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Fe y misión se transmiten por “contagio” del amor: Mons. Sergio Gualberti

Misión

En su homilía dominical, el Arzobispo Gualberti destacó que  fe y misión se transmiten por contagio del amor, asimismo indicó que cada hombre y mujer es una misión en esta tierra, “…para eso estoy en el mundo” sin privilegios y la misión que tiene la iglesia es anunciar lo que ha recibido gratuitamente para llegar al final del camino de Jesús dónde está la resurrección.

También destacó la importancia de este domingo pues es motivo de grandes celebraciones como el día mundial de las misiones, la canonización de Santa Nazaria Ignacia, la celebración del Sínodo sobre los jóvenes y los preparativos de la Jornada Mundial de la Juventud que será en enero del 2019.

Por otro lado El Arzobispo consideró que para salvar a la humanidad se debe pasar por el servicio y sacrificio total de si y no soñar con privilegios en un reino de grandeza, poder y gloria en el que a la derecha esté sentado un ministro de la presidencia y a la izquierda un ministro de gobierno

El camino del discípulo no puede ser distinto al camino del maestro, el camino del maestro no tiene privilegios sino humillaciones, sufrimiento y muerte. En ese contexto el maestro enseña la entrega generosa de sí mismo por Dios, pero algunos discípulos buscan el camino de los privilegios y poder.

Por otro lado el Arzobispo remarcó que ocupar lugares de mando es el afán mundano de dominio, de los gobernantes. Los que actúan en esa dinámica no entendieron el mensaje de Jesús que principalmente denuncia el concepto de autoridad que abusa de su poder. En ese contexto remarcó que hay que ser Servidor de Todos como rezaba además el lema de Cardenal Terrazas

Asimismo el Arzobispo Gualberti destacó que servir a todos y dar la vida por la multitud no es una cuestión secundaria ya que Jesús vino  a servir y anunciar el evangelio y nosotros mismos somos anuncio del Evangelio para la vida.

En otra parte de su mensaje, Mons. Gualberti destacó que la fe y la misión de la Iglesia se transmiten por “contagio” del amor sin límites en contraposición la indiferencia, el odio a la fe, la pobreza, la discriminación son consecuencia del rechazo a Dios y su amor y cuando rechazamos a Dios y a su amor, todos estos pecados y males se hacen realidad.

Al concluir su Homilía, Mons. Sergio parafraseó al Santo Padre Francisco en su mensaje a los jóvenes diciendo: “Nunca pienses que no tienes nada que aportar, que no le haces falta a nadie, piensa: Yo le hago falta a mucha gente” Dios es nuestra ayuda y nuestro escudo.

Un domingo con grandes motivos de celebración

Celebramos hoy el Domingo Mundial de las misiones en un tiempo de despertar misionero: la extraordinaria experiencia del 5 Congreso Americano Misionero, la Canonización de la Madre Nazaria Ignacia, misionera y primera santa boliviana, el Sínodo sobre los jóvenes que se está desarrollando en Roma y la realización de la Jornada Mundial de la Juventud en enero próximo en Panamá.

Cada hombre y mujer es una misión en esta tierra, “…para eso estoy en el mundo”

Este contexto misionero y juvenil se refleja en el mensaje del Papa Francisco para esta Jornada centrado en el lema: Junto a los jóvenes, proclamamos el evangelio a todos”, mensaje que voy a comentar en parte junto al evangelio de hoy. El Papa invita a los jóvenes a ser protagonistas de la misión junto a todos los cristianos que vivimos en la Iglesia la aventura de nuestra vida como hijos de Dios, porque la fe cristiana permanece siempre joven cuando se abre a la misión que Cristo nos confía. Cada hombre y mujer es una misión y esta es la razón por la que nos encontramos viviendo en la tierra. Pensemos bien: «Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo».

La misión que tiene la Iglesia: anunciar lo que ha recibido gratuitamente

Todos participamos de la misión que tiene la Iglesia: anunciar lo que ha recibido gratuitamente y compartir la buena Noticia de Jesucristo, muerto y resucitado por nosotros que se nos ofrece como don y que nos mueve a buscar, descubrir y anunciar el sentido pleno y verdadero de nuestra existencia.

Al final del camino de Jesús, está la resurrección

Jesús mismo en el Evangelio de hoy presenta esta noticia esperanzadora y consoladora. Después de anunciar por tercera vez a sus discípulos que al final de su camino a Jerusalén le espera la pasión, muerte y resurrección, Jesús entabla el último diálogo con ellos y les imparte la última catequesis antes de la entrada en la ciudad santa.

Salvar a la humanidad debe pasar por el servicio y sacrificio total de si

Llama la atención la insistencia con la que Jesús recalca a los discípulos que la misión de salvar a la humanidad que el Padre le ha confiado, debe pasar por el servicio y el sacrificio total de sí, su entrega total. A pesar de sus esfuerzos, una vez más, sus enseñanzas no encuentran eco en ellos porque, según sus expectativas es inconcebible que el Mesías traiga la liberación y la salvación a través del sufrimiento y de la muerte. Los discípulos sueñan que Jesús va a inaugurar un reino de grandeza, de poder, de gloria y allí esperan ocupar los primeros lugares como manifiesta el pedido que hacen Santiago y Juan: “Concédenos sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria”. Ministro de la presidencia, ministro de gobierno: concédenos estar ahí mandando.

