El arzobispo de Santa Cruz al iniciar su homilia destacó la celebración de la Primera Jornada mundial de los pobres. Se trata de una actividad instituida por el Papa Francisco con el lema “No amemos de palabra sino con obras”. En ese contexto el Arzobispo llamó al pueblo boliviano a dar solidaridad y voz a las victimas del sistema egoista, injusto y excluyente. Asimismo pidio que se trabaje en la revalorización de la dignidad de la persona pobre.
Mons. Gualberti indicó que Los pobres no son un problema sino un recurso de inestimable valor por tanto acogerlos y ser solidarios con ellos es un elemento central del ser cristiano para vivir la esencia del Evangelio siguiendo los pasos de Jesús.
Por otro lado el Arzobispo indicó que el que trabaja para fructificar el reino es premiado. Para el efecto empleo la parábola bíblica de los talentos y recordó que quienes trabajan con iniciativa, fidelidad y dedicación pueden duplicar los talentos. Pero los que esconden los talentos y no los fructifican son alejados del Señor.
Mons. Gualberti expreso que los talentos no solo son signos de la generosidad de Dios, también son dones de la “hermana madre tierra”. En ese contexto el prelado exhorto al Pueblo de Dios que tenga responsabilidad en la manera de administrarlos pues para Dios cuenta trabajar con fidelidad y responsabilidad.
El prelado recordó al pueblo de Dios que el Señor reprocha al que se preocupa solo de su seguridad personal, por ello desentenderse de la justicia y la paz cierra las puertas del gozo y la gracia salvadora de Dios.
Por otro lado invitó a los fieles a dejar su pasividad por medio al equívoco, asimismo recomendó no tener miedo de Dios sino de la despreocupación, indolencia e insensibilidad especialmente con los pobres, quienes deben ser los primeros destinatarios de la solidaridad y altruismo. El arzobispo destaco que el generoso y solidario “abre su mano al desvalido y tiende sus brazos al indigente”
El arzobispo exhorto a los fieles a tener presente que todos somos hijos de la luz y del día, por tanto recomendó que no caigamos en las tinieblas del mundo que se ha rodeado de indiferencia a Dios, la dictadura del relativismo individualista, el consumismo alienante y el sistema económico excluyente.
Antes de concluir su homilía, el Arzobispo brindo su agradecimiento a los catequistas de la arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia porque han puesto sus talentos al servicio del pueblo de Dios en la ciudad y en el campo.
HOMILIA DE MONS. SERGIO GUALBERTI
CATEDRAL DE SANTA CRUZ
NOVIEMBRE 19 DE 2017
Primera Jornada mundial de los pobres
“No amemos de palabra sino con obras” (cfr. 1Jn 3-18), es el pedido de la 1era carta de San Juan, tomado por el Papa Francisco como lema del mensaje de la 1era Jornada Mundial de los Pobres, que celebramos hoy e instituida al finalizar el Año de la Misericordia en el 2016. El Papa nos ha hecho el regalo de esta iniciativa en beneficio de los más pobres y marginados, como manera concreta de agradecer a Dios porque, en el curso del Jubileo, nos ha dado la gracia de experimentar su amor y su misericordia infinita.
Dar solidaridad y voz a las victimas del sistema egoista, injusto y excluyente
Ante de pedirlo a nosotros, el Papa nos da un ejemplo luminoso de cercanía a los pobres, solidarizándose con ellos y elevando la voz en favor de los desheredados del mundo, de personas, grupos y regiones enteras que sobreviven en condiciones indignas del ser humano, no por un destino ciego, sino porque víctimas de un sistema egoísta, injusto y excluyente, centrado en el dios dinero. En nuestro país también hay muchos hermanos pobres y hay signos alarmantes de que más personas vuelvan a caer en la pobreza al agudizarse la recesión económica en acto.
Que se revalorice la dignidad de la persona pobre
El sufrimiento de los pobres nos debe interpelar a todos los bautizados, a las comunidades parroquiales, a las instituciones caritativas cristianas y a toda la sociedad civil para poner en marcha todos los esfuerzos, de modo que no sólo se asegure un sustento digno a los necesitados, sino que también se revalorice la dignidad de la persona del pobre.
Los pobres no son un problema
El Papa en su mensaje pide poner a los pobres al centro de las políticas sociales y económicas, porque los pobres no son un problema sino un recurso de inestimable valor: “Que esta nueva Jornada Mundial se convierta para nuestra conciencia creyente en un fuerte llamamiento, de modo que estemos cada vez más convencidos de que compartir con los pobres nos permite entender el Evangelio en su verdad más profunda. Los pobres no son un problema, sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio”. Reconocer la dignidad de los pobres, acogerlo y ser solidarios con ellos es un elemento central del ser cristiano que nos ayuda a vivir la esencia el Evangelio, siguiendo los pasos de Jesús.
El que trabaja para fructificar los talentos es premiado
Y justamente hoy el Evangelio nos presenta un llamado de Jesús a que los cristianos asumamos una actitud permanente de vigilancia dinámica, activa y laboriosa, para ser artífices en la instauración del reino de Dios. Lo hace a través de la parábola de un hombre pudiente que, al salir de viaje, confió sus bienes a tres servidores: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad. A su regreso, el señor arregló cuentas con ellos: los dos primeros con su trabajo e iniciativa duplicaron los talentos, por eso el dueño premió su fidelidad y dedicación, les dejó toda la suma.
El que esconde los talentos y no los fructifica es alejado del Señor
Pero el tercero, el que había recibido un solo talento, por miedo a su señor, lo enterró y no lo hizo fructificar. Su actitud cobarde y negligente provocó la dura reacción del señor que le hizo quitar ese único talento y lo hizo alejar de su presencia.
