El nombre del magistrado Gualberto Cusi, miembro del Tribunal Constitucional, ha dado la vuelta al mundo en pocas horas al desvelar que sus decisiones o pronunciamientos sobre casos constitucionales son dictados luego de masticar hojas de coca para luego proceder a consultar a éstas su veredicto definitivo haciéndolas caer desde una pequeña altura.
Mi tía cochabambina Clotilde von Karajan Quiroga, residente en Berlín (Alemania), me cuenta algo respecto al revuelo que produjo esta noticia acerca de la sabiduría jurídica y constitucional de la “hoja sagrada” que el presidente Evo masticó recientemente en Viena sin producir efecto alguno.
— Sobrino von Paulus, hablas con tu tía Clotilde que te llama desde Beglín.
— Tía querida, ya no me llames von Paulus, sino Paulino Huanca, que es mi nuevo apelativo desde que el presidente Evo decidió retroceder nuestra historia 500 años para que los bolivianos vivamos felices, como en las épocas del incario.
— Está bien, sobrino. Te llamo paga contagte el despelote que se ha agmado en Alemania y en Eugopa en general al conocegse las declagaciones del Magistgado boliviano Cusi, miembro del Supremo Tribunal Constitucional…
— ¿Qué les ha sorprendido a los alemanes y a los europeos?
— Sabeg que la coca contiene sustancias que tgansmiten sabiduría jurídica y sabiduría constitucional; centenares de alemanes me han llamado telefónicamente paga pgeguntarme si la famosa hoja boliviana tendgá la misma virtud para transmitirnos a los europeos sabiduría en materia económica y financiega para salvar a la Unión Europea que tiene muchos problemas.
— Que se dirijan al señor Gualberto Cusi, miembro del Tribunal Supremo Constitucional.- Sucre (Chuquisaca-Bolivia)
— Está bien, sobrino Paulino Huanca. Ahora dime confidencialmente, como mi sobrino más querido, ¿tú crees en la sabiduría y en la probidad que transmite la hoja de coca, también llamada “hoja sagrada” por nuestra Constitución…?
— Sinceramente tía von Karajan Quiroga, no creo un carajo en que la coca transmite esas virtudes y conocimiento.
— ¿O sea, sobrino, que no harás nada para ayudar a tus amigos de la Unión Europea, a la señora Angela Merkel, para acercarlos al señor Gualberto Cusi…?
— No haré absolutamente nada porque sigo creyendo en que la coca no sirve para otra cosa que para la fabricación de la cocaína.
— Está bien, querido sobrino, no te calientes conmigo.
— No me caliento contigo, querida tía Clotilde, me caliento por los charlatanes que eligió el Congreso masista para designar los jueces, fiscales y magistrados.
— Aufidesen.
— Aufidesen.