El pasado miercoles 07 de octubre, la Catedral del Vicariato Apostólico de Pando celebró 16 años de su dedicación a la Santísima Virgen del Carmen. El Obispo de la Juridicción, Mons. Eugenio Coter presidió la Santa Eucaristía.
Durante la homilía remarcó la importancia del principal templo del Vicariato, como sede del Obispo y madre que acoge a todos los fieles. Además señaló que es un medio para que la presencia de Dios entre en contacto con los feligreses.
RESUMEN DE LA HOMILÍA
Homilía de Monseñor Eugenio Coter, Obispo de Pando. (Resumen)
16 aniversario de la Dedicación de la Catedral Nuestra Señora del Carmen.
Riberalta 7 de octubre de 2015
“Esta Catedral no es una casa que encierra, es una casa que nos da fuerza para construir puentes”.
La Catedral, esta casa de todos es la casa que indica a todos la característica de Riberalta, da la imagen de Riberalta. Damos gracias a Dios esta noche por los 16 años de esta presencia de su casa en medio nuestro. Cada vez que pasamos por delante de la Catedral sentimos, percibimos que Dios está aquí, que camina con nosotros, que vive en medio nuestro. Cuando pasamos por delante de esta Casa de Dios sentimos siempre un motivo para dar gracias al Señor, o. a veces cuando sentimos que las cosas de todos los días se nos vuelven un poco pesada, pasando por esta Casa, sentimos que le decimos al Señor que cargue un poco Él lo que nos preocupa, lo que hace pesado nuestro corazón. Es la presencia del Señor en medio nuestro.
Cuando excluimos a Dios de nuestras vidas, cuando lo queremos fuera, es la misma sociedad que se empobrece. Fíjense en la historia, en la geografía y en la geopolítica, cuando se quiso votar a Dios fuera cómo la misma sociedad se ha vuelto más pobre. Piensen en nuestros barrios donde tenemos el desafío de estar como piedras vivas de esta Iglesia, en nuestros barrios donde no se les está dando los valores de la fe y de Dios a la juventud, y vemos cómo esta juventud queda vacía y amargada, aumenta la violencia, aumenta el maltrato, las injusticias, las dificultades, y aumentan hasta las muertes. Cómo se vuelve difícil la vida empezando por la de los más pobres. Tener la presencia de la Casa de Dios en medio nuestro nos ayuda a recordar que nuestra riqueza tiene sus raíces y fundamentos en la capacidad de relación con Dios, ésta se vuelve nuestra verdadera grandeza, riqueza, y oportunidad.
Nosotros nos hemos acercado a Cristo, Cristo es una realidad viva, no es una piedra muerta, Cristo es la presencia de Dios, es el Cristo encarnado en la historia, no es una ideología la que seguimos, es una persona que es Dios, es esta piedra viva. Este templo material nos recuerda que estamos llamados a ser una Iglesia Templo espiritual, comunidad espiritual. Lo que nos une, lo que nos identifica cuando entramos a esta Catedral es la misma fe que nos hace hermanos, que nos une espiritualmente porque nos une a cada uno con Cristo. De esta manera nos volvemos piedras vivas, una comunidad santa, una comunidad que no tiene miedo de mirar lo que es grande, lo que es alto, porque sabe que está camino a esa grandeza que es la santidad.
Nosotros comunidad somos la comunidad que hace puente entre nuestra realidad cotidiana y Dios. Esta Catedral es nuestra casa porque es el lugar de la Eucaristía, es lugar donde Jesús nos hace comunidad. Estamos reunidos en esta casa de María, en el Señor, para recordar que somos familias de piedras vivas. Pedimos, de verdad, que María nos ayude a seguir caminando y esperando en este andar de la Iglesia, que nos ayude a amar al Señor y a servirlo desde la Eucaristía en la cosa de todos los días.
Esta Catedral nos es una casa que encierra, es una casa que da fuerzas para seguir construyendo puentes. Esta Catedral es un puente entre nuestra realidad de las cosas terrenas y Dios. Damos gracias a Dios por este don.