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MONS. JESÚS PÉREZ: MENSAJE EN LA JORNADA DE LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MISIONERA

Queridos hermanos y hermanas: Paz y Bien.

El tercer domingo de Pascua, 22 de abril, celebramos en todas las jurisdicciones eclesiásticas de Bolivia, la Jornada de la Infancia y Adolescencia Misionera.

Esta Jornada, al igual que otros años, está determinada por el Papa. Para este trabajo misionero con niños y adolescentes, los sumos pontífices crearon hace 171 años la Obra Pontificia de la Infancia Misionera. Esta obra viene trabajando para crear en los niños el espíritu misionero.

El cristiano por vocación es misionero. Aparecida nos ha recordado que debemos ser “discípulos misioneros”. Estemos donde estemos, vivamos donde vivamos, estamos llamados a anunciar a Cristo como único Salvador y Redentor. Llamados a orar, como nos pide Jesús, “oren al Dueño de la mies para que haya más operarios” (Mt 9,38; Lc 10,2).

Los niños y adolescentes vivirán el espíritu misionero, llegarán a preocuparse por los demás, si los adultos los formamos en el sentido universal de la salvación que Jesús ofrece a todos. El Papa Juan XXIII, decía en 1959: “no existiría ningún pagano si fuéramos todos buenos cristianos”.

No podemos dudar que toca a padres, maestros, educadores, pastores, sensibilizar a niños y adolescentes con los problemas que sufren en todos los lugares a causa de la carencia de educación, salud, hambre, explotación sexual y sobre todo, por no haber llegado a ellos el anuncio del Evangelio. El signo de una vida auténticamente cristiana se nota en el interés y en la acción para llevar el anuncio de Jesucristo a todos los ambientes.

El servicio misionero a los niños y adolescentes, además de ofrecerles la animación y formación misionera, incluye la vivencia de la vocación y comunión misionera. Por ello, los adultos debemos comprometernos en cooperar en la promoción de los grupos misioneros de niños y adolescentes.

El Plan Pastoral de la Arquidiócesis señala como objetivo general para la Delegación de Infancia, Adolescencia, Juventud y Vocaciones: “lograr que los niños, adolescentes y jóvenes encuentren a Jesucristo para que vivan construyendo la Iglesia comunidad de hermanos”. A conseguir este objetivo estamos llamados: pastores, padres, educadores…

Sería muy conveniente que en las parroquias y en las escuelas y colegios se organicen y promuevan equipos o grupos de niños misioneros que sean luz en medio de su entorno, manifestando su testimonio y valentía en anunciar a Jesús. La vivencia misionera de niños y adolescentes alienta en su testimonio la comunión misionera de los otros grupos apostólicos.

El lema para esta jornada es: “Niños misioneros: ¡Defendamos la Vida!”. Es una convocatoria a ser defensores de la vida, en el contexto del tercer aniversario del lanzamiento de la Misión Permanente y en el ambiente de la Carta Pastoral de los Obispos de Bolivia “Medio Ambiente y Desarrollo Humano”.

Estoy convencido que la Carta Pastoral “El Universo, don de Dios para la vida”, ha de ayudar no sólo a los adultos, sino también a los niños, a ser discípulos de Jesús, trabajando por la vida integral, cuerpo y espíritu de los otros niños.

La Conferencia Episcopal Boliviana a través del Área de Evangelización proporciona un folleto para esta Jornada de la Infancia y Adolescencia Misionera, “Niños Misioneros: ¡Defendamos la Vida!”. En la Arquidiócesis se podrá encontrar en la Delegación de Misiones.

En este subsidio se señalan 4 temas a desarrollar en los grupos o equipos de niños misioneros:

– Catequesis misionera: “Dios Padre creador”.
– Espiritualidad misionera: “Gracias, Señor, por habernos creado”.
– Proyección misionera: “Cuidemos las creación”.
– Vida de grupo: “Compartamos la alegría de la vida”.

El Papa Benedicto XVI decía meses atrás a los niños en la Jornada Mundial de la Infancia Misionera: ” Es la fiesta de los niños cristianos que viven con alegría el don de la fe y rezan para que la luz de Jesús llegue a todos los niños del mundo”. Asimismo, les alentaba a ser misioneros como “testigos de la ternura de Dios”.

También el Papa dirigiéndose a miles de niños y a sus animadores misioneros dijo: “Doy las gracias a los niños de la Santa Infancia, presente en 110 países, pues son preciosos colaboradores del Evangelio y apóstoles de la solidaridad cristiana a favor de los más necesitados”.

Nos toca a los adultos animar a los niños y adolescentes a compartir su fe en las oraciones, sacrificios, ayuda económica y con servicios misioneros.

Los aportes económicos con motivo de esta jornada, se entregaran cuanto antes, en el Arzobispado.

Mis saludos fraternos, especialmente a los niños y adolescentes pidiendo a Jesús, el misionero del Padre, que les bendiga copiosamente.

Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
ARZOBISPO DE SUCRE