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EMOCIONANTE FESTIVAL PARA NIÑOS CON CAPACIDADES DIFERENTES

Víspera de la elección municipal. En la opinión pública preocupación, ajetreo. Es sábado y el Liceo Ruiz Tagle de Estación Central, debiera estar silencio, este día no hay clases. Pero ocurre lo contrario. En el patio, la música suena fuerte, y en varias salas una pequeña radio, busca hacerse a escuchar para los ensayos.

Son niños los que están en esas salas. Niños con sus padres que se preparan. Maquillaje y vestuario perfecto. No son profesionales, pero se preocupan de cada pormenor como si lo fueran. Los últimos detalles a la coreografía, y a escena.

Los espera un público entusiasta. Gritos, y un animador de peluca rubia que les entrega ímpetu. Es el festival para personas con capacidades especiales. Y sí que las tienen. Son capaces de entregar una sonrisa desde antes de actuar, y capaces de mantenerla tras el show. Son capaces de emocionarse, porque el conductor los mencionó con cariño. Capaces de agradecer con un beso por el regalo que recibieron. Pero también, son capaces de entregar un espectáculo impecable y por sobre todo, emotivo.

¡Gracias a la vida!

Abrieron los fuegos El Mago de Oz, y Alicia en el País de las Maravillas. Les siguió la canción más recordada de Violeta Parra: Gracias a la vida, interpretada con un baile en solitario que emocionó hasta las lágrimas. Luego, un impecable baile folclórico, canciones y más.

Este día ni la silla de ruedas, ni el síndrome de down fueron los protagonistas. Este día brilló la entrega en el escenario. La alegría con que agradecían cada aplauso. En sus padres, emoción y orgullo. En sus vidas no todo ha sido fácil, pero no existe dificultad que una sonrisa de estos niños no pueda transformar fe y esperanza.

La catequesis especial

El festival surge como parte de la catequesis especial de la zona Oeste de Santiago. Una instancia donde niños y niñas, con capacidades diferentes preparan sus sacramentos. Sus catequistas muchas veces, deben ir hasta sus casas.

Pero no todo culmina con la primera comunión o la confirmación. Muchos de los niños que participaron en el festival ya habían terminado sus preparaciones, y se quedaron. “Es una instancia de acompañamiento hermosa y que no se olvida”, nos comenta uno de los padres.

Antes del festival, la Eucaristía celebrada por el vicario de la Zona, el padre Galo Fernández. Allí todo el entusiasmo, toda la alegría cobraban aún más sentido en el momento en que estos niños participaban y hacían comunión con Dios. Como todos, como lo merecen.

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