Sucre

MONS. JESÚS PÉREZ: TOCA A TODOS

En el Evangelio de hoy, Marcos 6,6-13; leemos el envío de los doce apóstoles a predicar el anuncio de la salvación que se da en Cristo, el Enviado del Padre;  los apóstoles son elegidos y enviados.  El próximo domingo escucharemos su vuelta que se realizó con bastante éxito.  El pasaje evangélico está en la fuerza intrínseca del envío y de la Palabra.  Hoy, los enviados son todos los discípulos de Jesús, todos los bautizados.

Hay muchas frases proverbiales en todos los países y culturas.  A veces escuchamos: “los poetas nacen y los oradores se hacen”.  También se dice en el mundo cristiano: “los hermanos los da Dios pero cada cual se hace hermano del otro”.  Estos dichos señalan la acción personal, la decisión de esfuerzo, para vivir para aquello que hemos nacido o lo que el Señor nos ha señalado.
En la primera lectura encontramos al profeta Amos elegido y enviado por Dios con serias dificultades para cumplir su misión.  No obstante esto, su palabra es valiente, denunciando las injusticias sociales de su tiempo como el culto falso que realiza en el templo de Samaría.  Este pasaje sin duda, nos prepara para escuchar la elección y el envío que Jesús da a sus discípulos enviando a lugares, en algunos de ellos no serán bien recibidos.

Jesucristo, como Dios Padre, se sirve de mujeres y de hombres para que trabajen con Él para la tarea de la evangelización.  Los profetas del Antiguo Testamento dan el testimonio de ser enviados porque reconocen su identidad.  Los apóstoles no eran profetas de profesión.  Pero Jesús, al igual que a los 72 discípulos, los envió para llevar a cabo la “dulce tarea de la Iglesia, la evangelización” (Paulo VI).  Recordemos que el ser bautizado es un don y, a la vez, una obligación.

Cuando hablamos que la evangelización TOCA A TODOS, pensamos en seguida que estamos llamados a predicar.  Anunciar el Evangelio o evangelizar no es lo mismo que predicar, aunque toda predicación debiera ser evangelización.  Aparecida nos ha dicho a todos los cristianos que debemos ser “discípulos misioneros”.  La evangelización es una realidad rica, dinámica, compleja y tiene momentos diferentes de acuerdo a elementos variados.  Las lecturas del evangelio, del libro de Amos, nos señalan aspectos o consejos muy prácticos para que nos animemos a ser “discípulos misioneros”, pues evangelizar nos toca a todos.

IDENTIDAD.  Somos elegidos por el Señor y por su Iglesia.  Hemos sido elegidos y no nos hemos elegido aunque cada uno hayamos dado una respuesta al Señor, por ello, el envío en comunidad, de dos en dos es muy importante.  Al ser dos existe la posibilidad de dar testimonio comunitario de la misma fe en el Señor Resucitado.

CONVENCERSE DE QUE SE PUEDE.  Nos puede asustar la misión de ser discípulos misioneros.  Por ello, es necesario convencerse de que podemos hacerlo, de que estamos llamados a hacerlo.  El Señor se valió de Amos, de Pedro, de Pablo… para hacer llegar su mensaje. Hoy quiere hacerlo con cada uno de los bautizados.  Si vivimos convencidos de nuestra fe y de la elección del Señor, no hay porqué temer.  Si vivimos la fe se cumplirá lo que dice Jesús: “de la abundancia del corazón habla la boca” (Mt 12,34).

DESARMADOS.  Jesús les pide que no lleven nada, que vayan desarmados de las cosas materiales para que le confianza la pongan en Él, en el envío, en la Palabra de Dios.  Hay que confiar en la Palabra de Dios, en la misión que les ha sido confiada (1Cor 1,26-31) y tener siempre en cuenta lo que nos dice el salmista: “yo pongo mi esperanza en ti, Señor, y confío en tu palabra” (Sal 129,5-6).

Los discípulos salieron llenos de entusiasmo a anunciar el Evangelio, o sea, la presencia salvadora de Dios que viene de Jesucristo.  Entonces, como ahora, había muchos espíritus malos, injusticias, enfermedades, odios, rencores, indiferencia, confrontaciones… ¿Qué podemos hacer los bautizados ante esta realidad que lamentamos y tantas veces nos llega a asustar? Mucho, muchísimo.  Por ello es necesario lanzarnos con alegría para cumplir con nuestra misión de discípulos misioneros siendo mensajeros del amor, la paz, la unidad, la justicia.

María, en la advocación del Carmen,  que la recordamos  todos los bolivianos en este 16 de julio, nos dé su protección especial.  Libró de la muerte al General Belzu en 1950 y en gratitud le construyó una iglesia en su honor.  A los pocos años fue declarada Patrona de Bolivia.  El pueblo cristiano tiene en María a su Madre, Reina, Abogada y a la “Estrella de la evangelización”.

Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
ARZOBISPO DE SUCRE

Sucre, 15 de julio de 2012