Santa Cruz

Jorge Ybarnegaray: “Los ancianos carecen de amor”

Jorge Ybarnegaray es el primer y único boliviano miembro de la Academia Pontificia por la vida y recientemente estuvo en el Vaticano, habló con el papa Francisco y conversó con varios hombres de fe y de ciencia sobre la realidad actual que viven los ancianos del mundo.
Ybarnegaray es también un médico de profesión, doctor Ph D en medicina y cirugía y habla con aplomo cuando se refiere a su posición sobre el aborto y la eutanasia. Desde su escritorio de docente universitario empezó a relatar sobre los pasos que dio en la casa papal.

¿Cuál es el trabajo que realiza la Academia Pontificia?
La academia Pontificia por la Vida es una institución del Vaticano que fue creada hace 21 años por el papa Juan Pablo II para el estudio de los asuntos que tengan que ver con la defensa de la vida y relacionada al magisterio de la iglesia. La Academia tiene un carácter eminentemente científico con relación a la defensa de la vida, desde una perspectiva interdisciplinaria.

La última Asamblea General, que se realiza cada año, se desarrolló del 5 al 8 de marzo en el Aula Nueva del Sínodo del Vaticano y el tema que se debatió ha sido sobre los ancianos y los tratamientos paliativos. Se trata de un tema importante. Los ancianos constituyen una gran preocupación de cómo atenderlos. A pesar de que hay programas en muchos países del mundo, hay carencias en cuanto al afecto y al amor.

La preocupación es hacia los ancianos al final de la vida, de los que están en la fase terminal y cómo atenderlos a través de tratamientos paliativos.

¿Qué son los tratamientos paliativos?
Constituye una connotación filosófica, espiritual y antropológica. Un acercamiento que tienden a mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias, mediante la prevención y alivio del dolor y a otros síntomas. Afirman la vida y consideran la muerte un proceso normal, no intentan acelerar ni retrasar la muerte, integran los aspectos espirituales y sicológicos y un sistema de soporte a los pacientes para vivir tan activamente como sea posible.

Hay que ver a los ancianos como un ser que forma parte de la vida, con todos sus derechos. Ellos son, como dijo el papa, esa reserva cultural de los pueblos que hay que respetar y una juventud que no respeta al anciano es una juventud que no tiene esperanza. Estamos en una sociedad en la que se los atropella.

¿Cómo se pueden implementar los tratamientos paliativos?
Concienciar a través de difusión, educación y formación entre todas las instituciones posibles sobre la importancia del anciano en nuestra sociedad. No hace falta solo tenerle pena o ser caritativo con él. Tenemos deberes para con él como familia y sociedad.

¿Conversó con el papa Francisco?
He estado en varios eventos donde estuvo el papa, pero fundamentalmente en la audiencia papal, que fue en el Palacio Apostólico.
Pude conversar con él, le pregunté si viene y me ha confirmado su visita al país. Le he llevado de regalo un ángel tallado en madera bien elaborado.

¿Hablaron sobre algún punto específico?
Que ama América del Sur y que está con mucho interés de venir. Tengo entendido que mantiene una posición firme sobre el aborto,

¿en qué consiste?

El objetivo de la Academia es ver el valor de la vida humana. Desde el punto de vista científico se evidencia lo que vale desde la concepción. Cuando dos caras genéticas se juntan se gesta un nuevo ser, con su propio genoma humano. El corazón empieza a latir antes de que una mujer sepa que está embarazada.

Hay que respetar a esa criaturita que no tiene la culpa de lo que hayan hecho sus padres. Ella no puede cargar con la culpa y ser ajusticiada injustamente. Es un ser débil e inocente.

La eutanasia también entra aquí. La Academia Pontificia por la Vida está en contra de la eutanasia.

El proceso de esa práctica. Tenemos que entender la muerte como algo natural y ayudar con tratamientos paliativos.

No hay que caer en la eutanasia, que es adelantarla, eso es asesinato, quitar una vida. Tampoco retrasarla porque estamos cayendo en la distancia, que es cuando se empieza a prolongar la vida a través de tecnologías y aparatos de manera innecesaria