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Falta amor y respeto a las leyes y la democracia, se pisotean las normas de convivencia: Mons. Braulio Sáez

En su homilía dominical Mons. Braulio Sáez Obispo Auxiliar de Santa Cruz, dijo que la vida pública de Jesús se inicia con su bautismo y el anuncio del Reino de Dios, de esta manera el profeta anima a levantar la voz en favor de la justicia, verdad y valores.

Dijo que estamos llamados a ser la fuerza salvadora del pueblo y la humanidad asfixiada por la tecnología, dinero y placer a punto que la fe se convierte en algo superficial. Por ello es que Jesús se mete en la historia del hombre para asumir los dolores de la humanidad.

Por otro lado el Obispo se refirió al vino como el símbolo mas expresivo de la alegría y amor de Dios para con su pueblo, al respecto dijo que en las bodas de Cana, la madre de Jesús no se impone, sino sugiere con una pedagogía maravillosa de mujer que hagan lo que su hijo dice que hagan. De esta manera es que Jesús es el Vino Nuevo que vivifica y salva.

Mons. Sáez dijo que hoy día falta el vino del amor y sensibilidad con los pequeños, indefensos, enfermos y encarcelados, falta el vino del amor y perdón en las familias. Por eso hoy vemos demasiados feminicidios, vejámenes y esclavitud de mujeres, también vemos que el incumplimiento de los derechos humanos es el pan de cada día y pasamos de largo como si nada sucediera.

También expresó su preocupación porque falta amor y respeto a las leyes y la democracia, se pisotean las normas de convivencia. Falta el respeto a la vida de los no nacidos, miles de abortos se realizan en Bolivia y el mundo. Falta conciencia de que somos responsables de la obra de la creación de Dios, por ello Urge cambiar la historia de nuestro mundo, con solidaridad, amor y justicia

Mons. Sáez rememoró las palabras de Jesús que nos exhortó a amarnos unos a otros y entender que no hay mayor amor que dar la vida por el amigo por ello concluyó su homilía recitando unos versos de San Francisco de Asís.

Homilía de Mons. Braulio Sáez

Obispo Auxiliar de Santa Cruz

20 de enero de 2019

Ver: Video Homilia de Mons. Braulio Sáez

La vida pública de Jesús se inicia con su bautismo y el anuncio del Reino de Dios

El domingo pasado hemos concluido el tiempo litúrgico de la Navidad con el Bautismo de Jesús. A partir de ese acontecimiento del bautismo, iniciamos el comienzo de la vida pública de Jesús. La Liturgia de estos días lo ha presentado con la misión que el Padre le ha encomendado: el anuncio del Reino, un reino que renueva todas las cosas, un reino de justicia y de verdad y un reino de amor y de paz.

El profeta anima a levantar la voz en favor de la justicia, verdad y valores

La palabra de Dios de este segundo domingo comienza situándonos en el mundo real que vivía su pueblo y que vivimos hoy, mediante la enseñanza del Profeta Isaías, quien nos dice: “Por amor de Sión no me callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que irrumpa la justicia como una luz radiante y su salvación como una antorcha encendida”. Algo andaba mal en su tiempo, el pueblo de Israel está viviendo momentos de crisis, hay pobreza, hay esclavitudes muy marcadas y hay devastación por todo el país. Frente a esta realidad el profeta anima a la esperanza de un nuevo amanecer y a levantar la voz a favor de la justicia, la verdad y los valores que deben regir en medio del pueblo.

Estamos llamados a ser la fuerza salvadora del pueblo y la humanidad

El Profeta de manera poética nos invita a los hombres de hoy a ser fuerza salvadora para todos los que quieren escuchar. La Palabra de Dios mediante la imagen de la boda y de la unión matrimonial nos habla del amor y la alegría que Dios tiene para con su pueblo, el pueblo de Israel, pero a través de él a todos los pueblos de la humanidad. “La alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo” Imagen bellísima que exalta la grandeza y dignidad del amor y del matrimonio, pues el amor de un hombre y una mujer consagrado por el Sacramento expresan el amor de Dios para con la creación.

Para el hombre asfixiado por la tecnología, dinero y placer, la fe se convierte en algo superficial

Dios ama a su pueblo con pasión, y vehemencia, pero hoy nos damos cuenta que es el hombre quien ha perdido la pasión para amar a Dios y dejarse amar por él. Pareciera que los valores espirituales no sirven y no importan al hombre de hoy asfixiado por la tecnología, el dinero, lo inmediato, lo que reporta placer y beneficios. Pareciera que la alegría y la fiesta verdadera la que es fruto de la fe en un Dios amor se han convertido en algo superficial que no llena el corazón del hombre.

Jesús se mete en la historia del hombre para asumir los dolores de la humanidad

El Evangelio de Juan sitúa a Jesús en una boda que se realiza en Caná de Galilea, con él está su Madre María y sus discípulos, la boda en Galilea era una fiesta esperada y querida, era lo más bello que podía vivir una comunidad, y Jesús esta ahí compartiendo la vida y las costumbres del pueblo: cantan, bailan, comen, dialogan sobre la vida de cada día y descubrimos a Jesús que se mete en la historia de los suyos. “Se hizo en todo semejante a los hombres” para asumir los dolores y angustias de la humanidad.

