No hay lugar que sea exento del mal, donde sea que estemos siempre hay algo de la tentación.
El diablo no es feo, el diablo tiene que seducir y para seducir ni te enfrenta con el mal.
El mal se presenta como bien, pero es un bien que te lleva después a esconderte.
Por qué cuando sigues a la tentación, ¿lo haces de escondidas? El que roba lo hace a escondidas, el que es infiel lo hace a escondidas.
Cuando hemos cedido a la tentación, nos desquitamos haciendo un discurso opuesto a lo que hemos hecho ¿Por qué? Para mostrar que somos fieles.
La primera tentación: acumular bienes.
La segunda tentación: utilizar a Dios.
La tercera tentación: buscar poder para dominar.
Homilía de Mons. Eugenio Coter
Obispo del Vicariato Apostólico de Pando
Presidente de la Comisión de Comunicación CEB
Domingo 26 de febrero de 2023
Link para ver la Santa Misa presidida por Mons. Eugenio Coter
No hay lugar que sea exento del mal, donde sea que estemos siempre hay algo de la tentacion
A veces la gente, cuando le digo que vivo en la Amazonía, se siente que vivo en un lugar precioso y me dicen: “Hay que lindo, usted vive en un jardín” Por supuesto, hay víboras y hay manzanas también. Es así, donde sea que estemos siempre, es un jardín, pero siempre hay víboras y manzanas, en el sentido que siempre hay tentación.
No hay lugar que sea exento del mal, donde sea que estemos, la persona humana, siempre hay algo de la tentación, pero es parte de esta historia humana que vivimos. Esto es la realidad en que estamos, siempre. Ahora hay que pensar quién es el diablo y qué hace el diablo.
El diablo no es feo, el diablo tiene que seducir y para seducir ni te enfrenta con el mal.
El diablo no es feo, en la historia, los cuadros, el arte, siempre se ha pintado e imaginado como feo, pero si fuese feo, no tentaría a nadie, acaso mujeres ¿son tentadas por un hombre feo? hombres ¿son tentados por una mujer fea? No.
El diablo no es feo, el diablo tiene que seducir y para seducir ni te enfrenta con el mal. Hay un libro muy lindo, simpático de leer que se llama “la carta de Berlique”. Berlique es el aprendiz diablo que escribe a su tío que es el diablo mayor. Y Berlique dice “he tentado a esta persona, pero de entrada me ha rechazado”.
El tío le dice: “Sobrino no tienes que meterle el mal por delante, tienes que presentarlo bien, tienes que hacerle ver las cosas bonitas. Si quieres que te siga no puedes tener una actitud de choque, tienes que seducir”
El diablo se interpone, pero para interponerse tiene que agradarte. La tentación si fuese una cosa fea, no agarra.
Así en el Evangelio, en la lectura que hemos escuchado, seduce el diablo. El diablo es el que se interpone, pero para interponerse tiene que agradarte, la tentación -si fuese de una cosa fea- no te agarra. Si en la tentación sintiéramos que estamos escogiendo el mal, no lo haríamos, la tentación se te insinúa, te hace ver lo bonito, te hace ver que al fin no estás rechazando a Dios, solo te estás acercando a algo que te gusta.
El diablo te muestra lo bonito de las cosas, pero sabes de antemano que esto quebrará la integridad que puedes tener
La mirada a la primera lectura, la mirada de la mujer es esto, descubre que esta manzana que es una parábola, no olvidemos esto, es linda de ver, se pinta tan linda que parece hasta gustosa. Y entonces, eso, de ahí empieza. El diablo es el que te hace seducir, es el que te muestra lo bonito de las cosas, pero ya de antemano, sabes que todo esto no te va bien. Sabes de antemano que todo esto romperá algo en ti y quebrará esta integridad que puedes tener. Esto es la tentación.
