Análisis

DÍA INTERNACIONAL DE LA PAZ

Si en cada ser humano, de una u otra cultura, ayer y hoy, persiste el anhelo de paz, que, a la vez, se expresa en la necesidad de justicia, convivencia, amor y hermandad, seguramente es porque en definitiva, la paz es parte constitutiva de lo humano en tanto que éste es consciente de esa preciosa posibilidad.

La paz ha sido expresada en diferentes culturas como estados de armonía y equilibrio, sustentados en procesos de consciencia plena. Si se quiere, la paz es un estado absoluto de consciencia y serenidad. Los paraísos como el Ah Toltec maya, el Dilmum sumerio, el Vegueta andino, el Edén hebreo, o la ciudad del Abuelo de los guarayos, pueden comprenderse también como esas aspiraciones y realizaciones irrenunciables del ser.

Sin embargo, cuando se plantea la Cultura de Paz como tal, aquella comprensión interna y espiritual, avanza hacia una dimensión socio/histórica concreta y activa que aspira a interpelar, sobre todo, las formas dadas y sus resultados respecto a la convivencia humana entre comunidades locales y naciones, cuyo máxima aberración que aún estremece fueron las dos guerras mundiales.

Esto es, que la paz de la consciencia armónica que alcanzó en su realización personal e histórica Gandhi, debe en estos tiempos ahora lograr una dimensión política, social, medioambiental  a escala personal, local, nacional y mundial.

Por tanto, la cultura de paz se convierte en una poderosa interpelación a la Modernidad si se entiende a ésta como un modelo asimétrico en la resolución de conflictos que se solventó, de hecho, en la dicotomía de vindicar siempre una victoria de cualquier forma, por lo general falsa, sobre la alteridad.

Pero en ambos casos, ya en la consciencia armónica o en la consciencia social e histórica, la paz querella las formas destructivas de morar en el mundo.

En su momento escribía Cortázar, “Tenemos que obligar a la realidad a que responda a nuestros sueños. Hay que seguir soñando hasta abolir la falsa frontera entre lo ilusorio y lo tangible, hasta realizarnos y descubrirnos que el paraíso estaba ahí a la vuelta de todas las esquinas”.

De ese modo declara el Manifiesto: Cultura de paz: armonía entre poder y amor de la Fundación UNIR y otras instituciones nacionales: “Esta fecha, 21 de septiembre, Día Internacional de la Paz, es el hito que nos permite aunar esfuerzos para la construcción de cultura de paz, y en esta gestión 2012 nos apremia a considerar que no puede haber un futuro sostenible sin una paz con poder y amor, pues, como expresa el ubuntu, ninguno de nosotros puede sentirse feliz, si hay otros que están tristes”.