Al inicio de la Semana Santa Mons. Roberto Flock, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Cochabamba envía el siguiente mensaje:
Queridos hermanos en Cristo,
En pocos días entramos en la Semana Santa. Desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascua acompañamos a nuestro Señor Jesucristo en los momentos más intensos y profundos de su entrega para la salvación del mundo. En estos días vemos en detalle como realmente “Dios amó tanto al mundo,que entregó a su Hijo únicopara que todo el que cree en él no muera,sino que tenga Vida eterna.” Esta semana es realmente “santa” porque contemplamos a Cristo en los detalles de esta entrega. Les invito a participar plenamente especialmente en las liturgias propias de este tiempo:
• Domingo de Ramos: Bendición de Palmas, Procesión con Jesús entrando a Jerusalén y la Proclamación de la Pasión del Señor según San Mateo.
• Jueves Santo: La Misa Crismal con la bendición de los Santos Oleos y la Renovación de los compromisos sacerdotales de nuestros presbíteros.
• Jueves Santo: La Misa de la Cena del Señor con el lavado de los Pies y el regalo de la Eucaristía.
• Viernes Santo: La Pasión del Señor según San Juan, Intercesiones especiales para la salvación del mundo, Adoración de la Santa Cruz y la Santa Comunión.
• Sábado Santo: La Vigilia Pascual con la bendición del fuego, del agua y la celebración de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Como “yapa” o “postre” tenemos la visitas al Santísimo en los monumentos en las Iglesias Parroquiales, las Vía Crucis, especialmente de los jóvenes subiendo al Cristo de la Concordia (05:00 horas, Viernes Santo desde la Parroquia San Pedro), y la procesión con el Santo Sepulcro desde la Catedral.
Durante este tiempo, hay también amplias oportunidades para recibir el perdón a través del sacramento de la penitencia y así reconciliarse con Dios y con todos.
El Papa Francisco, en su mensaje para la Cuaresma, nos pone la mirada en nuestro Señor Jesucristo, “el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza” (2 Cor 8, 9).Entre otras cosas el Santo Padre reflexiona: “La pobreza de Cristo es la mayor riqueza: la riqueza de Jesús es su confianza ilimitada en Dios Padre, es encomendarse a Él en todo momento, buscando siempre y solamente su voluntad y su gloria. Es rico como lo es un niño que se siente amado por sus padres y los ama, sin dudar ni un instante de su amor y su ternura. La riqueza de Jesús radica en el hecho de ser el Hijo, su relación única con el Padre es la prerrogativa soberana de este Mesías pobre.
Buscamos despojarnos entonces de nuestra autosuficiencia para entrar en aquella pobreza/riqueza de los hijos e hijas de Dios.
A diferencia de esta pobreza/riqueza, el Papa denuncia la miseria que aflige a muchos: miseria material, miseria moral y miseria espiritual. Explica:“La miseria no coincide con la pobreza; la miseria es la pobreza sin confianza, sin solidaridad, sin esperanza. Podemos distinguir tres tipos de miseria: la miseria material, la miseria moral y la miseria espiritual.”
Al observar en nuestro medio los muchos conflictos sociales marcados con marchas, bloqueos y violencia, cuando vemos los escándalos de corrupción, narcotráfico y trata de personas, cuando lamentamos la fuerza de pandillas juveniles manchadas de sangre, cuando nos enfrentamos con esfuerzos para legalizar el aborto provocado y cuando sentimos la tentación de resignarnos ante tantos otros males, ¿acaso no vemos miseria material, moral y espiritual infectando nuestra sociedad como un cáncer maligno?
Y cuando contemplamos a Jesús tomando su cruz, acaso lo vemos optando por la venganza, la confrontación, la violencia, o la droga. Más bien los vemos luchando contra Satanás, permaneciendo fiel a su Padre celestial. Jesús no opta por castigar o por imponerse a la fuerza. Opta por sacrificarse como blanco de la maldad de este mundo, y solo devuelve el perdón y el conocimiento de Dios. Su cruz que pone de relieve la miseria y maldad del mundo, y simultáneamente revela la sorpresiva actitud del Dios Amor que perdona, rescata y resucita.
Queridos hermanos, acompañamos a Cristo en esta Semana Santa, intentando entrar en su corazón y alma, para ser transformados por Él, para ser como -el.
Finalmente, comparto algunas palabras de nuestro Pastor:
“Queridos hermanos, queridas hermanas. Estoy lejos de ustedes y desearía estar cerca de ustedes, … les agradezco de sobre manera las oraciones que creo que me han ayudado mucho a mí y que han enriquecido nuestra Iglesia. … les bendigo de todo corazón, les deseo una sana Pascua y espero encontrarles pronto, estar con ustedes y volver a caminar por las calles de Cochabamba visitándoles, compartiendo con ustedes. Sintiendo que el Señor nos concede la gracia de formar esta familia, esta Iglesia diocesana en la cual anhelamos vivir, en la cual anhelamos recibir vida y esperanza.Muchas felicidades ¡Felices Pascuas!”Mons. Tito Solari, Arzobispo de Cochabamba
Paz.
Mons. Robert Flock, Obispo Auxiliar de Cochabamba