La palabra diablo significa el que se interpone, el que divide y tu vas detrás de él porque te seduce
Y la palabra diablo significa: el que se interpone, se dice el que divide, ciertamente divide entre ti y lo positivo, entre ti y Dios, entre ti y un proyecto de vida que te hace bien, es el que se interpone, se te cruza en el camino y mientras te estabas yendo el se te cruza en el camino y tú vas detrás él. ¿Por qué? Porque te seduce.
La tentación es algo que te aísla de tu responsabilidad, de tus relaciones de las cosas del mundo.
Cuando te seduce, todo lo que haces es algo se pone entre ti y esta cosa que te seduce y busca eliminar los otros. Al fin en la parábola de esta primera lectura, Eva no excluye a Dios, solo se deja agarrar por esto que es gustoso y bonito y Dios no le interesa en este momento, pero no lo excluye, solo se va detrás de esto, que le gusta en el momento y siempre la tentación es algo que te aísla de tu responsabilidad, de tus relaciones de las cosas del mundo.
Si tuviéramos la facultad de no pecar, no tendríamos porqué pedirle a Dios que no nos deje caer en tentación
Y lo que decides, lo decides porque ves que esto si es una aparente sí que pero no pienso solo en la sensualidad, pienso en las tres tentaciones que Mateo pone en el Evangelio de hoy. Entramos en estas tres tentaciones, con una clara conciencia, lo dice San Agustín: Si tuviéramos la facultad de no pecar y para vencer todas las tentaciones de pecar con solo vencer toda tentaciones de pecar, con solo la fuerza de nuestra voluntad, no tendríamos porque pedirle a Dios para que no nos deje caer en la tentación.
Si llegamos a la tentación y dialogamos con esa cosa que te seduce no somos capaces de resistir
Entonces hay en si una debilidad en la persona, por la cual ciertamente, es cuando rezamos el Padre Nuestro, decimos: Y no nos dejes caer en la tentación, no nos deje llegar a la tentación. No es que danos la tentación y luego de la tentación no nos dejes caer. No, no. No nos dejes llegar a la tentación porque si llegamos a la tentación, empezamos a dialogar con esta cosa que te seduce y entonces no somos capaces de resistir, no somos capaces.
El mal se presenta como bien, pero es un bien que te lleva después a esconderte
Si tuviéramos esta facultad de resistir a la tentación, necesitamos ahí de la ayuda de Dios y esta ayuda de Dios nos dará la fortaleza de no caer en la tentación, pero no hay que abrir diálogo a la tentación. El Papa Francisco dice: Con el mal no se dialoga, porque el mal nunca se presenta como mal, se presenta siempre como bonito, como algo que no destruye a todos, pero en este momento seguir a esto te resulta un problema que da tu gusto. ¿Por qué? Porque se presenta como bien, pero es un bien que te lleva después a esconderte.
Por qué cuando sigues a la tentación, ¿lo haces de escondidas? El que roba lo hace a escondidas, el que es infiel lo hace a escondidas.
Cómo, por qué, cuando sigues a la tentación, ¿lo haces de escondidas?, lo haces de manera que no te vean, ¿por qué? porque sabes y sientes que te seduce, pero al fin no es el bien, es algo que se interpone entre tu madurez, tu crecimiento, tu relación, tu bien.
Así, el que roba lo hace de escondidas ¿por qué? porque sabe que le cruza las relaciones y el bien. El que es infiel, lo sabe y lo hace escondidas, así dentro de esta parábola, la primera lectura Adán y Eva, cuando entra Dios a pasear en el Jardín, pero la imagen de la comunión, de la unidad de la belleza de este camino de la humanidad con Dios, ellos se esconden, ¿por qué? porque sienten que han venido a menos esta relación y este amor ya no se ha vuelto sincero, se ha vuelto engaño.
El que roba lo escucharemos despreciar el dinero probablemente, lo escucharemos hablar en contra de los ladrones probablemente, porque tiene que desquitarse y hace esto que la actitud del corazón, quienes serán más duros y más fuertes contra la infidelidad, es el que ha pasado por la experiencia de la infidelidad.
Cuando hemos cedido a la tentación, nos desquitamos haciendo un discurso opuesto a lo que hemos hecho ¿Por qué? Para mostrar que somos fieles.
