En la misa habitual de los domingos, Sergio Gualberti, Arzobispo de Santa Cruz, en el marco de la Jornada Mundial para la Comunicación Social reflexionó sobre el rol del oficio de comunicar, informar e investigar.
Gualberti remarcó que gracias a la valentía y al compromiso de tantos profesionales -periodistas, camarógrafos, montadores, directores que a menudo trabajan corriendo grandes riesgos- hoy se conoce las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo; los innumerables abusos e injusticias contra los pobres y contra la creación que se han denunciado; las muchas guerras olvidadas que se han contado.
También recordó que la Iglesia desde sus inicios optó por los medios de comunicación para hacer conocer la Buena Noticia de Jesucristo.
El arzobispo exhortó a los comunicadores a no quedarse en: “¡Me han dicho… he escuchado!”, sino que se esfuercen para conocer y comunicar la verdad de los hechos e hizo notar que en la labor periodística hace falta un mayor discernimiento y sentido de la responsabilidad, cuando se difunden, como cuando se reciben los contenidos.
“Hemos descubierto, ya desde hace tiempo, cómo las noticias y las imágenes son fáciles de manipular. Hace falta una mayor capacidad de discernimiento y un sentido de la responsabilidad más maduro, tanto cuando se difunden, como cuando se reciben los contenidos. Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir”, indicó Gualberti.
Precisó que, en la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona, a tiempo de remarcar que algunas cosas se pueden aprender sólo con la experiencia e indicó que no se comunica solamente con las palabras, sino con los ojos, con el tono de la voz, con los gestos.
El arzobispo invitó a acoger con afecto el mensaje del Papa Francisco y no quedarse en. “¡Me han dicho… he escuchado!”, sino que nos esforcemos para conocer y comunicar la verdad de los hechos, en particular los profesionales de la comunicación.
Pues, para Gualberti, la verdad es el cimiento firme para construir la casa común reconciliada, justa y en paz; sin la verdad, la casa se derrumba porque es fundada sobre arena movediza
El religioso hizo notar que sería una pérdida no sólo para la información, sino para toda la sociedad y para la democracia si estas voces desaparecieran.
Puntualizó que sería un empobrecimiento para la humanidad a tiempo de preguntar ¿Quién nos hablará de la espera de curación en los pueblos más pobres de Asia, de América Latina y de África? En donde los pobres siempre son los últimos y el derecho a la salud para todos, afirmado como un principio, está vacío de su valor real, remarcó.
El uso de la tecnología en la labor de comunicación fue abordado por Gualberti que sostuvo que la tecnología digital nos da la posibilidad de una información de primera mano y oportuna, a veces muy útil y que gracias a la red se tiene la posibilidad de relatar lo que se ve, lo que sucede frente a nuestros ojos, de compartir testimonios. Pero observó que ya se han vuelto evidentes para todos los riesgos de una comunicación social carente de controles.
En la homilía dominical el arzobispo recordó que El Papa sostuvo que desde hace tiempo se lamenta del riesgo de un aplanamiento en los “periódicos fotocopia” o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales, donde el género de la investigación y del reportaje pierden espacio y calidad en beneficio de una información construida en las redacciones, sin salir nunca a la calle, sin “desgastar las suelas de los zapatos”, sin encontrar a las personas para buscar historias o verificar ciertas situaciones.
Gualberti subrayó que cada instrumento es útil y valioso, sólo si nos empuja a ir y a ver la realidad que de otra manera no sabríamos, si pone en red conocimientos que de otro modo no circularían, si permite encuentros que de otra forma no se producirían. El “ven y lo verás” es el método más sencillo para conocer una realidad, precisó el monseñor.