Los talentos no solo son signos de la generosidad de Dios, también son dones de la “hermana madre tierra”
Los talentos representan a los dones que Dios ha puesto en cada ser humano, signos de su generosidad y de su amor gratuito y libre para con todos. Los talentos no son sólo los dones de la inteligencia, de la voluntad, del amor, del carácter y de todas nuestras capacidades, sino también el don de la “hermana madre tierra”, de todos los bienes y de los seres vivientes que Él ha puesto en nuestro camino.
Para Dios cuenta trabajar con fidelidad y responsabilidad
Como respuesta a este acto de amor, el Señor sólo nos pide madurez, aplicación y responsabilidad en administrarlos de manera que produzcan beneficios. Lo que cuenta para Dios es nuestra voluntad de trabajar con paciencia e inteligencia las semillas y brotes sembrados en nosotros y que, en actitud de servicio, tengamos iniciativa, los hagamos crecer y demos frutos en bien de la familia, la comunidad y la sociedad, sabiendo que un día tendremos que responder ante él de los talentos recibidos. Lo que el Señor premia sobreabundantemente es la fidelidad y la responsabilidad y no la productividad: “Está bien, servidor bueno y fiel…entra a participar del gozo de tu señor”.
Participar del gozo del Señor es participar del banquete del Reino de Dios, del proyecto de vida y de amor, parcialmente ya desde ahora en nuestra vida terrenal y en plenitud para toda la eternidad.
El Señor reprocha al que se preocupa solo de su seguridad personal
Bien distinta pero es la actitud de ese señor hacia el siervo que se ha dejado aprisionar por el miedo que paraliza y que con atrevimiento además acusa de su propia cobardía al mismo dueño, porque supuestamente estricto:” Sé que eres un hombre exigente… aquí tienes lo tuyo”. El señor le reprocha su egoísmo y desidia porque se ha preocupado solo de su seguridad personal y ni siquiera ha intentado trabajar, por eso no lo considera digno de disfrutar lo recibido: “Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez”.
Desentenderse de la justicia y la paz cierra las puertas del gozo y la gracia salvadora de Dios
Es la grave condena del pecado de omisión, de enterrar los talentos y no arriesgar nada, de no comprometerse por el bien de la comunidad y de los demás, de trabajar por sus propios intereses y no por el bien común y de desentenderse del compromiso por una sociedad justa y en paz. Las consecuencias son graves: además de volvernos estériles e incapaces de producir frutos de bien, nos cerramos las puertas del gozo y de la gracia salvadora de Dios.
No hay que tener miedo de Dios sino de la despreocupación, indolencia e insensibilidad
No seamos pasivos por miedo de equivocarnos, tengamos mas bien miedo de quedarnos despreocupados, indolentes e insensibles. En particular no tengamos miedo de Dios, él no es un cobrador de impuestos que nos pide devolver sus talentos con los intereses ganados. Por el contrario, la corriente de vida que brota desde el corazón bondadoso de Dios nos “encargará de mucho más” y nos hará crecer en nuestro ser y en nuestras cualidades, como en una espiral que se expande para abarcar horizontes siempre más amplios, hacia la meta definitiva.
Los pobres, deben ser los primeros destinatarios de la solidaridad y altruismo
Esta parábola nos pide que tomemos conciencia de nuestra responsabilidad con los dones recibidos del Señor para que los pongamos al servicio del Reino de Dios, en particular que seamos justos, y tengamos una conducta solidaria y altruista, abiertos a los demás, especialmente a los pobres, primeros destinatarios de los bienes procedentes de los talentos que Dios nos ha dado.
El generoso y solidario “abre su mano al desvalido y tiende sus brazos al indigente”
La primera lectura del libro de Proverbios, en esta la misma perspectiva, nos presenta el interesante ejemplo de una persona modelo de sabiduría y de compromiso que aprovecha los talentos recibidos, en la figura de una ama de casa ejemplar: esposa fiel y madre amorosa, “El corazón de su marido confía en ella y no le fallará”, mujer hacendosa y dedicada “trabaja de buena gana con sus manos” y mujer generosa y solidaria, “abre su mano al desvalido y tiende sus brazos al indigente”. El breve texto termina con una gran alabanza y una profunda enseñanza para nosotros: “Entréguenle el fruto de sus manos y que sus obras la alaben públicamente”.
Todos somos hijos de la luz y del día, no caigamos en las tinieblas de la dictadura del relativismo individualista
Hacer fructificar los talentos que Dios ha dado es la exhortación que también dirige San Pablo a los cristianos de Tesalónica con una imagen cristalina: “No vivan en las tinieblas, todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. No nos durmamos, permanezcamos despiertos y seamos sobrios”. Todos nosotros somos hijos de la luz y del día, por eso tenemos que desinstalarnos de nuestras seguridades y comodidades, ilusionarnos por la Buena Noticia del Reino de Dios y ser misioneros que comparten la alegría de haber encontrado a Jesucristo. No caigamos en las tinieblas del mundo y cultura que nos rodean, marcados por el secularismo e indiferencia a Dios, la dictadura del relativismo individualista, el consumismo alienante y un sistema económico injusto y excluyente.
Agradecimiento a los catequistas de la arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
Al terminar, recuerdo que como un signo concreto de participación a la Jornada mundial de los pobres, la mitad de las ofrendas en todas las misas de la Arquidiócesis irá en favor las obras al servicio de los pobres. Agradezco sinceramente a los representantes que están entre nosotros. Mi gratitud también a todos los catequistas de nuestra Arquidiócesis y de toda Bolivia en su día, porque con generosidad y alegría han puesto sus talentos al servicio de tantos niños y jóvenes, en la ciudad y en el campo, enseñando y testimoniando el camino para encontrar con el Señor y vivir en su amor y su gracia.
Amén