A lo largo de la historia mundial hay acontecimientos que cambian su rumbo. Recordemos la primera guerra mundial, comenzada en el centro de Europa en 1914, extendida a muchos otros países y finalizada en 1919, provocando la muerte de unos 10 millones de personas, muchas de ellas inocentes civiles.
A esta guerra mundial le siguió en 1917 la Revolución en Rusia, donde el partido político bolchevique comunista después de varias luchas internas tomó el poder, formándose luego la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas con sangrientas persecuciones contra sus enemigos, incluyendo a muchos cristianos, siendo el número de mártires cerca de unos 12 millones.
Como contrapunto religioso, recordamos cómo el 13 de mayo de ese mismo año 1917, en Fátima, una pequeña aldea en el norte de Portugal, la Virgen María se apareció a tres humildes pastorcitos: los hermanos Francisco y Jacinta Marto, de 9 y 7 años, y su prima Lucía de 10 años. La Virgen se les apareció otras cinco veces más el día 13 de cada mes, revelándoles algunos secretos que más tarde sucedieron.
La última aparición sucedió el 13 de octubre. Se congregaron allí cerca unas 70.000 personas, atraídas por la anterior promesa hecha por la Virgen a los pastorcitos, en la que les avisaba que les abría una señal milagrosa para confirmar la veracidad de sus promesas. La Virgen se apareció, acompañada de San José con el Niño Jesús en brazos.
Además las personas allí reunidas y otras en lugares más lejanos presenciaron una gran señal en el cielo. El sol comenzó a girar y a cambiar de color, llegando un momento en que parecía precipitarse sobre la tierra. La muchedumbre gritaba de miedo, pero sin embargo nada trágico sucedió y al cabo de un rato el sol volvió a su lugar. Este milagro, llamado “el baile del sol”, fue visto por muchísimas personas incluso desde lejos a unos cuarenta kilómetros del lugar donde sucedió. Algunos científicos trataron de encontrar una explicación natural, pero ninguna fue satisfactoria.
Desde la fe católica muchos creyentes constataron en esa visión se realizó la profecía narrada en el capítulo 12 del Apocalipsis: “Apareció en el cielo una Mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de 12 estrellas sobre su cabeza. Gritaba con dolores de parto. En su contra vino la gran Serpiente con 7 cabezas y 10 cuernos, arrastrando a la tercera parte de las estrellas del cielo para precipitarlas sobre la tierra. Pero la Mujer dio a luz a su Hijo quien fue arrebatado a un trono ante Dios para regir a todas las naciones con cetro de hierro. La Mujer huyó al desierto a un lugar donde será alimentada allí durante 1.260 días (Apocalipsis 12,4-6).
Muchos creyentes católicos interpretaron que la Virgen aparecida, fue el preludio del derrumbamiento de la terrible Unión Soviética. Efectivamente de manera sorprendente dejó de existir el 25 de diciembre de 1991 sin que hubiera derramamiento de sangre. Recordamos, además, cómo el actual Papa Francisco ha querido que este año 2021 sea al Año de San José, esposo fiel de la Virgen María y padre protector del niño Jesús al que defendió la vida frente al ambicioso y cruel Rey Herodes.
Podemos, pues, comprender cómo hoy en el mundo continúa la lucha de Lucifer y de sus secuaces, contra los seguidores de Jesús, el Hijo de Dios. Éste, como Redentor, sigue ofreciendo su vida por todos nosotros para que seamos testigos de la Verdad y de la Caridad. Pidamos a la Virgen María, a la que muchas personas cristianas identificamos como la Esposa de Jesús, juntamente con la Santa Rúaj (Espíritu), nos inspire para invocar a Jesús en la lucha contra el maligno, clamando: “¡Ven Señor Jesús!”, tal como concluye el libro del Apocalipsis (22,20).