RELIGIOSAS PIDEN QUE SU CLAUSTRO SE DESTINE A LA ATENCIÓN DE ENFERMOS.
IMPASSES: Tras la imposición de una multa de $us 122 mil por problemas administrativos con la Aduana por un contenedor con donativos, las hermanas realizaron varias actividades para recaudar fondos. En los últimos años, en varias oportunidades se denunció que las religiosas no eran tratadas adecuadamente por distintas autoridades de salud, pero aún así habían continuado con su labor hasta ayer.
Luego de más de 117 años de servicio en el hospital Santa Bárbara, las religiosas de la congregación Siervas de María se retiraron ayer, tras entregar los espacios que habitaban en ese nosocomio y pedir, eso sí, que sean destinados únicamente a la atención de los enfermos.
Según una carta que presentaron ante las autoridades en salud, las religiosas explicaron su retiro afirmando que debido a la “disminución de vocaciones religiosas”, les es imposible llevar a cabo su labor de cuidado de los enfermos, por lo que se tomó la determinación “de proceder a la entrega del predio en el que se encuentra edificada la clausura de las siervas de María y se dispone el retiro de las hermanas del hospital Santa Bárbara”, indica la nota.
El director del hospital Santa Bárbara, Limber Soruco, lamentó la decisión de las religiosas que aseguró fue unilateral y que se debe únicamente a la falta de vocaciones de la congregación que estuvo presente en ese nosocomio desde hace más de 117 años, descartando además que se haya debido a los problemas con Aduana Nacional que afrontaron las hermanas y que terminaron con un embargo de su casa por una polémica y caudalosa deuda.
Un total de $us 122 mil debían las hermanas a causa de problemas administrativos por la recepción de contenedores con donaciones destinadas al hospital, pero observados por Aduana, que finalmente impuso la mencionada sanción.
“Nos han embargado dos casas nuestras y si no pagamos nos rematan las casas”, había comentado en marzo pasado una de las religiosas, que organizó bazares y rifas para recaudar fondos y pagar la cuantiosa deuda.
Para no perder la casa que las había cobijado durante tantos años y en la que se dice que incluso ocurrió un milagro, las hermanas se movilizaron con todas sus fuerzas. Vendían café, sandwiches, hacían bazares y ofrecían pipoca: lo intentaron todo.
En el hospital vivían y trabajaban cuatro hermanas que distribuían su labor en cuatro áreas, sor Luisa estaba en Especialidades, sor Anahí en Emergencias, sor Ingrid en Lavandería y sor Sonia se encargaba de la Jefatura de Enfermería, pero además de su dedicación en la atención de enfermos, seguramente serán sus mensajes para curar el alma lo que más se extrañará entre las salas y pasillos del hospital que desde ayer no tiene más esas inconfundibles siluetas de blanco.
Para los trabajadores, la partida de las hermanas es una gran pérdida porque están seguros de que nada es igual sin ellas que imparten orden y promueven que todos cumplan con su trabajo.
“Siento mucho que las hermanas se hayan ido, antes había más respeto, educación con ellas y cumplimiento. Nos enseñaron mucho en la atención de enfermeros, a las antiguas nos enseñaban hasta el tendido de camas, éramos como enfermeras suplentes”, lamenta la trabajadora Mery Tapia.
Por su parte, la trabajadora Dominga Franco afirmó que las hermanas “desaparecieron”, se llevaron de recuerdo las plaquetas que les habían entregado y que estaban sobre la puerta de ingreso a su claustro.
Franco dice que extrañan a las madres que “han desaparecido poco a poco y no creo que vuelvan ya, tres veces ya se han ido así, las hemos hecho volver, hemos caminado en marcha, hemos hecho reuniones y hemos reclamado… quisiera que vuelvan otra vez las hermanas por favor”, pide con pena por la partida de las hermanas de la que se enteró ya cuando ellas habían dejado los ambientes donde habitaban.
La Dirección del hospital Santa Bárbara no sabe con certeza a dónde se replegaron las religiosas, pero al parecer algunas tienen vuelos el viernes, por ahora, con destino desconocido. El arzobispo de Sucre, monseñor Jesús Juárez, indicó que no podía referirse a la partida de las consagradas porque no había recibido ninguna comunicación oficial.
En Sucre, las Siervas de María están presentes en el hospital San Pedro Claver y el Hogar 25 de Mayo, pero hasta la tarde de ayer, una de las religiosas del nosocomio de Lajastambo todavía desconocía formalmente la determinación de las hermanas.
El Director del hospital Santa Bárbara afirmó que buscarán hacer un reconocimiento a la labor de las cuatro religiosas que aún estaban en el nosocomio y afirmó que esperaban la confirmación de las hermanas para coordinar el evento que será una forma de agradecerles no sólo como institución, sino desde la población, indicó.
Por ahora, sólo se sabe que el claustro de las hermanas del Santa Bárbara está completamente vacío, que ya no tiene sus placas y sobre todo, la presencia de las mujeres que consagraron su vida a la atención de los enfermos.