Bajo el lema “Cristo ha resucitado, aleluya”, el 12 de abril se ha iniciado en la casa Clemente Maurer, Cochabamba, la 104ª Asamblea de la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB). En esta ocasión participan 35 obispos de Bolivia, algunos de ellos ya eméritos, con la presencia del recién nombrado Nuncio Apostólico del Papa en Bolivia, Mons. Angelo Accatino.
El primer día, el Presidente de la CEB, Mons. Ricardo Centellas, sostuvo el discurso de inauguración. Hizo referencia a la resurrección de Jesucristo, cuya fiesta litúrgica se ha celebrado el pasado 1 de abril. El Evangelio de la resurrección ha transformado a la humanidad y es la novedad permanente en la historia. Una realidad de consecuencias extraordinarias para la vida humana, porque nuestro horizonte va más allá de la muerte.
Su vida de entrega, amor, justicia y paz no fue retenida por la muerte en la cruz, sino que continúa su acción liberadora generando vida intensa, de alegría y fraternidad entre los hombres. Las campañas solidarias, el sentido religioso y la búsqueda de justicia, son los signos de su victoria y renuevan nuestra esperanza creativa para afrontar los problemas actuales. Nos ayuda a pasar de la angustia y tristeza a la serenidad; del escepticismo y la indiferencia al interés positivo; del pragmatismo a la gratuidad; del hedonismo a la búsqueda de sentido.
Mons. Centellas hizo un llamado a vivir la resurrección de Jesús más allá de las prácticas rituales. Es un estilo de vida en el Espíritu de Jesús, un compromiso de una vida nueva según los criterios del Reino. Una apuesta a superar las categorías meramente humanas y mundanas. Es luchar por una Bolivia más humana, donde todos hagamos algo para que no aumenten las víctimas de la injusticia, de la corrupción, del abuso de poder y de la violencia.
Con referencia a las elecciones judiciales realizadas en 2017
son “insuficientes” los esfuerzos por cambiar la administración de la justicia,
y aseguró que, si no existe una independencia de poderes, se continuará sin cambios y sin dar soluciones definitivas al problema de la justicia, ya que necesita ser libre de lucro y de política partidista para estar al servicio del bien común.
Todos esperamos una justicia imparcial, ágil, libre e independiente. Hace falta superar la práctica de la justicia que responde a intereses económicos y políticos, una justicia politizada que manipula las leyes y los derechos personales y colectivos para absolutizar el poder. “No se ha avanzado en reformar la justicia en el país y ésta sigue politizada”.
Asimismo Centellas indicó que la realidad en las cárceles del país se caracteriza por la violencia y se mella la dignidad de las personas, debido a la retardación de justicia y otros elementos que las vuelven espacios de deshumanización y también signo de injusticia letal. Hay muchas expresiones de violencia: Hacinamiento, negociados, corrupción, retardación de procesos, muertes y falta de itinerarios de reinserción social”. Con ello aludió al sangriento operativo que se llevó a baso en el penal de Palmasola, el 14 de marzo, con el triste balance de siete internos fallecidos y más de 20 heridos.
Subrayó que no podemos desalentarnos ante las realidades adversas:
el aumento de la pobreza extrema y moderada, la realidad inhumana de las cárceles que, construidas para 5.000, albergan a 15.000
; la fatalidad de los feminicidios que denigran nuestra sociedad y muestra situaciones inaceptables y el persistente desempleo y subempleo de la mayoría de los bolivianos.
Asimismo, lamentó la muerte de los ocho mineros de Huanuni, provocada el miércoles por una explosión en inmediaciones de una mina.
Los obispos de Bolivia abordarán también otras temáticas como la educación católica en Bolivia, la pobreza y el desempleo, además de asuntos pastorales como la presentación de nuevas orientaciones para la celebración de los sacramentos. Estarán reunidos hasta el martes 17 de abril, donde se darán a conocer las conclusiones finales.
por Miguel Manzanera SJ