El enviado especial del Papa a Irak, el cardenal Fernando Filoni, informó a su regreso a Roma que el Santo Padre entregó por su intermedio un millón de dólares como ayuda a los cristianos y otras minorías religiosas en Irak que han sido obligadas a abandonar sus hogares por las fuerzas terroristas del autodenominado “Estado Islámico”.
El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos visitó Erbil como enviado especial del papa Francisco del 12 al 20 de agosto. En esta ciudad se encuentran más de 70.000 cristianos que huyeron del Estado Islámico, es la capital del Kurdistán iraquí y se encuentra a solo 50 kilómetros del territorio controlado por los terroristas islámicos.
Filoni se reunió en privado con el Papa al día siguiente de su regreso a Roma. En declaraciones a la prensa, el purpurado reveló que llevó una décima parte de la contribución del Papa. “El 75 por ciento del dinero fue entregado a los católicos y el 25 por ciento restante a la comunidad yazidi”.
“El Papa Francisco me confió una misión humanitaria, no una misión diplomática y esto es lo que siempre destaqué a las autoridades iraquíes”, expresó el cardenal Filoni. Para el enviado, la decisión del Papa sobre designar a un enviado especial para Irak “significaba que si él hubiera podido ir, lo habría hecho”.
El purpurado también reveló que le entregó cartas del Papa al presidente kurdo, Masoud Barzani, y al presidente iraquí, Fuad Masum, en las que Francisco lo presentaba “como su enviado personal” y expresaba su “preocupación por lo que los cristianos y las minorías están sufriendo a causa de haber sido desarraigados de sus tierras y perseguidos”.
El Estado Islámico ha obligado a más de 1,2 millones de cristianos, yazidis y musulmanes chiítas a abandonar sus hogares en Irak, bajo amenaza de muerte o grandes multas si no se convierten.
Frente a este tipo de violencia, el cardenal Filoni señaló que la intervención para detener al agresor es una opción legítima.
“La Iglesia no respalda ninguna guerra. El derecho a defenderse es legítimo. Sin embargo, nuestros cristianos en Irak no tienen brazos. Por lo tanto, es necesario que alguien defienda a las minorías, especialmente a los que están corriendo mayor peligro”, aseguró.
“La postura del Papa -señaló el cardenal- es que nosotros, como pastores, llevemos a nuestras ovejas sobre los hombros y caminemos con ellos. Tenemos que caminar delante de ellos para guiarlos, caminar entre ellos para impulsarlos y caminar detrás de ellos para animarlos”