El vino es el símbolo más expresivo de la alegría y amor de Dios para con su pueblo

María siempre muy atenta a los detalles, se da cuenta que falta el vino, y ve las consecuencias, una fiesta en la que falta el vino podría terminar en una verdadera tragedia para aquella pareja feliz. El vino era importante, pues no solamente es fuente de alegría sino que es el símbolo mas expresivo de la alegría y el amor de Dios para con su pueblo, como cantaba el Cantar de los Cantares “Tus amores son mejores que el vino”. (Cant. 1,2)

La Madre de Jesús no se impone, sugiere con una pedagogía maravillosa de mujer

Y preocupada por el bochorno que pueden pasar los novios le dice a su hijo Jesús: No tienen vino!!! La respuesta no se deja esperar y es lógica “Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía” pero María, como siempre, como buena madre solícita y confiada se pone en contacto con la servidumbre: “hagan lo que él les diga”, no se impone, sugiere, hace suyo el problema, con una pedagogía maravillosa de mujer.

Jesús es el Vino Nuevo que vivifica y salva

“No tiene vino”!!! Y… nos preguntamos ¿de qué vino nos está hablando? El vino no solo es una bebida, sino el símbolo de tantas cosas fundamentales para nuestro mundo. Jesús se refiere a otro vino mejor, el Vino Nuevo que vivifica y salva, del que el mundo carece.

Falta el vino del amor y sensibilidad con los pequeños, indefensos, enfermos y encarcelados

Falta vino del amor y de la sensibilidad para con los pequeños, los indefensos, los enfermos y encarcelados; los que están presos injustamente y los que no tienen alguien que interceda por ellos para aliviar sus penas.

Falta el vino del amor y perdón en las familias

Falta el amor en las familias, entre esposos, entre padres e hijos, porque falta el diálogo, el perdón y la capacidad de aceptación entre todos.

Hoy vemos demasiados feminicidios, vejámenes y esclavitud de mujeres

Hoy vemos como se avasallan los derechos y el respeto a la persona humana y en particular los derechos de la mujer, contemplamos con horror demasiados feminicidios en Bolivia, demasiadas muertes de mujeres vejadas y esclavizadas.

El incumplimiento de los derechos humanos es el pan de cada día y pasamos de largo como si nada sucediera

Falta el amor y a sensibilidad en la sociedad que nos rodea, en estos tiempos que vivimos solo vemos violencia, muertes, marchas de protesta, insatisfacción por el incumplimiento de los derechos humanos. El egoísmo y la indiferencia ante el sufrimiento de los mas pobres son el pan de cada día y pasamos de largo como si nada sucediera.

Falta amor y respeto a las leyes y la democracia, se pisotean las normas de convivencia

Falta el amor y el respeto a las leyes en la política, en los valores democráticos, en el bien del diferente, del que piensa distinto y cada uno busca su poder. Se utiliza la ley, la justicia y el derecho, pero al antojo del poder personal, pisoteando las normas de la convivencia.

Falta el respeto a la vida de los no nacidos, miles de abortos se realizan en Bolivia y el mundo

Si falta el vino, la alegría, el amor y el respeto a la vida de los otros en particular se ha perdido la sensibilidad de los derechos de los no nacidos, ¡y contemplamos pasivos tantos miles de abortos que se realizan en el mundo y en Bolivia! Falta conciencia de saber que no estamos solos, que hay personas que nos necesitan y que mi hermano tiene los mismos derechos que yo.

Falta conciencia de que somos responsables de la obra de la creación de Dios

Y sobre todos falta conciencia de que somos responsables de la obra de la creación que Dios nos ha encomendado para que este nuestro mundo sea lugar de esparcimiento, recreación y convivencia de los seres humanos pues cuando Él lo creo “vio que era muy bueno”

Urge cambiar la historia de nuestro mundo, con solidaridad, amor y justicia

Mis queridos hermanos, es urgente, hay que cambiar la historia de nuestro mundo, hay que hacer del Evangelio la fuerza de transformación del corazón del hombre. Hay que convertir el agua en vino, en solidaridad, alegría, esperanza, amor y justicia.

Jesús nos ha dicho que nos amemos unos a otros y no hay mayor amor que dar la vida por el amigo

Nadie como Jesús se ha metido tan de lleno en el corazón y en el dolor del hombre y nadie ha abierto una esperanza tan fuerte y tan firme ante el misterio del sufrimiento y la muerte. Nadie como él nos ha dicho que nos amemos unos a otros como él nos amó y que no hay mayor amor quedar la vida por sus amigos.

Donde haya odio, yo ponga amor…

Quisiera hacer mías y a la vez nuestras las palabras de Francisco de Asís: “Donde haya odio, yo ponga amor. Donde haya ofensa, yo ponga perdón. Donde haya discordia , yo ponga unión. Donde haya duda, yo ponga fe…”

Y el Evangelio termina diciéndonos que “Así, en Caná de Galilea, Jesús comenzó sus signos, (inicia un nuevo modo de mostrarnos a Dios como Padre), manifestó su gloria (y se presenta como la revelación de Dios) y creció la fe de sus discípulos en él” (Jn 2, 2)