Patrimonio Pese a su valor social y patrimonial, estos edificios se hallan en serio estado de deterioro y en los últimos meses se han convertido en el blanco de los robos.
Un estudio realizado por historiadores y antropólogos del país señala que, con el paso de los siglos, los templos coloniales de las áreas rurales del altiplano siguen siendo, con algunas diferencias, el centro de las fiestas y celebraciones de esos lugares.
Pese a su importancia social, y su valor histórico y patrimonial, estos templos siguen siendo el blanco de los robos, pues en los últimos 15 meses se registraron 19 casos de hurtos a iglesias del altiplano, principalmente de La Paz, Oruro y Potosí.
En la investigación, titulada Iglesias y Fiestas, en el altiplano de La Paz y Oruro, los historiadores señalan que en la actualidad “la iglesia es ayllu”. “Hay algunos templos a los que llegan comunarios de todos lados como es el caso de la fiesta grande de Sabaya”, señaló la historiadora Ximena Medinacelli.
Estas celebraciones se realizaban ya desde la época colonial, pues según los investigadores, “estas iglesias fueron construidas en referencia de los sitios rituales prehispánicos. Se rendía culto tanto a las deidades cristianas como a las andinas”, explicó.
Con el paso del tiempo, estos cultos se transformaron. “Ahora hay una apropiación más popular de la fiesta. Estas celebraciones antes estaban regidas por la Iglesia. Había un orden establecido”, explicó la historiadora.
La investigación, que se presentó el viernes y con ella una exposición de fotografías de los templos en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (MUSEF), también reveló que en las fiestas rurales ahora se tiene la penetración de danzas urbanas.
“Antes estas fiestas tenían danzas tradicionales, ahora tienen caporales, morenadas y tinku, que marcan el estatus de los pobladores”, explicó el investigador Clevert Cárdenas.
En serio estado de deterioro
En el libro, los investigadores también tocan otros ejes como el estado de conservación de los templos. Según la arquitecta Silvia Bustos, estas iglesias están bajo la custodia del Arzobispado y esto ha hecho que los pobladores dejen de preocuparse por su protección. “Se observó que muchos de los párrocos tienen bajo su responsabilidad más de un templo”.
Para esta investigación se visitaron cerca de 40 iglesias de La Paz y Oruro. “La mayoría se encuentra en serio estado de deterioro por falta de políticas que permitan su restauración y conservación”, dijo la arquitecta.
Hay templos como el de Belén de Andamarca y Copacabana de Andamarca, ambos ubicados en Oruro, y la iglesia Sora, en La Paz, que han sido restaurados sin la supervisión de especialistas. “En estos tres casos se han cambiado los techos que eran de paja o por otros de calamina, dañando la arquitectura”.
Mientras que otras sufren abandono como es el caso de los templos orureños de Pampa Aullagas, Sepulturas y Challapata. En este último, por ejemplo, “sus puertas están rajadas”.
En La Paz, las iglesias que tienen un importante deterioro son las de Jesús de Machaca y la de Andrés de Machaca.
La pérdida no sólo se refleja en la arquitectura, pues debido a su mal estado también se están perdiendo sus pinturas murales. “Hay pintura mural que se está desprendiendo de las paredes por la humedad y eso es algo irrecuperable”, señaló la historiadora Silvia Arce.