Fuente: El Deber
Arzobispo: “Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir”
Hoy domingo 16 de mayo en la “Solemnidad de la Ascensión de Jesús al cielo” y la “Jornada Mundial para la Comunicación Social”, desde a catedral el Arzobispo de Santa Cruz, Mons. Sergio Gualberti afirmó que, hemos descubierto, ya desde hace tiempo, cómo las noticias y las imágenes son fáciles de manipular… hace falta una mayor capacidad de discernimiento y un sentido de la responsabilidad más maduro, tanto cuando se difunden, como cuando se reciben los contenidos. Así mismo aseguró que: “ Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir”.
Homilía de Mons. Sergio Gualberti,
Arzobispo de Santa Cruz
/16/05/2021
Con alegría celebramos hoy la solemnidad de la Ascensión de Jesús al cielo, el evento que concluye su misión terrenal y da inicio a la Pascua eterna, su manera nueva y definitiva de estar entre nosotros como Señor en la gloria del Padre. La primera lectura nos presenta justamente al Resucitado que, mientras dialoga con los apóstoles, es elevado al cielo, como señal de su glorificación.
Mientras los apóstoles están mirando la escena, una nube oculta a Jesús, a indicar que Él no estará presente en forma física en nuestra vida e historia, sino con su cuerpo glorificado. En ese momento, se les presentan dos hombres vestidos de blanco que les interpelan: ¿Por qué siguen mirando al cielo?”. Los cristianos no debemos esperar intervenciones milagrosas de parte del Señor, sino que ha llegado la hora de nuestro compromiso en la historia y anunciar a todo el mundo el misterio de la salvación. Para cumplir esa misión, Jesús nos promete el don del Espíritu Santo: “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes… Expulsarán demonios… impondrán sus manos a los enfermos y quedarán sanos”.
Es el Espíritu Santo que nos da el valor de acompañar el anuncio del Evangelio con gestos de unidad, solidaridad y justicia versus las fuerzas del mal que dividen, enfrentan y siembran muerte. Por tanto, debemos dejar que el Evangelio transforme nuestra vida, salir de nuestro “yo” e ir al encuentro de los demás superando toda clase de barreras, exclusiones y marginaciones. La labor de anunciar el Evangelio a todos los pueblos y naciones ha sido la prioridad de la Iglesia desde sus inicios hasta el de hoy, en nuestro mundo de los MCS y las redes sociales como parte integral de nuestra vida en todos los ámbitos y niveles. Esta realidad ha motivado a la Iglesia a optar por estos medios para hacer conocer la Buena Noticia de Jesucristo a cuanta más gente posible, y además, entre otras iniciativas, ha instaurado la Jornada Mundial para la Comunicación Social a celebrarse en la solemnidad de la Ascensión.
Este año, el mensaje del Papa Francisco, con el tema: “Comunicar encontrando a las personas donde están y como son”, está dirigido especialmente a los profesionales de la comunicación, comentando las palabras de Jesús: «Ven y lo verás» (Jn 1,46). “Ir y ver” es el modo con el que Jesús ha comunicado el Evangelio, a partir de los primeros encuentros con la gente, a las orillas del río Jordán y del lago de Galilea.
El Papa inicia diciendo: “Opiniones atentas se lamentan desde hace tiempo del riesgo de un aplanamiento en los “periódicos fotocopia” o en los noticieros de radio y televisión y páginas web que son sustancialmente iguales, donde el género de la investigación y del reportaje pierden espacio y calidad en beneficio de una información… construida en las redacciones,… sin salir nunca a la calle, sin “desgastar las suelas de los zapatos”, sin encontrar a las personas para buscar historias o verificar de visu ciertas situaciones. Cada instrumento es útil y valioso, sólo si nos empuja a ir y a ver la realidad que de otra manera no sabríamos, si pone en red conocimientos que de otro modo no circularían, si permite encuentros que de otra forma no se producirían… El “ven y lo verás” es el método más sencillo para conocer una realidad.
