Internacional

“LA UNIVERSIDAD CATÓLICA EN ESPAÑA PASA POR UN MOMENTO DE BÚSQUEDA DE SU IDENTIDAD SOCIAL”

– ¿Cómo recibió la noticia de su nombramiento?

Desde el descanso veraniego, las noticias en-cargadas se aceptan con bastante paz. Aunque estaba ejerciendo la tarea de Decano de la Facultad de teología con ilusión y con proyectos de futuro, el nombramiento de Rector supone un plus que solamente se puede recibir con una opción de servicio y de responsabilidad, especialmente si se trata del rectorado de una Universidad Católica que debe poner a la persona humana como centro de sus preocupaciones.

Soy consciente de que la Universidad Pontificia tiene que valerse por sí misma y cuenta con la participación activa y responsable de todos los que trabajan en ella: profesores y personal no docente.

-¿Qué supone?

El ejercicio de rector supone, entre otras cosas, poner un mayor empeño en la gestión atendiendo tanto a las cuestiones generales como a las concretas e intentando combinar ambas laderas universitarias. Lleva consigo aspectos dulces y niveles amargos. En todo caso, ambas actitudes reflejan lo que es la vida humana, aunque estoy convencido de que la dulzura vence a las amarguras. Es una tarea que lleva consigo coordinar el trabajo que el equipo rectoral ha de realizar para impulsar los servicios que los responsables de las diversas titulaciones y departamentos.

– ¿Cuál es el papel de la Upsa en el panorama educativo actual? Y su misión como Universidad de la Conferencia Episcopal

El horizonte educativo actual sobresale por el aporte científico y la búsqueda de eficacia en el ámbito económico y laboral, como el Papa ha puesto de manifiesto en su discurso a los Profesores jóvenes. La Universidad Pontificia, sin embargo, sin olvidar lo anterior, puede aportar las dimensiones, humanista y gratuita, de la oferta educativa y cultural que a veces no se encuentran en algunas ofertas universitarias. Colocar a la persona humana en el horizonte de la investigación y de la formación profesional de los estudiantes es una característica que la Universidad Pontificia y las Universidades católicas pueden aportar a esta sociedad consumista. En este contexto, la Universidad de la Conferencia Episcopal puede aportar a la sociedad española y mundial el carácter evangélico y antropológico del valor de la verdad.

– Háblenos del estado de la Universidad católica en España y Europa, y del papel que debe tener en el futuro.

La universidad Católica en España pasa por un momento de búsqueda de su identidad social. El aumento de universidades católicas durante las últimas décadas ha creado la necesidad de buscar el lugar que han de ocupar en el ámbito universitario español. En el ámbito europeo, las universidades católicas están realizando una andadura en conexión con otras universidades cristianas y religiosas de diversas confesiones. La Federación de Universidades Católicas es un cauce importante para que la universidad católica española pueda encontrar su sitio dentro de la universidad española. De todos modos, las universidades estatales y privadas españolas también necesitan abrirse a las ofertas que proceden de las universidades católicas. La universidad española está excesivamente encorsetada en un enclaustramiento estatal que a veces le impide avanzar y ser libre e independiente. El papel de la Universidad en el futuro ha de pasar por su libertad e independencia.

-¿Cuál es el futuro de la educación?

El futuro de la educación tanto en España como en el mundo necesita al menos dar respuesta a dos retos importantes: la participación social de la universidad, como entidad social autónoma, y su independencia, sin negar la colaboración con el Estado y con los grupos empresariales. En las últimas décadas las universidades en gran medida se han convertido en organizaciones estatales. Pero tiene una dificultad: la dependencia empresarial. Solamente desde la participación autónoma en la sociedad, la universidad tendrá futuro. Ante una sociedad demasiado intervenida por el Estado, la Universidad, como ámbito educativo, es la fuerza social mejor dotada para hacer realidad el tercer sector y la sociedad participativa. Si esto no se logra, la población perderá su capacidad de pensar, y ya sabemos que donde todos piensa igual nadie piensa. El futuro de la educación está en su independencia y colaboración social.

– ¿Estuvo en el encuentro del Papa con los profesores católicos?¿Qué destacaría del discurso papal?

No obtuve la gracia de participar en este encuentro. Aunque pedí la documentación exigida, soy uno de los que no recibieron la acreditación necesaria para participar. El discurso de S. Santidad insiste en la búsqueda de la Verdad por parte del profesorado y de las Universidades. El Valor de la verdad, en el marco de las relaciones Fe-razón, es una de las preocupaciones más señeras de este Pontífice. Él es consciente de que ante el laicismo y la multitud de ‘dioses’ que quieren imponer su verdad es necesario descubrir la Verdad en su pureza. Los parlamentos y los poderes no son los grupos indicados para decir lo que es bueno o malo. Como ha dicho Benedicto XVI “No podemos avanzar en el conocimiento de algo si no nos mueve el amor; ni tampoco amar algo en lo que no vemos racionalidad: pues no existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor”.