Y entonces para desquitarse, se esconde ¿cómo? hacia el gran discurso exactamente que es importante la relación, haciendo un discurso opuesto de lo que ha hecho. Lo hace el ejemplo claro en la pedagogía en el curso, si en el curso de la clase ha habido un pequeño robo, la maestra puede darle el tema de escribir: ¿qué harías si descubres quién es el ladrón?
La composición, lo trata peor es el que ha robado. ¿por qué? Porque normalmente es así, nos desquitamos cuando hemos cedido a la tentación y nos desquitamos en manera exagerada, en manera fuerte ¿Por qué? Para mostrar que somos fieles. Así es la tentación.
Y habría que seguir meditando, pero sencillamente 3 cosas que Mateo nos presenta rápidamente, las tres tentaciones:
La primera tentación: acumular bienes.
El Pan, el vivir y hacer de nuestra vida nomás que un acumular de bienes, de cosas. Recuerdo por la muerte del Papa Juan Pablo II, una mujer entrevistada dijo que hizo 5 km. de cola para pasar delante del papa Juan Pablo para agradecerle porque en sus 30 años era una persona de la alta moda mundial, a sus 30 años había dado vuelta al mundo una infinidad de veces ya que tenía el dinero para ella y para toda su familia, no tenía hijos obviamente, porque no había tiempo para eso, ni tenía pareja, porque no había tiempo para eso.
Esta era una de las personas más envidiadas de esta tierra y llega a una ciudad y dice he visto tantas ciudades que ni recuerdo cual fue, pero vi que había todo un movimiento y pregunté ¿qué pasa? Me dijeron llega el Papa, entonces por curiosidad era el momento que estaba para pasar también, dice me asomé a la barrera en medio de la gente para ver el paso del Papa Juan Pablo. Y ella cuenta que cuando el Papa Pasó, ella estaba en medio de la gente, ella cruzó los ojos con la mirada del Papa 2 segundos, nada más, pero ella sintió que el Papa la miró en sus ojos, cuando sintió que esta mirada en sus ojos, sintió el vacío de su vida. Tenía todo el dinero, era una persona muy linda, tenía todo lo que quería, era envidiada por muchos, pero ella sintió que su vida la estaba tirando por nada, estaba vacía, llena de dinero, llena de cosas, pero vacía.
Y cuando murió Juan Pablo II hizo unos miles de kilómetros para ir a pasar delante del Papa para agradecerle por haber cambiado su vida con esta mirada. Esto es cuando uno se da cuenta que está tirando la vida por la comida, por los bienes, por tener cosas y nada más que esto. Esta es una tentación que te deja en el vacío.
La segunda tentación: utilizar a Dios.
La segunda tentación, la de la relación con Dios, de utilizar Dios, creo que todos recordamos o hemos escuchado, hay he rezado tanto a Dios que ni El me escucha. Claro porque en el Padre Nuestro decimos se haga mi voluntad, es así, y queremos un Dios que nos sirva, queremos un Dios que esté a nuestro servicio, un Dios que esté ahí para darnos lo que nosotros queremos, ese Dios quisiera castigarnos, nos da lo que queremos, porque somos malos también, porque también al querer caemos en la tentación. Un Dios así nos gustaría.
La tercera tentación: buscar poder para dominar.
Y la tercera tentación el poder, todo lo que manifiesta poder, desde la casa, aquí los pantalones los tengo yo, una vez decían los hombres, ahora ya no basta esto. Se muestra en las cosas pequeñas, hasta el niño pequeño sabe que si hace berrinche, la va a ganar. La tentación del poder está en el corazón de todo hombre y vivir para tener el gusto de dominar y demás es una tentación diabólica, porque falsea tus relaciones y no crea amor, crea sumisión, crea esclavitud, esta es la tentación.
Pidamos de verdad al Señor que nos libere de la tentación que no nos deje caer en la tentación, que no nos deje llegar a la tentación, porque el diablo seduce siempre.