Siempre encontré respuestas en la Biblia
“A mi me gustaba ese Jesús que se acercaba a los enfermos, que conversaba, que comía con esa gente a la que hacen referencias los evangelios” dice Rosendo Gualima Tonere mientras recuerda que desde adolescente se sintió atraído por la idea de ser misionero. Hoy Rosendo Gualima tiene 29 años de edad y después de haber perseverado por once años en la Congregación de Misioneros Claretianos, recibirá la ordenación sacerdotal de manos de Monseñor Sergio Gualberti, arzobispo coadjutor de Santa Cruz, este próximo sábado 28 de abril en la Catedral de Santa Cruz a las 16:30 horas.
El Diácono Rosendo Gualima Padilla es hijo de don Nazario Gualima Tonere y doña María Esther Padilla, familia proveniente de Santa Ana del Yacuma. A la edad de doce años emigró con toda su familia a Guayaramerín. Allí vivió hasta los 16 años antes de conocer a la Congregación de Misioneros Claretianos, carisma que lo enamoró y lo llevó a perseverar por once años en este camino.
Para conocer ese camino que lo lleva a convertirse en sacerdote, conversamos con Rosendo quien desde el principio nos cuenta cómo la Biblia fue la gran protagonista de su inquietud vocacional “Siempre sentía como una necesidad de anunciar un mensaje, de decir cosas buenas a la gente porque leía la biblia, era uno de mis pasatiempos”.
Rosendo también afirma que siempre le llamó la atención eso de ser Misionero y ya desde los 14 años este joven mostró un espíritu inquieto y la habilidad de contraponer las cosas que sucedían en su comunidad (Guayaramerín) con el mensaje del evangelio “no podía concebir como habiendo mensajes tan buenos en la Biblia el mundo podía estar así, cómo las familias podían tener tantos problemas o cómo existía tanta pobreza si podía ser fácil compartir” afirma Rosendo que frente a tanta miseria moral y espiritual se decía a sí mismo “tiene que haber algo diferente”.
Ciertamente, al mirar a Jesús que enseñaba y compartía, que se solidarizaba con los más pobres “encontraba respuestas” a sus inquietudes y aunque “No entendía el análisis de la Biblia, no entendía de contextos y problemas sociales-dice Rosendo- me era fácil entender que hay pobres y ricos, que hay gente que sufre más que otras y a mi me gustaba ese Jesús que se acercaba a los enfermos, que conversaba, que comía con esa gente a la que hacen referencias los evangelios”.
Cierto día recibió de una religiosa la invitación para ser catequista. Sin de qué se trataba se acercó a la parroquia y preguntó, después se bautizó y dio su primera comunión para poder ser catequista.
Al salir bachiller en su cabeza ya rondaba la idea de ser Misionero Claretiano, sin embargo, jugaban en contra la presión de sus amigos y su familia a quien en ese momento no le agradaba mucho la idea de que Rosendo fuera sacerdote. Así, el joven de 16 años decidió ingresar al Servicio Militar con la esperanza de que después de un año se le quiten las ganas de ir al seminario.
Dios tiene un plan para cada uno, eso queda claro para Rosendo que después de un año en el ejercito y con la propuesta de una beca para estudiar en el Colegio Militar estaba convencido que ese no era el horizonte de su vida “el ejército en vez de alejarme me aclaró el panorama de lo que debía hacer”.
A pesar de ello tenía miedo. Ciertamente, para ningún joven es fácil tomar decisiones definitivas. Son muchos los miedos y las dudas ¿se pierden las libertades? ¿Podré ser sacerdote? ¿No es demasiado lo que me pide Dios? Por eso como él declara “Fui al seminario para demostrarme que no servia para esto. Sin embargo después de la experiencia me pareció genial el estilo de vida, conocí de qué se trataba realmente ser Misionero Claretiano y me enamore (…) sentía que mis intenciones, mis deseos y lo que yo soñaba sintonizaba mucho con las personas que viví y el ideal claretiano así que seguí”
Han pasado once años desde aquella decisión de continuar el Camino Claretiano y ahora que está próximo a ser ordenado sacerdote, le preguntamos ¿Que significa ser misionero Claretiano?
Rosendo: Significa gastarse, dar la vida por nuestros hermanos. Ahora mismo estoy trabajando –como Diacono- con los hermanos indígenas en la selva peruana, viviendo por el rio, no teniendo cama, con algunas incomodidades, pero eso con gusto porque siento que estoy gastando mi vida por algo que vale la pena, estoy haciendo realidad eso que sentía desde pequeño, mis deseos de ayudar y compartir con los demás. A veces siento que no hago mucho, pero si vivo y doy algo mío y eso es lo más importante”.
¿Que se necesita para ser misionero?
R: Lo primero es la experiencia de Dios y Dios a todos nos abre puertas. La segunda es la capacidad de decidir por lo que uno cree que debe hacer. Se necesita sinceridad con uno mismo para responder y para buscar algo distinto.
¿Qué puedes decirle a los jóvenes que tal vez están con alguna inquietud vocacional?
R: Simplemente decirles que lo importante es querer escuchar a Dios porque de una u otra manera Él siempre nos habla, siempre busca maneras de hacerse entender. Y escucharle nos va dejar abiertos a buscar alguna alternativa de cómo servirle, de qué vocación o hacia qué nos esta llamando para servir a nuestros hermanos.
“Me siento parte de la Iglesia y ahora más que nunca experimento esto de ser parte de la Iglesia” dice Rosendo mientras asegura sentirse nervioso y sereno a la Vez. Lo cierto es que este sábado ingresará a formar parte del orden sacerdotal para convertirse, por la gracia de Dios derramada en el ministerio sacerdotal, en otro Cristo.
Los Claretianos en Bolivia. Llegaron al país a principios de Siglo (1.900), actualmente son 40 (aprox.) misioneros que se encuentran en tres zonas de misión, a saber, Guayaramerin, Bermejo y el norte de Potosí. Tiene la alegría de haber tenidos dos Obispos Claretianos en Bolivia, Monseñor Font en Tarija y Monseñor Abel Antezana quien fuera el primer Obispo de la ciudad de La Paz.