Nacional Pando

Mons. Eugenio Coter: “La Iglesia ha emprendido ya un camino de conversión y de cambio, desde ninguna protección a los autores de estos hechos de pedofilia”.

“No se hará justicia sin abrir la posibilidad que las personas que llevan sufrimiento por todos estos hechos sean apoyadas, acompañadas, sostenidas”.
“Nuestra esperanza es fundamentada en Jesucristo que es capaz de cambiar la historia de la humanidad”.
“Dios es vida no solo en la eternidad, es vida hoy, es vida en el presente, es vida en el camino”.
El Papa Juan Pablo II decía a los jóvenes: “Sepan dar razón de la esperanza que está en ustedes”.
“Siguiendo a Jesucristo somos capaces de cambiar una historia humana cargada de límites y de fragilidad en una historia de salvación”.
“No es el templo el lugar donde encontrar a Dios, es dentro de nuestra historia, dentro de nuestro corazón”.
“No se hará justicia sin abrir la posibilidad que las personas que llevan sufrimiento por todos estos hechos sean apoyadas, acompañadas, sostenidas”.
“Hacer justicia es también denunciar y reconocer que ha habido una historia de pecado”.
“Hacer justicia es también reconocer que no es solo una historia de pecado, ha habido también una historia de bien y de positividad”.
“Lavar al niño, sacar al niño, y después tirar el agua sucia, esto es lo que tenemos que hacer”.
Tenemos un código de comportamiento, todos los que trabajamos en la Iglesia estamos llamados a respetar”.
“Que sirva de ejemplo a muchas otras realidades y en las familias porque la mayoría de estos hechos se dan en contexto de familia”.
 
Homilía de Mons. Eugenio Coter
Obispo del Vicariato Apostólico de Pando
Presidente de la Comisión Episcopal de Comunicación
Mayo 14 de 2023

 

“Esten siempre dispuestos a dar razón a cualquiera que les pida la esperanza que ustedes tienen”.

Subrayando lo que en la segunda lectura se nos ha dicho, al comienzo: Esten siempre dispuestos a defenderse delante de cualquier que le pida la razón de la Esperanza que ustedes tienen. La traducción no va, no es a “defenderse”, el texto de San Pedro por lo menos las biblias de estudio, las fundamentales dicen: “Estén siempre dispuestos a dar razón a cualquiera que les pida la esperanza que ustedes tienen, o que está en ustedes”.

“cristianos, estamos llamados a dar testimonio de esperanza en el mundo”.

Cristianos estamos llamados a dar testimonio de esperanza en el mundo, en este mundo hecho de guerra, de dificultades, de confrontación, pero también de fragilidad y de pecado como estamos experimentando en esta temporada. Estamos llamados a dar razón de la esperanza que tenemos. Esperanza que ante todo es Jesucristo, la esperanza es esta presencia de Dios en nuestra vida y entonces esta presencia de Dios es la que me ayuda a crecer, a madurar en la madurez humana y cristiana a superar la historia de pecado que marca a la humanidad, es un camino que siempre acompañará la humanidad.

“Todo lo que ha hecho Dios es algo que cambia la historia de la humanidad”.

Pero todo esto vivido con un corazón libre y con un corazón capaz de saber que todo lo que ha hecho Jesús no es inútil, todo lo que ha hecho Dios es algo que cambia la historia de la humanidad. Puede que nuestra humanidad siga experimentando fragilidad o pecado, pero esta historia es cambiada y Cristo se hará plenitud paulatinamente siendo en nuestra vida como en la vida del mundo.

“Nuestra esperanza es fundamentada en Jesucristo que es capaz de cambiar la historia de la humanidad”.

Entonces en medio de todas las dificultades de todas las familias, hasta de todas las repercusiones el cristiano es capaz de esperanza, nuestro mundo es un mundo pobre de esperanza, nuestro mundo fatiga a creer en un mundo mejor y la esperanza que tenemos es fundamentada en Jesucristo que es capaz de cambiar la historia de la humanidad.

“Dios es vida no solo en la eternidad, es vida hoy, es vida en el presente, es vida en el camino”.

