Sucre

La Iglesia Católica en Sucre llama a sanar las cicatrices y a la reconciliación

EL ARZOBISPO DE SUCRE MONSEÑOR JESÚS JUÁREZ, CELEBRÓ EL TEDEUM. 

Pidió que Sucre sea la ciudad de Dios reconciliada, basada en la verdad y el amor. 

La Iglesia Católica en ocasión de la celebración de los 204 años del Primer Grito de Libertad en América Latina pidió a las autoridades emprender un camino de “sanación sin cicatrices”, para gobernar en “unidad reconciliada” y así hacer de Sucre la morada de Dios.

A las 8:30, el arzobispo de Sucre, monseñor Jesús Juárez, inició la celebración del Tedeum con la presencia de autoridades judiciales, representantes nacionales, departamentales y locales, pero no estuvieron los máximos delegados de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, ni de la Gobernación.

En su homilía, Juárez pidió que se eleven oraciones, peticiones y acciones de gracias por los gobernantes pidiendo “dignidad y justicia” para el pueblo.

Dijo que en el país y en Sucre han sucedido muchas cosas y que por eso sus habitantes deben ser capaces de “perdonar y recibir el perdón”, para de esa manera lograr una “sanación sin cicatrices”.

Para que las heridas se pierdan y no quedan cicatrices, porque al mirarlas uno las recuerda y duele, es importante poner en práctica lo que caracteriza a todo bautizado: el amor, expresó monseñor.

Pidió que Sucre sea la ciudad de Dios reconciliada, basada en la verdad porque el pueblo creyente está llamado a luchar por la paz. Esto es posible “si luchamos por la igualdad” entre todos.

Dijo que es importante progresar en estos valores universales, morales y evangélicos. “Seremos una ciudad de Dios si cumplimos con la ley y sus dictámenes”, señaló.

Dirigiéndose a la feligresía, les invocó a que sean verdaderos cristianos llegando a Jesús y cumplir el mandamiento de la Palabra, para así convertirse en servidores de los demás; sobre todo de los más necesitados y de los más pobres.

A los más pobres

Monseñor Jesús Juarez instó a los feligreses convertirse en servidores, especialmente de los más necesitados y de los más pobres, para hacer de Sucre la ciudad de Dios.