El camino del discípulo no puede ser distinto al camino del maestro

Jesús, en su respuesta, les pone enseguida en su lugar: “No saben lo que piden”. Es evidente la contraposición entre el pensamiento de Jesús y el de los dos hermanos, ellos no han entendido el evangelio y tampoco han entendido que ser discípulos de Jesús es ofrecer la propia vida estando dispuestos a entregarla como ÉL y junto a ÉL. Luego les hace una pregunta: ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré? Los discípulos sueñan en el “trono”, sentarse con Él en la gloria y Jesús les dice: están dispuestos a “beber el “cáliz junto conmigo, a compartir entonces la opción de humillación, sufrimiento y muerte, porque el camino del discípulo no puede ser distinto camino del maestro.

El maestro enseña la entrega generosa de sí mismo por Dios, pero algunos discípulos buscan el camino del poder

Los dos discípulos, sin captar el sentido verdadero de la pregunta y presumiendo en sus propias fuerzas y capacidades, responden: “Podemos”. Mientras el Maestro reafirma lo que continuamente ha enseñado, o sea el don total de la vida y de la entrega generosa de sí mismo por la causa de Dios, los dos discípulos dan pasos en sentido contrario, en el camino que les pueda llevar al poder, se adelantan.

Ocupar lugares de mando y privilegios es el afán mundano de dominio

Pero, la búsqueda de poder no es solo de los dos hermanos, también los otros diez apóstoles solapadamente desean lo mismo pues, al escuchar ese pedido “se indignaron contra Santiago y Juan”. Su enfado no se debe a que los dos hermanos no hayan entendido el mensaje de Jesús, sino porque se les han adelantado en querer ocupar lugares de mando, lo que indica que todos ellos eran movidos por el mismo afán mundano de dominio.

Jesús denuncia el concepto de autoridad que abusa de su poder

Por eso Jesús los llama a todos a sí y les da la última catequesis, partiendo de una constatación: “Los gobernantes en los pueblos paganos los dominan con tiranía y los poderosos abusan de su poder”. Palabras y gesto solemne de Jesús que denuncian este concepto de autoridad y de poder que se veía en los pueblos y de manera decidida hacen entender a los discípulos que su comunidad debe seguir otro principio y modelo: “Entre Uds. no debe ser así. Al contrario el que quiera SER el primero, que se haga servidor de Todos.  Este era el lema también de nuestro querido Cardenal Julio.

Servir a todos y dar la vida por la multitud no es una cuestión secundaria

Estas palabras son como una carta constitucional de la Iglesia que resumen toda la espiritualidad del cristiano: ser discípulos de Jesús significa ser servidores de todos. Esta no es una cuestión secundaria, está en juego la continuidad entre la Iglesia y Jesús mismo, modelo de discípulo, porque “El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por la multitud”.  Dar “la vida en rescate por la multitud”, sintetiza toda la existencia y misión de Jesús como servicio concreto a todos, un servicio que culmina en la cruz, la prueba sublime de su entrega y de su amor total.

Nosotros mismos somos anuncio del Evangelio para la vida

Retomando estas palabras de Jesús, el Papa Francisco en su mensaje afirma que “de la cruz de Jesús los cristianos tenemos que aprender la lógica divina del ofrecimiento de nosotros mismos, como anuncio del Evangelio para la vida del mundo. Justamente por eso la misión de Jesús no acaba trágicamente en el fracaso, por el contrario Él será liberado de la muerte y liberará del pecado a la humanidad”.

La fe y la misión de la Iglesia se transmiten por “contagio” del amor sin límites

Esta es la Buena Noticia, el Evangelio de la salvación que los jóvenes pero también todos los bautizados tenemos que llevar a todos.  La transmisión de la fe, corazón de la misión de la Iglesia, se realiza por el “contagio” del amor, en el que la alegría y el entusiasmo expresan el descubrimiento del sentido y la plenitud de la vida. No se puede poner límites al amor: fuerte como la muerte es el amor.

La indiferencia, el odio a la fe, la pobreza, la discriminación son consecuencia del rechazo a Dios y su amor

Y esa expansión, esa apertura crea el encuentro, el testimonio, el anuncio en los ambientes humanos, culturales y religiosos todavía ajenos al Evangelio, que todavía no conocen esta buena noticia. La periferia más desolada de la humanidad dice el Papa, una humanidad necesitada de Cristo es la indiferencia o el odio hacia la fe. Cualquier pobreza material y espiritual, cualquier discriminación de hermanos y hermanas es siempreconsecuencia del rechazo a Dios y a su amor. Cuando rechazamos a Dios y a su amor, todos estos pecados y males se hacen realidad.

Nunca pienses que no tienes nada que aportar, Dios es nuestra ayuda y nuestro escudo

Pero esta misión hasta los confines de la tierra exige entonces el don de sí en la vocación que nos ha dado quien nos ha puesto Dios en esta tierra. El Papa termina su mensaje con la exhortación que dirigió a los jóvenes chilenos en el encuentro en el Santuario de Maipú en enero de 2018: «Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie: Le haces falta a mucha gente y esto piénsalo. Cada uno de ustedes piénselo en su corazón: Yo le hago falta a mucha gente».  Hagamos nuestro el llamado del Papa Francisco, pongámonos al servicio de Dios, proclamemos la alegría del Evangelio con nuestra palabra y el testimonio de nuestra vida, confiados que Él es “nuestra  ayuda y nuestro escudo”, como hemos proclamado en el salmo hoy.

Amén