¿Pasa esta historia a través del mal y del sufrimiento? Ciertamente, pero el cristiano sabe también que esto no es inútil ante los ojos de Dios y todo esto ayuda a crecer y madurar y ayuda en esta plenitud del encuentro con Dios que es vida y es vida no solo en la eternidad, es vida hoy, es vida en el presente, es vida en el camino que se está haciendo.

El Papa Juan Pablo II decía a los jóvenes: “Sepan dar razón de la esperanza que está en ustedes”.

Esto es lo que es el fundamento de la esperanza y este pasaje de Pedro que ha marcado varios años de trabajo pastoral ya el tiempo del Papa Juan Pablo II, llevamos en el corazón y el Papa lo decía sobre todo a los jóvenes, “sepan dar razón de la esperanza que está en ustedes”. Ciertamente dice, háganlo con suavidad y respeto, con tranquilidad de conciencia.

“Siguiendo a Jesucristo somos capaces de cambiar una historia humana cargada de límites y de fragilidad en una historia de salvación”.

El hecho de tener una esperanza fundada en Jesucristo, no nos hace prepotentes frente al mundo, no nos hace tampoco violentos frente al mundo. Nos hace atentos, suaves que actúan por respeto y este es el testimonio que damos, es un testimonio que ofrece y que es vivido y por eso ofrece y se vuelve razón de esperanza en medio de las dificultades, en medio de la prueba, en medio de la fatiga hasta reconociendo la fragilidad o el pecado que tenemos pero seguimos teniendo el corazón abierto porque todo esto ya es superado en Jesucristo y nosotros siguiendo a Jesucristo lo superamos, lo vencemos, lo cambiamos, somos capaces de cambiar una historia humana, cargada de límites y de fragilidad, cambiarla en una historia de salvación. Este es el primer anuncio que encontramos.

“Dios tomará morada en nosotros si lo amamos, la expresión del amor es vivir sus mandamientos”.

Quiero destacar otro que está en el Evangelio, estamos siguiendo la lectura del discurso de la última cena, entonces el testamento de Jesús. Y lo que Juan el apóstol que ha estado en que nos recuerda frente a la resurrección este testamento de Jesús, nos dice esto: Dios tomará morada en nosotros si lo amamos, la expresión del amor es vivir sus mandamientos, no los mandamientos de Moisés, sino los mandamientos de Jesús. El mandamiento de Jesús se resume en amar a Dios y amar al prójimo, en el servir. Y en las páginas de la bienaventuranza, estos son los mandamientos que nos da, que no está midiendo las acciones sino las intenciones del corazón.

“Los mandamientos de Jesús no se contraponen a los mandamientos de Moisés, pero son otro estilo, son otra manera de ser”.

Pero vivir todo esto es vivir la expresión de este amor a Dios, si amamos a Dios respetamos los mandamientos, si no respetamos los mandamientos, es un signo claro que nuestro amor a Dios es frágil o hasta no hay. Podemos ser personas de religión sin amar a Dios, podemos ser personas de religión y hasta con práctica religiosa sin en realidad haber abierto el corazón a esta experiencia y a Dios, un Dios de comunión y un Dios que es amor. Entonces los mandamientos de Jesús no se contraponen, no destruyen los mandamientos de Moisés, pero son otro estilo, son otra manera de ser.

“No es el templo el lugar donde encontrar a Dios, es dentro de nuestra historia, dentro de nuestro corazón”.

Frente a esto, mientras los fariseos y escribas dicen: “Dios está presente en el templo, entonces si quieres encontrar a Dios tienes que ir al templo” Jesús dice que “el que respeta los mandamientos, el que ama al Señor recibirá esta presencia del Señor y del padre en su vida”. ¿Dónde vamos a encontrar al Señor? En nuestra vida, en nuestro corazón, dentro de esta experiencia, ya no es el templo el lugar donde encontrar a Dios, es dentro de nuestra historia, dentro de nuestro corazón.

“El Paráclito es el espíritu de Dios que da testimonio por nosotros, que dice esto es uno que se deja conducir por Dios”.

