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Renovemos nuestro compromiso en favor de la vida y el amor, la libertad y la verdad, la justicia y la paz: Mons. Gualberti

Un verdadero encuentro con Dios se da solo en una situación de libertad

 

Dios enseñó al pueblo a organizarse como pueblo libre de la opresión y de los ídolos paganos

 

El mal mueve la maldad, odio, violencia y guerra, causa hambre, migración y sufrimiento, promueve la muerte del otro… 

 

Trabajemos para desterrar todo lo que destruye la vida, que divide y humilla

 

Viernes 25 de marzo a las 12:00 Liturgia por la paz entre Rusia y Ucrania

 

Homilía de Mons. Sergio Gualberti 
Arzobispo de Santa Cruz, Bolivia
20 de marzo de 2022

Un apremiante llamado de Jesús a la conversión

En este 3er Domingo de Cuaresma la liturgia de la Palabra nos presenta la imagen de Dios liberador de su pueblo elegido esclavo en Egipto, y un apremiante llamado de Jesús a la conversión. El pasaje del libro del Éxodo, nos habla de la misión que Dios confía a Moisés en el desierto de Madián, donde él se había refugiado huyendo del faraón que lo perseguía por haber matado a un capataz egipcio.

Dios llama a Moisés

Mientras está pastando las ovejas de su suegro en las faldas del monte Horeb, Moisés se sorprende al ver una zarza que arde sin consumirse. Al acercarse para averiguar ese extraño fenómeno, una voz lo llama por nombre y le ordena de quitarse las sandalias y no acercarse, porque esa tierra es santa. Esa voz es la de Dios que se manifiesta en la zarza ardiente, signo de una presencia que no desvanece y que inflama el corazón del ser humano.

Un verdadero encuentro con Dios se da solo en una situación de libertad

Moisés está a solas ante Dios, en un encuentro impresionante que cambia por completo la vida de Moisés y la del pueblo de Israel esclavo en Egipto. Un verdadero encuentro con Dios, se da solo en una situación de libertad de tantas cosas que ocupan nuestra interioridad, quitándonos las sandalias de la presunción y de la soberbia y presentándonos ante Él como sencillas criaturas suyas.

Dios no puede quedarse indiferente ante tanta injusticia y opresión

A continuación Dios comparte con Moisés a su preocupación por el estado de esclavitud en que vive su pueblo elegido: “He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído su clamor,… conozco sus sufrimientos, por eso he bajado para librarlo del poder de los Egipcio”. Ya en estas palabras Dios da a conocer su manera de ser y de actuar: ha visto la esclavitud de su pueblo, ha oído sus gemidos y conoce sus sufrimientos; un conocimiento que brota del hecho de haber vivido y compartido la situación de su pueblo cautivo. Dios no puede quedarse indiferente ante tanta injusticia y opresión, por eso baja del cielo para liberarlo.

El rostro verdadero de nuestro Dios, es el rostro de la libertad y justicia al lado de los oprimidos

Aquí se manifiesta el rostro verdadero de nuestro Dios, el rostro de la libertad y la justicia que se pone a lado de los oprimidos y que interviene para liberarlos, prometiendo una tierra donde puedan vivir sin opresión y como hermanos. Luego Dios llama a Moisés para que colabore en esa misión: “Ahora ve, Yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo”. Moisés pone una gran objeción: todavía no conoce el nombre de Dios, expresión de su identidad, para que pueda presentarse ante los israelitas.

Dios está en nuestra historia humana, actúa a favor de los oprimidos y restablece la justicia y libertad

Dios responde a Moisés, que ya es su profeta y amigo, con un nombre que puede parecer misterioso: “Yo soy el que soy”. Este nombre significa que Dios se conoce por su manera de actuar, como a decir: “Yo soy el Dios que está al lado de mi pueblo como dador de vida y liberador”. Es significativo que Dios, desde su primer encuentro con Moisés, se manifieste como el que está metido en nuestra historia humana, que actúa en favor de los oprimidos y que restablece la justicia y la libertad.

Dios enseñó al pueblo a organizarse como pueblo libre de la opresión y de los ídolos paganos

De hecho Dios, representado por la nube que durante el día protege del sol abrazador y la columna de fuego que de noche alumbra el camino, encabezó la marcha de Moisés y los israelitas por el desierto y también los hizo pasar a pie el mar Rojo hacia la libertad de la tierra prometida. En los cuarenta años de travesía por el desierto, Dios enseño a ese grupo de esclavos a organizarse como pueblo libre de la opresión y de los ídolos paganos y los preparó para estrechar la alianza con Él, el único y verdadero Dios.

