Análisis

SERENATA A SANTA CRUZ

Cuando le confesé a mi pariente espiritual que el Hotel Los Tajibos no disponía de dos habitaciones para hospedarnos en la ciudad de Santa Cruz y que deberíamos desistir de nuestro deseo de visitar la ExpoCruz, la cochabambina me dijo con su habitual inteligencia: “si no hay dos habitaciones separadas podríamos resignarnos a ocupar una habitación “single”, sugestión que rechacé airadamente, recordándole que soy un hombre casado.

Ella se puso a llorar acusándome de haber jugado con sus ilusiones porque lo que más quería era visitar conmigo a la Feria de Santa Cruz y conocer a algunas azafatas cruceñas para saber qué tenían éstas que ella no tuviera.

Como Dios no se olvida de sus ovejitas, ese momento recibimos una invitación del Naiclú “Malena” para participar de un festival en homenaje a Santa Cruz con motivo del 24 de Septiembre y que contaría con la presencia de la “creme de la crem” de la sociedad alteña además de algunos afortunados seguidores del Alcalde Patana. También se anunciaba la exposición de llamas y alpacas seleccionadas y una sensacional muestra de autos chutos recién llegados de Chile, Paraguay y Brasil.

Esta invitación me entusiasmó y dije a mi comadre cochabambina que allí estaríamos porque además se anunciaba la presencia y el desfile de bellezas altiplánicas no sólo de El Alto, sino también de Ayo Ayo, Patacamaya y Chuchulaya.

La resignada Macacha sonrió con un rictus de amargura en sus labios y me dijo un refrán de su autoría: “a falta de pan buenas son las “kaspas”.

Me preguntó qué vestido prefería que ella luciera en esta versión colla de la Feria-Exposición Cruceña respondiéndole que me encantaría verla con su vestido rojo para ir a bailar y que llevara una flor en el cabello para enamorar, y así lo hizo para luego conducirme al “Malena” montados en mi motocicleta Harley Davidson en un nuevo raid que llamamos “Polleras al Viento rumbo a la Expo Alteña”.

Fue una hermosa fiesta alegrada con la presencia de “Las Macanudas”, versión andina de “Las Magníficas” y en medio de mi entusiasmo vi algunas bonitas y otras regulares, aunque todas macanudas y con gran “seven appeal”.

Macacha se encargó de evitar mis prolongadas miradas a las lujuriosas Macanudas y me invitó a ver la exposición de llamas, alpacas y guanacos, animalitos muy graciosos, calificados por una gran poeta como “la sobria compañera del aymara” (Léase al poeta Gregorio Reynolds).

Cuando me aprestaba a ver un desfile de modas de Ropa Usada recientemente llegada de Estados Unidos y Europa, Macacha me dijo: “Vámonos, compadre, porque así nomás es la realidad de nuestros pueblos collas… ¡Viva Santa Cruz!