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“Dios me enamoró y dije sí”. Magdalena, Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús

Magdalena Calcina es hermana de la congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Ella ingresó al postulando hace 13 años junto a otras 12 chicas en toda Latinoamérica. Sin embargo, esta gestión no recibieron a ninguna nueva.  

Esta congregación tiene como sede Latinoamericana. La misma es administrada por las que trabajan en el colegio conocido como “Irlandés”.

Magdalena cuenta que como cualquier persona, en algún momento de su vida pensó en casarse y formar una familia. Sin embargo, Dios tenía un plan diferente para ella, quien no se resistió al llamado y respondió con un sí que hasta el día de hoy mantiene.

Sentí algo desde mi primera comunión. En la confirmación comencé a enamorarme y fue en mi promoción en Toro Toro cuando sentí el llamado”, explicó Magdalena.  

Según comenta fue un periodo de mucho discernimiento, porque se trataba de una decisión importante. Debía dejarlo todo para seguir el plan de Dios. Y después de mucha oración y cuestionarse sobre lo que el Señor quería para ella, decidió dar el sí. De este modo, se postuló a la congregación de las Esclavas.      

Una de las principales dificultades para Magdalena fue dejar a sus hermanas. Porque como parte de su formación debía viajar a otros países y ella es la mayor de dos hermanas que viven sin sus padres. De todos modos, ella se sintió consolada por su comunidad que la acogía con los brazos abiertos y del mismo modo a su familia.

Por otro lado, comenta que lo más hermoso es confirmar día a día el llamado y decir que sí. Para ella, seguir a Dios es como un noviazgo, donde el Señor la enamora todos los días con pequeños pero bellos detalles, que la hacen sentirse amada.

Magdalena considera que uno de los principales motivos para la carencia de vocaciones es la disgregación familiar. Pues muchos jóvenes no tienen un núcleo consolidado y católico que promueva y fortalezca su fe. Ella menciona que en las entrevistas a muchos jóvenes del colegio se encuentra impresionada con algunas historias de vida y la vocación que existe en los corazones de estos adolescentes. Por ello, menciona que la congregación, a través del colegio, está haciendo énfasis en la familia.

Otro problema es la falta de compromiso, pues muchos de ellos temen tomar una decisión y asumirla. Esto se puede ver incluso en el noviazgo de los jóvenes que constantemente cambian de pareja.

Sin embargo, algo que llama la atención a Magdalena es que en Latinoamérica cayó el número de vocaciones, pero en países como Vietnam recibieron este año a 20 nuevas postulantes. Pese a que en este país la congregación no se encuentra reconocida, pues la población católica es muy reducida.  

De todos modos, Magdalena mantiene la confianza de que aunque se pueda perder en cantidad, no se pierde en calidad y eso debe ser una constante. Asimismo cree que es una etapa y ya llegará otra que puede ser mucho mejor.