Análisis

HACE 41 AÑOS, UN CONFLICTO POR DÍA

Según un informe de la Fundación Unir Bolivia, el nivel de conflictividad ha aumentado significativamente en los últimos meses en el país. Los datos son escalofriantes. Sólo en febrero se registraron 97 casos. En el año 2007, en el mismo mes, sólo se habían registrado seis conflictos sociales.

El informe también registra que se produjeron 242 manifestaciones. Si optamos por una perspectiva histórica, en 41 años Bolivia ha tenido un conflicto y medio por día, este resultado sale de dividir las 14.000 días huelgas y paros registrados entre los 9.600 días laborales que tienen estas cuatro décadas. Quiere decir que todos estos años, algo que no paró nunca en Bolivia fueron los conflictos. Todo santo día alguien ha estado protestando por buenas o malas razones. Ciertamente éste es un récord para el libro Guinness que deberíamos registrarlo.

En la era democrática, que se inicia a mediados de la década de los años 80, la administración del Gobierno de Hernán Siles tenía el récord de huelgas, paros y otros eventos, 1.825, lo que da un promedio de 54 eventos por mes. Cabe recordar que éste fue el periodo de la hiperinflación que destruyó a la economía boliviana.

Durante la gestión Paz Estenssoro hubo 1.180 problemas sociales, con un promedio de 24,6. Como recordarán, aquí se inició el periodo neoliberal.

Paz Zamora tuvo 968 huelgas y movilizaciones, lo que significa un promedio mensual de 20,2. En el primer Gobierno de Sánchez de Lozada se verificaron 631 conflictos, el promedio mensual fue 13,1. El Gobierno del general Banzer tuvo 1.364 eventos. Jorge Quiroga 355 y el segundo Gobierno de Sánchez de Lozada registró 518 movilizaciones sociales.

El Gobierno de Carlos Mesa también registró una alta conflictividad con 1.042 eventos, lo que arroja un promedio de 52,4 por mes. La corta administración del presidente Eduardo Rodríguez tuvo 248 conflictos.

Si alguien piensa que con el presidente Evo, por ser un Gobierno de los movimientos sociales, la conflictividad tendería a disminuir, pues está redondamente engañado. Los conflictos aumentaron significativamente.

Los datos actuales del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) muestran que durante la administración del presidente Evo Morales, hasta diciembre de 2010, se habrían registrado 2.973 eventos, es decir, 50,4 conflictos por mes.

En 2011 y los primeros meses de 2012 los conflictos acumulados están cerca de 1.500. Por lo tanto, la administración Morales ha superado con creces el récord del presidente Siles Zuazo y a la fecha tendría en su haber algo como 4.473 conflictos.

Pero veamos con más detalle los conflictos sociales de febrero del año que transcurre, según el excelente trabajo de Unir. De los 97 paros o huelgas, el 28 por ciento se localizó en La Paz, en Cochabamba se registró el 14 por ciento, Santa Cruz y Tarija se ubicaron con el 13 por ciento. Si observamos los campos del conflicto, el 42 por ciento son de carácter institucional, es decir, que se rebelan contra alguna ley o decisión gubernamental. Los conflictos vinculados a temas económicos alcanzaron el 46 por ciento.

Los datos históricos provienen del trabajo “38 Años de conflictos sociales en Bolivia”, de Roberto Laserna y Miguel Villarroel.

La información más reciente se encuentra en los informes de Unir sobre Conflictividad.

Los paros y huelgas perjudican el crecimiento económico. Las vías más conocidas a través de las cuales los conflictos sociales afectan el desempeño económico de un país son: 1) A mayor cantidad de huelgas, menores serán los días trabajados, lo que compromete la productividad media de la economía. 2) Las huelgas y bloqueos crean un clima de incertidumbre macroeconómica, política y social, que desestimulan las inversiones. 3) Reivindicaciones sociales exitosas capturan rentas estatales dejando menos recursos para la inversión pública.

Los conflictos sociales hacen parte de una sociedad democrática. No se trata de negarlos, sino de crear una institucionalidad que ayude a mediar las diferencias entre los actores económicos y sociales para que no todos terminen en las calles. Entre algunos ejemplos de institucionalidad, sea de carácter organizacional o instrumental, podemos mencionar: consejos de desarrollo productivos con la participación de trabajadores, productores, empresarios y Gobierno; pactos económicos que se traduzcan en presupuestos plurianuales que establezcan metas pactadas de inflación, reajuste salarial, metas de productividad, inversión y empleo; negociaciones colectivas entre trabajadores y empresarios; redes de protección social en casos de crisis. El Gobierno no sigue ninguna de estas opciones para administrar los conflictos, sigue apostando a la confrontación y a una desgastante negociación bilateral. En materia de conflictos sociales muy pocas cosas han cambiado, seguimos registrando más de un conflicto por día hace 41 años.

El autor es economista