que Jesús nos da cada día? Intentemos hacerlo. No tengamos miedo.

Sucre, 7 de mayo de 2017

Fray Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
Arzobispo emérito de Sucre