Análisis

A LOS QUE QUIEREN ERRADICAR LA LIBERTAD DE PRENSA

Una vez más, como en muchísimas otras, los periodistas han demostrado por qué se debe defender la Libertad de Prensa cuando lo que parecía un simple choque de un vehículo oficial terminó siendo un hecho que complicó las estructuras de dos instituciones estatales, una la Gobernación, y otra, la Unidad Operativa de Tránsito.

Tras 20 días de persistencia periodística y de innumerables intentos de callar a sus protagonistas, finalmente salió a la luz pública una verdad que se pretendía tapar con manipulaciones de informes, falsos testimonios, camufladas renuncias y engañosos anuncios de procesos internos. Los periodistas no doblaron el brazo y obligaron a reconocer que del simple hecho hay algo que no cuadra y que hace presumir que en el fondo de pretende proteger a alguien.

La gente de a pie se pregunta en su simpleza: ¿cómo es posible que un perito oficial de la policía pueda ser engañado por un chofer que le cuenta un fantasioso accidente? ¿Cómo es posible que un oficial asuma el cuento y le informe a su superior sobre lo que no vio? Y finalmente, y aquí está lo más grave, ¿cómo es posible que el Gobernador le informe a la gente sobre algo que nunca pasó?

Si los periodistas no hubieran sido acuciosos, incrédulos y fríos a la hora de evaluar los hechos, la cosa habría pasado como tal vez muchas otras y los protagonistas, impunes, habrían estado listos para la próxima.

Felizmente para la verdad no fue así. La prensa llegó al fondo, por lo menos cumplió su misión demostrando que para eso sirve lo que defiende, su libertad, esa que los políticos y otros funcionarios quieren mancillarla con argumentos que rayan en la complicidad de lo delictivo, lo corrupto y lo nefasto.

Ciertamente hay muchas preguntas sin resolver, verdades que descubrir, la gente quiere autoridades que ejerzan el principio de la transparencia y honestidad, no autoritarios, corruptibles, socapadores, tramposos e indignos capaces de torcer la verdad en beneficio propio o el de sus cómplices.

La prensa sólo hizo su trabajo, ni más ni menos. Perseveró y tuvo la suficiente solvencia para desmentir un informe entregado por el Gobernador al que aparentemente también engañaron. Esa es la diferencia entre la incesante búsqueda de la verdad como servicio del bien común, y el manejo del poder que no mira más allá de sus beneficios; por lo tanto, sólo así se explica que haya quienes ven en la libertad de prensa una permanente amenaza a la que hay que erradicar cuanto antes.

Para finalizar es importante reconocer el trabajo de los periodistas y conductores de TV que no se doblaron a las presiones externas, a las amenazas telefónicas y los permanentes amedrentamientos que no se hicieron públicos, por decisión propia y para no desviar la atención de lo que se estaba denunciando.

Esta vez fueron los colegas de la Red Uno Cochabamba, mañana serán periodistas de otros medios de comunicación que permanecerán incólumes en su defensa intransigente de búsqueda de la verdad.