Análisis

Javier Gómez Graterol: Los superhéroes y su atractivo esencial

Uno de los elementos que hacen atractivas las tramas de los superhéroes, sean del tipo que sean, es su capacidad de dejar fluir su agresividad, de forma controlada y justificada, pero dejarla salir: Esa capacidad de agarrar a su archienemigo, darle con todo hasta neutralizarlo, y restaurar el orden. No es casualidad que el héroe más popular durante décadas, de Marvel, sea Wolverine (cuya traducción debería ser “nolverín”, “carcayú”, “glotón” (!), pero a alguien se le ocurrió llamarle “lobezno” en algunos países y en otros “guepardo” animal cuyas garras no son retráctiles) el cual es un personaje caracterizado por su agresividad.

El ser humano tiene siempre un componente de agresividad, el cual canaliza, pero siempre está presente. El mismo Jesús terminó perdiendo los estribos alguna vez, y este fue un episodio tan llamativo que aparece en los 4 evangelios, cuando hay otros hechos de su vida que aparecen solo en uno o dos  (Mt 21,12-17; Mc 11,15-18; Lc 19,45, y Jn 2,13-25).

El esquema básico de una película de superhéroes es: malo aparece, altera el orden, bueno lo neutraliza (tal vez apaleándolo), el orden se restaura, el malo huye para volver luego, y la gente se va contenta del cine alabando lo espectacular y entretenida que fue la pelea entre ambos.

Ahora a los progres se les ha ocurrido emascular a los héroes blancos heterosexuales, y planificar una insufrible transición cinematográfica en la cual, del simple entretenimiento, se pasa a una propaganda ideológica donde las mujeres son superheroínas pedantes, virtuosas y cuasi infalibles solo por ser mujeres; los pocos hombres hetero y nobles que quedan son los negros (perdón “afrodescendientes”) o son gays (el más reciente, el hijo de Supermán) y en vez de dedicarse a entretener, luchan por causas que ellos consideran nobles. Usted me dirá: sí, pero en el pasado se usó al Capitán América (por mencionar un ejemplo) como instrumento ideológico, ¡sí! Pero aparecía apaleando a Hitler.

El nuevo esquema es: héroe clásico empieza a comportarse como idiota emasculado, mujer toma el control de la situación, o el gay o, hindú, negro o árabe de turno, se hace una transición y, en u abrir y cerrar de ojos: la trama de la película es un panfleto progre bien coloreadito y lleno de sermones.

Lo esencialmente masculino, es ahora “masculinidad tóxica” que, como ya lo definí anteriormente es algo así como “todo lo que haga un hombre, propio de su sexo, que moleste a una feminazi según se le vaya ocurriendo” e irónicamente estas cualidades son transferidas a la mujer, quien termina adoptando esos comportamientos, incluso de peor forma.

Hay esperanza: Ante esta toxicidad propagandística las ventas de cómics norteamericano han caído en picada y los comics (mejor dicho “mangas”) japoneses están subiendo como la espuma. Todo apunta a que,  mientras los héroes norteamericanos dejen de agredir a sus enemigos y se dediquen a agredir a sus lectores con propaganda insufrible esta tendencia seguirá dándose irreversiblemente. En tanto dejen de ser entretenimiento para ser propaganda progre seguirán sufriendo la reacción pasivo-agresiva del mercado, quien ya no les seguirá comprando sus porquerías ideológicas. ¿Hasta cuándo durará esta pesadilla progre? Dios dirá, pero debemos seguir orando para que no sigan envenenando las mentes de las futuras generaciones con sus antivalores absurdos. Dios con nosotros

Autor:

Javier Gómez Graterol, religioso / periodista

Artículos relacionados:

Javier Gómez Graterol, religioso / periodista: Y dañaron a He-Man

Javier Gómez Graterol, religioso / periodista: Por qué odié a “El Guasón” (The Joker)

Vaticano. Inesperada visita de Spiderman al Papa 

Javier Gómez Graterol, religioso/periodista: Ideologizando fantasías