La época de huracanes que se gestan en el Atlántico, atacan las costas del este de los Estados Unidos y algunas islas orientales del Mar Caribe, causan estragos en pueblos y ciudades y se registran anualmente en esta época. Los medios de comunicación se encargan de anoticiarnos de sus efectos y de preocuparnos por la suerte de algunos parientes cochabambinos que viven en esos territorios castigados.
Esto último sucedió cuando hace unos días mi pariente espiritual Margarita viuda de Racacha vino a mi casa para averiguar qué me dolía aquella mañana y al enterarse por la radio que un nuevo huracán había asolado las costas orientales de EEUU, se puso a llorar más que otras veces mientras me contaba que siete ahijados cochabambinos que viven en Miami y Carolina del Sur probablemente sufrieron daños y perjuicios; tal fue su llanto que le sugerí que los llamara telefónicamente desde mi casa.
Llamó a sus siete ahijados cochabambinos y dejó de llorar al saber que todos estaban okey, o sea, vivitos y coleando.
Cuando Macacha me dijo que gracias a Dios no sufrimos en Bolivia ante la formación y llegada de huracanes tan peligrosos y destructivos, lancé una carcajada tan fuerte y espontánea que mis placas dentales salieron despedidas hasta el jardín, de donde tuvimos que recogerlas y volverlas a su justo lugar.
Cuando nos tranquilizamos recién pude contarle a mi comadre cochabambina que allí en los Estados Unidos los huracanes son anuales y no ha habido un huracán que dure muchos años como sucede en nuestro amado país.
La comadre cochabambina es inteligente aunque a veces se hace la lerda para que yo le explique mejor las cosas, manifestándome que es para que ella pudiera entenderme.
Entonces le dije: ¿Sabe usted comadre Macacha? Hoy estamos en plena temporada de huracanes y ésta comenzó cuando hace muchos años aparecieron en nuestro país vientos de Rusia que algunos llamaron “aires revolucionarios” y se colaron por nuestras universidades, escuelas normales y organismos sindicales. Esos “aires” se convirtieron en tormentas tropicales que quisieron transformar a nuestro país, el primero fue en 1952 que causó muchos destrozos de haciendas y vidas, pero el huracán continuó hasta que llegó el Huracán Evo cuyo accionar ha desatado pequeños huracancitos que están soplando con vientos de variada velocidad en los cuatro puntos cardinales del país. Ésa es la razón para que en este mismo instante existan problemas en el Beni, en Oruro, en Potosí, en Chuquisaca, en Tarija y hasta en La Paz que ahora es sacudida en Achocalla, y otros pueblitos menores por cuestiones limítrofes. El huracán principal y los huracancitos, que este mismo contribuyó a formar, sacuden a nuestro infortunado territorio.
Macacha me dijo que entendió y se fue corriendo hacia su casa para protegerla de vientos, huracanes y loteadores.