El Arzobispo de la Arquidiócesis de Sucre, Mons. Jesús Pérez Rodríguez, hace presente su profundo dolor y consternación por el acto con el que se ha procedido a la destrucción total del Templo ubicado en la Comunidad del Cruce Piraymiri, parroquia de Monteagudo.
Este Templo, signo evidente de la fe viva del pueblo creyente, permitía el ejercicio de los actos de culto sagrado a los miembros de nuestra Iglesia presentes en aquella comunidad, la cual así ha quedado privada de un lugar sagrado de oración.
La carta, en la que se comunica al párroco del lugar la determinación de realizar la Construcción del Coliseo en este Sector, no manifiesta ninguna intención de dialogar al respecto, siendo una acción de avasallamiento de la propiedad de la Iglesia, que las autoridades no debieran permitir.
La legislación de la Iglesia establece que “son lugares sagrados aquellos que se destinan al culto divino o a la sepultura de los fieles mediante la dedicación o bendición prescrita por los libros litúrgicos” (Canon 1205 del Código de Derecho Canónico) y que “quien profana una cosa sagrada, mueble o inmueble, debe ser castigado con una pena justa” (Canon 1377 del Código de Derecho Canónico).
Todos los miembros de nuestra Iglesia estamos llamados a respetar y proteger las cosas y los lugares sagrados; por ésta razón, elevemos nuestras plegarias, personales y comunitarias, como un acto de desagravio por este hecho realizado que afecta la fe del pueblo sencillo y creyente.
Ruego a Dios, para que este hecho sea debidamente atendido por las instancias pertinentes, en razón de la justicia y el respeto vigentes en nuestro país.
Sucre, 1 de noviembre de 2012
Jesús Pérez Rodríguez, O.F.M.
Arzobispo de Sucre
