(Santo Tomé) “Promover la familia, la formación y el sentido de pertenencia eclesial, para que en la diócesis descubramos y vivamos la grandeza de nuestra vocación y misión”. Así describió el obispo de Santo Tomé, monseñor Hugo Norberto Santiago, los objetivos pastorales diocesanos.
El prelado asume el camino realizado en 2011, cuando se efectuaron las asambleas parroquiales bimensuales que concluyeron en octubre con la Asamblea Diocesana, donde 300 agentes de pastoral trazaron un objetivo general y tres objetivos específicos, y lo proyectó para el trienio 2012-2014.
La carta pastoral se titula “Asamblea Diocesana y las orientaciones pastorales, fruto y tarea de una Iglesia que quiere intensificar la comunión y la participación”, y pone el acento en la familia, la formación y el sentido de pertenencia.
“Por amor a Dios y a los hermanos crecimos en diálogo, compartimos con los demás nuestro modo de pensar y fuimos considerados con sus aportes muchas veces distintos de los nuestros, de ese modo fuimos creciendo como Iglesia, cultivamos la espiritualidad de comunión y ejercitamos un modo de relación humana alternativa típica de los cristianos. Así, frente a un mundo en el cual está presente la increencia nosotros miramos la vida desde la fe; frente a un mundo confrontativo ejercitamos la unidad; ante un ambiente individualista decidimos caminar juntos y pensando en los demás, de ese modo creció el entusiasmo y la alegría de amarnos y experimentar lo que es la Iglesia”, subrayó.
Monseñor Santiago llama a iluminar la realidad de la familia y del matrimonio como “una unión estable entre un varón y una mujer y la familia es imagen de la Santísima Trinidad, de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, es la principal formadora de personas y la primera educadora en la fe, por eso nadie puede quitarle a los padres el derecho a educar a sus hijos, nadie puede imponerle antivalores que atenten contra un proyecto cristiano de vida”.
Tras recordar que “el derecho a la vida es el primero y principal de los derechos humanos”, advirtió que “el aborto se constituye en un delito que podríamos llamar de ‘lesa humanidad’, es decir un delito que no tiene prescripción porque consiste en matar a un inocente e indefenso sin juicio previo”.
Ante la formación “deficiente”, el obispo recordó que las parroquias propusieron para el trienio “generar espacios de formación tendientes a fortalecer la vida cristiana, para favorecer el crecimiento humano, comunitario, pastoral y misionero de los bautizados”.
Asimismo, consideró que ante la “falta sentido de pertenencia eclesial” es necesario llevar a la práctica en las parroquias “actividades pastorales entre sacerdotes y laicos, para generar una acogida cordial y así ser una Iglesia que atrae y crea sentido de pertenencia”.
Destacó, además, el crecimiento misionero en la diócesis e insistió en afirmar que “en la proyección para estos tres años que vienen, tendremos que seguir en este camino trazado: ser una Iglesia que está a la altura de los tiempos que vive, una Iglesia que se dio cuenta que tiene que vivir una auténtica amistad en Cristo que haga exclamar al mundo circundante: ‘miren como se aman’, y nos pidan que los integremos”.
El prelado sostuvo que “habiendo iluminado desde la fe y la doctrina eclesial los desafíos que encontramos en la familia, la formación y el sentido de pertenencia eclesial, y con la proyección de orientaciones diocesanas durante el trienio 2012-2014, estaremos sintonizando también con el Año de la Fe que el papa Benedicto XVI convocó desde el 11 de octubre de 2012 – fecha en que se celebrará el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II -, hasta la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, el 24 de noviembre de 2013”.
Por último, monseñor Santiago recordó que “en todos estos años he participado de la peregrinación de los jóvenes del NEA a Itatí y ese momento ha sido para mí una oportunidad de intensa oración a la Madre de Jesús. Allí le he ido a pedir las gracias más grandes que necesitaba y también he ido a agradecerle su acompañamiento materno”, por esto invitó a que en “los años sucesivos hagamos todos lo mismo, vayamos peregrinando hacia nuestra madre para poner en sus manos la concreción de nuestro servicio pastoral en las prioridades elegidas: la familia, la formación y el sentido de pertenencia eclesial”.+