Es la verificación más honesta de todo anuncio, porque para conocer es necesario encontrar, permitir que aquel que tengo de frente me hable, dejar que su testimonio me alcance…
Gracias a la valentía y al compromiso de tantos profesionales —periodistas, camarógrafos, montadores, directores que a menudo trabajan corriendo grandes riesgos— hoy conocemos… las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo; los innumerables abusos e injusticias contra los pobres y contra la creación que se han denunciado; las muchas guerras olvidadas que se han contado. Sería una pérdida no sólo para la información, sino para toda la sociedad y para la democracia si estas voces desaparecieran: un empobrecimiento para nuestra humanidad.
Numerosas realidades del planeta, más aún en este tiempo de pandemia, dirigen al mundo de la comunicación la invitación a “ir y ver”… Pensemos en la cuestión de las vacunas, como en los cuidados médicos en general, en el riesgo de exclusión de las poblaciones más indigentes. ¿Quién nos hablará de la espera de curación en los pueblos más pobres de Asia, de América Latina y de África?… Con los pobres siempre como los últimos y el derecho a la salud para todos, afirmado como un principio, vaciado de su valor real…
La tecnología digital nos da la posibilidad de una información de primera mano y oportuna, a veces muy útil… Gracias a la red tenemos la posibilidad de relatar lo que vemos, lo que sucede frente a nuestros ojos, de compartir testimonios. Pero ya se han vuelto evidentes para todos también los riesgos de una comunicación social carente de controles. Hemos descubierto, ya desde hace tiempo, cómo las noticias y las imágenes son fáciles de manipular… hace falta una mayor capacidad de discernimiento y un sentido de la responsabilidad más maduro, tanto cuando se difunden, como cuando se reciben los contenidos…Todos estamos llamados a ser testigos de la verdad: a ir, ver y compartir.
En la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona. Algunas cosas se pueden aprender sólo con la experiencia. No se comunica, de hecho, solamente con las palabras, sino con los ojos, con el tono de la voz, con los gestos…
La buena nueva del Evangelio se difundió en el mundo gracias a los encuentros de persona a persona, de corazón a corazón. Hombres y mujeres que aceptaron la misma invitación: “Ven y lo verás”, y quedaron impresionados por el “plus” de humanidad que se transparentaba en la mirada, en la palabra y en los gestos de personas que daban testimonio de Jesucristo. «En nuestras manos hay libros, en nuestros ojos hechos», afirmaba san Agustín… Desde hace más de dos mil años es una cadena de encuentros la que comunica la fascinación de la aventura cristiana. El desafío que nos espera es, por lo tanto, el de comunicar encontrando a las personas donde están y como son”.
Hermanos y hermanas, mi deseo esta mañana es que todos acojamos con afecto el mensaje del Papa Francisco y no nos quedemos “¡Me han dicho… he escuchado!”, sino que nos esforcemos para conocer y comunicar la verdad de los hechos, en particular los profesionales de la comunicación.
La verdad es el cimiento firme para construir la casa común reconciliada, justa y en paz; sin la verdad, la casa se derrumba porque fundada sobre arena movediza.
Ante de seguir con la celebración, les recuerdo que hoy terminamos la Semana de la familia en el año jubilar de San José y también de la familia. En estos días aciagos, a causa del recrudecer de la pandemia, estamos orando a Dios para que proteja a las familias y a todos de este flagelo. También pedimos al Señor que las familias cristianas sean fieles a su vocación, den testimonio de comunión sincera entre marido y mujer, crezcan en el amor que engendra vida, haya diálogo entre padres e hijos, vivan en armonía y paz con todos, no falte el trabajo y el pan de cada día y tengan acceso a los servicios básicos.
También, hoy, iniciamos en nuestro país, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos: Agradezco la presencia de representantes de la Iglesia Copta Ortodoxa y de la Iglesia Anglicana con quienes nos unimos en oración para pedir al Señor que nos ayude a cumplir su mandato: “Permanezcan en mi amor y darán fruto en abundancia” (15,5-9), y que también nos haga el don de la comunión plena y fraterna, dando testimonio de la vida, la esperanza y el amor de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Amén
Fuente: Campanas – Iglesia Santa Cruz