Análisis

COMO PARA NO CREER

A propósito del informe de gestión del presidente Morales donde pide a los medios estatales “dar cobertura a todos y a todas incluidos los políticos opositores”, le habrá sido tan evidente al Primer Mandatario la unidireccionalidad informativa de los medios estatales que hizo tal solicitud públicamente en favor de una cobertura informativa más pluralista.

La credibilidad es el valor más preciado de un medio informativo, que no debiera estar en discusión, más aún si estamos hablando de medios estatales, porque se entiende que al depender del Estado éstos velan por la pluralidad, ecuanimidad y equilibrio informativo. Pero al respecto, se supone mal, pues así lo confirmó el presidente Morales al demandar que se escuche su pedido por un trabajo informativo plural en los medios de comunicación estatales.

Y es aquí donde radica el problema y que finalmente la primera autoridad política del país pone en evidencia pública. Ello motiva a preguntamos ¿Cómo debieran ser manejados los medios estatales para que dejen de ser medios gubernamentales? Entendemos que los medios informativos dependientes del Estado, y precisamente por esa su condición, debieran constituirse en medios públicos que atiendan el interés general y, por tanto, ser manejados por profesionales de comunicación que tengan como premisa salvaguardar el derecho a la información y a la comunicación de todos los actores sociales. Es decir, que respondan a éstos, lo que en pocas palabras significa que sean medios democráticos.

Es una tarea difícil y por demás complicada, más aun cuando los medios estatales hasta ahora han servido de difusores gubernamentales. “No hay por qué coartar a ninguno porque todos tienen derecho a hablar; si han tergiversado o mentido, que nos permitan aclarar oportunamente en los medios de comunicación”, decía el presidente Morales, lo que significa que, más allá de haberse coartado la libertad de expresión,  sólo hay una forma de ver las cosas: frente a los otros puntos de vista —a los que desde ahora se les permitirá expresarse en medios estatales— podrán ser aclarados todo lo que se entienda como tergiversación o mentira.

En fin, con todo y aunque no se crea, se dio un primer paso al reconocer que los medios estatales no le daban cobertura  a los “ otros”, y que en adelante se darán a la tarea de empezar a disponer de una agenda temática que atienda el interés público, garantizando información que —aunque contrapuesta— sea pluralista. Es como para no creer.