Dios escucha nuestros sinceros pedidos de auxilio y viene en nuestra ayuda

San Pablo, en la carta a los cristianos de Corinto, afirma que la experiencia del éxodo fue como el bautismo del pueblo de Israel y quetodo esto aconteció simbólicamente para ejemplo nuestro”. De hecho, también nosotros en nuestra vida pasamos por la experiencia del mal cuando, por nuestra debilidad, caemos bajo la esclavitud del pecado.

Pero Dios, así como escuchó el clamor de los israelitas, también escucha nuestros sinceros pedidos de auxilio y viene en nuestra ayuda. Lo único que Dios nos pide es que sepamos reconocer nuestros pecados y que seamos dispuestos a dejarnos corregir e iniciar un nuevo camino.

Jesús rechaza la imagen de un Dios vengativo que castiga a los que caen en el pecado.

Es lo que Jesús pide en el Evangelio de hoy, ante los comentarios de unas personas acerca de dos desgracias que habían conmocionado al pueblo judío. Jesús, deja en claro su posición: no hay relación entre esas tragedias y los posibles pecados de las víctimas: “¿Creen ustedes que esas personas sufrieron todo esto porque eran más pecadores? Les aseguro que no”. De esta manera, rechaza la imagen, que persiste todavía hoy en tantas personas, de un Dios vengativo que castiga a los que caen en el pecado.

El mal y la muerte están relacionados de forma misteriosa con el pecado

Por cierto, nuestra mente humana no encuentra una razón al porqué de la muerte de inocentes, de la maldad humana, de las desgracias provocadas por fenómenos naturales y de tantos otros males. No nos resignamos, y a menudo nuestra fe entra en crisis y hasta llegamos a cuestionar a Dios: “¿Por qué permite tanto dolor, sufrimiento y muerte?” Por cierto el mal y la muerte están relacionados en forma misteriosa con el pecado, sin embargo nuestro destino no escapa de las manos de Dios, porque Él, en Jesucristo ha hecho de nuestro mal un lugar de salvación, como dice San Pablo en la carta a los cristianos de Roma: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom 5,20).

El mal mueve la maldad, odio, violencia y guerra, causa hambre, migración y sufrimiento, promueve la muerte del otro…

En el pensamiento de Dios, el sufrimiento de por sí no es el mal. El mal es lo que mueve a la maldad, al odio, a la violencia y a la guerra, lo que causa el hambre, la migración y el sufrimiento de millones de personas y todo lo que intencionalmente promueve la muerte del otro y la destrucción del medio ambiente.

Dios nos llama a discenir cuál es la verdadera motivación de nuestra vida y de lo que pasa en el mundo

Hoy la palabra de Dios nos llama a ver lo que pasa en nuestra existencia desde la mirada del Padre que nos ama y quiere salvar, a ir a lo más profundo de nuestro ser y discernir cuál es la verdadera motivación de nuestra vida y de lo que pasa en el mundo. ¿Nos dejamos llevar por la lógica del pecado y la maldad, los apetitos desenfrenados, la codicia, la falta de respeto a la vida, actitudes estas que nos juzgan y condenan y que pueden producir un desenlace peor que si nos cayera encima una desgracia?

El Señor, un día nos va a pedir la cuenta de nuestros frutos

¿O nos mueve la lógica del creyente que vive según el criterio de Jesús, en constante actitud de producir buenos frutos, como nos indica la parábola de la higuera y el labrador? Cada uno de nosotros hemos recibido de Dios la capacidad de hacer el bien, de cultivar la justicia y la verdad y de mantener nuevas relaciones con los hermanos; por eso, el Señor, dueño de la higuera que somos nosotros, un día nos va pedir la cuenta de nuestros frutos.

Trabajemos para desterrar todo lo que destruye la vida, que divide y humilla

Jesús hoy nos suplica a convertirnos para que no caigamos víctimas de nuestros propios errores y que optemos por el reino de Dios, el plan salvación para la humanidad entera y el universo creado. Acojamos su invitación y trabajemos para desterrar todo lo que lo que destruye la vida, que divide y humilla, que enfrenta y somete al ser humano y renovemos nuestro compromiso en favor de la vida y el amor, la libertad y la verdad, la justicia y la paz.

El 25 de marzo a las 12:00 Liturgia por la paz entre Rusia y Ucrania, 

En este camino de conversión, nuestra Arquidiócesis adhiere de todo corazón a la iniciativa del Papa Francisco de “Consagrar Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María” en una liturgia por la paz, el 25 de marzo en la basílica de San Pedro del Vaticano. Nosotros lo haremos el mismo día a horas 12.00 en nuestra Catedral y les invito encarecidamente unirse todos en oración, para que cese esta desgracia, causa de tantos sufrimientos y muertes sobre todo de personas inocentes. Amén