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Aurelio Pesoa: Justicia ausente en nuestros tiempos y olvidada en nuestro país

La justicia es buena cuando es bien administrada.

 

En nuestros tiempos hay el peligro de lucrar y aprovecharse, en nombre de los pobres.

 

Compartir con los pobres significa que no te debes olvidar que ellos son tus hermanos.

 

Nuestra misión: disipar el mal y dar sabor y esperanza a la tan dañada vida humana.

 

Para niños y jóvenes. Se deberían dar programas de educación que fomenten el bien y cultiven la nobleza de la vida.

 

Muchos dicen ser católicos y cristianos, pero no conocen lo que es realmente el catolicismo y la doctrina cristiana.

 

 

Homilía de Mons. Aurelio Pesoa, O.F.M.
Obispo del Vicariato Apostólico del Beni
Presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana
Domingo 05 Ordinario
Mt. 5, 13 – 16
05 de febrero de 2023 (A)
Ser sal de la tierra y luz del mundo

LINK para ver la Santa Misa Presidida por Mons. Aurelio Pesoa, O.F.M.

1.- La primera lectura se refiere a todos aquellos judíos que habían vuelto, después del largo tiempo de exilio en Babilonia.  Vuelven con el entusiasmo de cumplir fielmente lo prescrito en la ley de Dios, pero corren el peligro de olvidar el origen y sentido de la ley.

Compartir con los pobres significa que no te debes olvidar que ellos son tus hermanos.

La lectura recuerda el ayuno que agrada a Dios: el ayuno de la práctica de la justicia, el amor y respeto al pobre y descartado que sufre; es decir, llama a compartir lo más elemental de la vida humana: el pan de cada día, el vestido, el tener un techo y trabajo digno.  Compartir con los pobres significa que no te debes olvidar que ellos son tus hermanos, hijos del Padre Dios que hace salir el sol sobre buenos y malos.  Ese es el ayuno que agrada a Dios porque trae la paz, la luz y la cercanía de Dios.

La Justicia, ausente en nuestros tiempos y olvidada en nuestro país.

2.-  La Palabra de Dios, este quinto domingo, nos recuerda que somos el pueblo elegido de Dios y por tanto, elegido para el bien, llamado a ser sal de la tierra y luz del mundo.  Ser sal y luz se hace realidad mediante las obras de caridad, de reconciliación, de perdón y justicia ausente en nuestros tiempos y olvidada en nuestro país.

Nuestra misión: disipar el mal y dar sabor y esperanza a la tan dañada vida humana.

Nuestro ser Iglesia de Bautizados nos convierte en pueblo de Dios poseedores del Espíritu de Dios, por lo tanto, llamados a cumplir una misión y compromiso, que es disipar las tinieblas del error y del mal y de todo aquello que produce dolor y desesperación.  Dar sabor y esperanza a la tan dañada vida humana.

Estemos unidos a Jesucristo y atentos a la realidad del mal que acecha constantemente.

Llamados a ser anunciadores del Evangelio de la vida, sembrando la semilla de un mundo nuevo, según el querer de Dios.  Para que la semilla del bien germine y crezca es necesario que estemos unidos a Jesucristo y su evangelio, estando atentos a la realidad de mal y muerte que acecha constantemente.

Cuando hay rechazo a la verdad se pierde la oportunidad del bien para todos.

Debemos ser portadores de la luz y ponerla en el lugar más alto.  Así iluminar y orientar a los que están extraviados.  Iluminar no quiere decir, en ningún momento, que uno se convierte en juez del otro, sino que orienta e indica los que está bien o lo que está mal.  Es un servicio a la verdad del Evangelio que nunca es bien aceptada.  Cuando hay rechazo a la verdad, se desaprovecha y se pierde la oportunidad del bien para todos.

Ser y sentirnos enviados, primera condición para ser sal y luz.

Recordar y, de acuerdo con la Palabra de Dios, es el mismo Señor que nos llama y envía como bautizados a ser servidores de los descartados e indefensos de nuestro mundo.  El ser y sentirnos enviados es la primera condición para ser sal y luz de la tierra.

En nuestros tiempos hay el peligro de lucrar y aprovecharse, en nombre de los pobres.

Para nosotros que somos Iglesia pueblo de Dios, al igual que el pueblo del Antiguo Testamento, los pobres y descartados del mundo son los preferidos de Dios. Hoy, el profeta Isaías hace un llamado y condiciona la fidelidad a Dios con la fidelidad y defensa de los pobres. Jesús identifica el rostro de Dios con el rostro de los pobres.  En nuestros tiempos hay el peligro de lucrar o aprovecharse, en nombre de los pobres.

La justicia es buena cuando es bien administrada.

Así pues, queridos hermanos, la Palabra de Dios hoy, nos urge a pensar y no perder la oportunidad de mirar cual es nuestra opción personal, como hombres y mujeres que decimos ser creyentes.  Sin perder de vista que la opción no debe descuidar: la justicia, la solidaridad, los derechos humanos, la educación y la defensa de la vida.  Buscar lo bueno es buscar el bien para todos, la justicia acerca a Dios y al prójimo.  La justicia es buena cuando es bien administrada.

La sal sirve para conservar los alimentos, pero no sirve para nada si pierde el sabor.

El Evangelio de hoy nos presenta dos imágenes que deben ser entendidas cómo debe vivir el discípulo en la realidad del mundo. La imagen de la sal, elemento importante en la vida del hombre a lo largo de su existencia, sirve para conservar los alimentos, pero no sirve para nada si pierde el sabor.  Los seguidores de Jesús con su modo de vivir deben ser los que den sabor y conserven a la humanidad.

Los discípulos deben ser como la luz, no para vanagloriarse a sí mismos sino para que la gente de gloria a Dios.

La luz está referida a la vida y de cómo deben vivir y testimoniar los discípulos de Jesús.  La vida del discípulo no debe quedar escondida.  Los discípulos deben ser como la luz, no para vanagloriarse a sí mismos, sino para que la gente de gloria a Dios Padre que está en los cielos. Que hace salir el sol sobe justos e injustos.

Para niños y jóvenes, se deberían dar programas de educación que fomenten el bien y cultiven la nobleza de la vida.

3.- Queridos Catequistas, estos dos días de encuentro deben ser motivos para seguir aprendiendo a ser luz y sal de la tierra, que guía y busca el bien.  Ustedes están llamados a sembrar la semilla del bien en el corazón y la mente de los niños y jóvenes que se acercan a las parroquias para recibir los sacramentos, los niños y jóvenes son los más desprotegidos por quienes deberían dar programas de educación que fomenten el bien y cultiven la nobleza de la vida.

 Muchos dicen ser católicos y cristianos, pero no conocen lo que es realmente el catolicismo y la doctrina cristiana.

Como catequistas en nuestro Vicariato busquen dejar huellas profundas en los niños y jóvenes con quienes compartirán la fe.  Porque muchos dicen ser católicos y cristianos, pero realmente no conocen o nunca se tomaron la molestia de conocer lo que es realmente el catolicismo y la doctrina cristiana.

Sean promotores y sembradores de bien, para contrarrestar el mal que debilita la vida cristiana y produce injusticia, corrupción, desigualdad y endurece el corazón del ser humano.  Que el Buen Dios que los llama a este servicio los bendiga y acompañe en esta tarea.  Así sea.