Es este el lugar del encuentro con Dios, un encuentro que nos hace capaces de cambiar la historia, la historia de la vida, la historia del mundo y nos hace capaces de hacer crecer el bien, por eso nos promete el Paráclito. El paráclito es el que te acompaña, es el consolador, la palabra viene de origen griego, en castellano no se utiliza ni en los idiomas modernos, pero el Paráclito era el que te hacia de abogado defensor y no solo cuando en el mundo hebraico no había el abogado defensor, uno tenía que defenderse solo, pero si no lograba era fácil que alguien que lo amaba, que lo quería se le acercara y diera testimonio por él, no solo una defensa, dar un testimonio por esta persona el Paráclito es el espíritu de Dios que da testimonio por nosotros, que dice esto es uno que se deja conducir por Dios. Espíritu Santo, es esta fortaleza que da testimonio para que nos dejemos conducir por Dios. Esto es cuanto encontramos, parte de lo que encontramos hoy en el Evangelio y todo esto con espíritu de la verdad.

“No se hará justicia sin abrir la posibilidad que las personas que llevan sufrimiento por todos estos hechos sean apoyadas, acompañadas, sostenidas”.

Permítanme una palabra sobre todo los escándalos que están saliendo en nuestra realidad, en nuestra Iglesia de manera fuerte en esta temporada, seguramente es importante hacer justicia, pero tomando en cuenta que no se hará justicia sin abrir la posibilidad que las personas que llevan sufrimiento por todos estos hechos sean apoyadas, sean acompañadas, sean sostenidas con asistencia terapéutica, espiritual, psicológica y esto será un paso importante.

“Hacer justicia es también denunciar y reconocer que ha habido una historia de pecado”.

Hacer justicia es también denunciar y reconocer que ahí ha habido una historia de pecado y esto nos duele, pero no nos escandaliza en la historia del mundo, lo conocemos bien.

“Hacer justicia es también reconocer que no es solo una historia de pecado, ha habido también una historia de bien y de positividad”.

Hacer justicia también es reconocer que no es solo una historia de pecado, ha habido también una historia de bien y de positividad en estas instituciones y con esto no es una razón de destruir todo bien y mal.

“Lavar al niño, sacar al niño, y después tirar el agua sucia, esto es lo que tenemos que hacer”.

En nuestros estudios de Teología siempre nos hacían un ejemplo, cuando una mamá lava al niño en el bañador, al final no agarra el bañador con el niño adentro y el agua sucia y tira todo, saca el niño y después tira el agua sucia, esto es lo que tenemos que hacer.

“La Iglesia ha emprendido ya un camino de conversión y de cambio desde ninguna protección a los autores de estos hechos de pedofilia”.

Y con una conciencia ciertamente que la verdad nos hace libres, lo dice el evangelio y nosotros hemos recibido un espíritu de verdad y entonces sabemos enfrentar todo esto, pero en el mismo tiempo reconocemos que la Iglesia ha emprendido ya un camino de conversión y de cambio, desde ninguna protección a los autores de estos hechos de pedofilia estoy hablando, ninguna protección de esto, la claridad en la Justicia pero un trabajo de prevención, un trabajo de verificar que los que trabajan con los menores sean cuidados y sean valorados que son aptos para estos trabajos.

Tenemos un código de comportamiento, todos los que trabajamos en la Iglesia estamos llamados a respetar”.

En el país tenemos un código de comportamiento, todos los que trabajamos en la Iglesia estamos llamados a respetar. En nuestro Vicariato desde el 2021 que catequistas, animadores, profesores, porteros, sacerdotes, religiosas lo hemos asumido y firmado y asumido que esta es la regla que tenemos que respetar, propio porque no tengamos que curar, tengamos que prevenir, pero todo esto con serenidad, ciertamente con justicia, con tranquilidad.

“Que sirva de ejemplo a muchas otras realidades y en las familias porque la mayoría de estos hechos se dan en contexto de familia”.

Pero también permítanme decir que todo esto sirva de ejemplo a muchas otras realidades y en las familias porque la mayoría de estos hechos se dan en un contexto de familia, se dan en un contexto de dificultad y aquí como cristianos debemos tener los ojos abiertos sin volvernos psicóticos pero los ojos abiertos porque no hagamos víctimas, ni en nuestras familias ni en otras instituciones.

Que sea el compromiso de estos cristianos capaces de dar razón de la esperanza que nos anima, capaces del espíritu de verdad y en el mismo tiempo capaces de cambio, de amor verdadero que se hace servicio.

Que el Espíritu Paráclito nos ayude en estos desafíos.