La Paz

Hablemos de adicciones

“Hablemos de adicciones” buenas prácticas en el acompañamiento a grupos vulnerables, más que el título de un taller, destacó por ser un espacio de reflexión profunda y diálogo fraterno propiciado por el Centro de Promoción del Laicado “Ricardo Bacherer”, CEPROLAI y la Pastoral Universitaria de la Arquidiócesis de La Paz, PUNA, en coordinación con Munasin Kullaquita de Bolivia y la Federación Familia Grande Hogar de Cristo, una experiencia argentina.

Charly Olivero, es uno de los sacerdotes católicos de las villas de Buenos Aires, muy comprometido con temas relacionados a las adicciones, trabaja con los hogares de Cristo en Centros barriales atendiendo grupos de mucha vulnerabilidad como consumidores de sustancias, trabajadoras sexuales, ex privados de libertad, personas en situación de calle, personas con trastornos psiquiátricos, etc. y visitó la PUNA para compartir con la comunidad universitaria su experiencia de más de 15 años de servicio a favor de los más vulnerables.

Hacer comunidad, generar vínculos, iniciar procesos y conquistar espacios, dijo Olivero, es necesario para combatir con el flagelo de las drogas. En el camino van a aparecer los problemas, el entusiasmo cae en las parroquias aisladas, hay que contagiar el entusiasmo, existen espacios en los que se puede solicitar información y formación para el tratamiento de personas en situación de adicción como Munasin Kullaquita, pero hay que tener interés y perseverancia porque en el camino se te van manifestando las respuestas, afirmó el expositor.

Por otra parte, el Padre Alfonso López,  coordinador de la PUNA, sostuvo que, en 1969, nació en la ciudad de Buenos Aires el movimiento de los llamados “curas villeros”, cuya característica ha sido acompañar a las personas que viven en “villas”, barrios de escasos recursos, y problemáticas sociales graves.
Desde esa fecha han ido desarrollando algunas etapas significativas: la primera fue la urbanización, colaborando con los vecinos en lograr los recursos básicos, como luz, agua, escuelas, etc. La segunda se centró en acompañar y fortalecer la religiosidad popular; la tercera, inspirada por el entonces obispo Bergoglio, cuidar a los niños y adolescentes, desarrollando una propuesta preventiva frente a las adicciones, especialmente contra el “paco”, que explotó por sorpresa en las villas causando numerosas pérdidas humanas entre adolescentes y jóvenes.

O creamos comunidad, o caemos en el abismo, afirmó López, y hacer “comunidad de territorio”, más allá del templo, enfatizó el sacerdote, es construir vínculos de solidaridad, ternura, delicadeza y perdón, para construir una iglesia que sea familia de las personas más rotas. Así es el evangelio de Jesús, que nos narra múltiples relatos de acompañamiento y amor.
En una institución, los vínculos son asimétricos, uno da y otro recibe; pero en una comunidad estos vínculos se van haciendo progresivamente simétricos, donde se da y se recibe, donde se comparte, dijo el coordinador de la PUNA.

La Federación Familia Grande del Hogar de Cristo, actualmente agrupa a 550 Centros Barriales en Argentina, que tienen como finalidad dar respuesta integral a situaciones de vulnerabilidad social y/o consumos problemáticos de sustancias psicoactivas, poniendo en primer lugar a la persona y sus cualidades.
Los mencionados centros desarrollan talleres, proyectos socio productivos, y emprendimientos comunitarios como: arreglos y mantenimiento del hogar, artesanías en denarios y rosarios, bordadoras, panadería, carpintería, casas ecológicas, cerámicas, cocina, construcción, huerta comunitaria, productos agroecológicos y artesanales, jardinería, jóvenes emprendedores, etc.

El Papa Francisco sostiene “Cuando hablamos de “pueblo” no debe entenderse las estructuras de la sociedad o de la Iglesia, sino el conjunto de personas que no caminan como individuos sino como el entramado de una comunidad de todos y para todos, que no puede dejar que los más pobres y débiles se queden atrás: El pueblo desea que todos participen de los bienes comunes y por eso acepta adaptarse al paso de los últimos para llegar todos juntos. Los líderes populares, entonces, son aquellos que tienen la capacidad de incorporar a todos, incluyendo en la marcha juvenil a los más pobres, débiles, limitados y heridos. No les tienen asco ni miedo a los jóvenes lastimados y crucificados.” (CV Nº 231)

Para obtener mayor información sobre el tema visita: https://hogardecristo.org.ar/  https://munasimkullakita.org/