El rostro del episcopado boliviano está cambiando, lo testimonian las renuncias de varios obispos por motivos de edad en los últimos años. De hecho entre el 2010 y el 2015 al menos 25 % del episcopado se habrá renovado. En este contexto las jurisdicciones eclesiásticas de Pando, Corocoro, Sucre y La Paz, entre otras jurisdicciones, esperan nuevos obispos titulares y auxiliares.
Por otro lado la Conferencia Episcopal recientemente ha modificado su estructura y fusionado algunos servicios; a este panorama se añade un hito importante, como la renovación de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Boliviana; esta elección se da después que el Cardenal Terrazas ha marcado una línea de servicio y profetismo a la Iglesia, por ello podemos afirmar que la gratitud de la Iglesia Boliviana jamás será suficiente.
Todos estos cambios, sumados al “proceso de cambio” social y político que vive Bolivia, han inducido a los obispos a elegir una Presidencia joven, caracterizada por su dinamismo y por ser pastores que surgen del pueblo mismo, una Presidencia Episcopal que no se desanimará aunque el Presidente o Vice-presidente de Bolivia no vayan a saludarles como otrora.
La Presidencia ha caído sobre Mons. Aparicio, obispo Castrense desde hace menos de un año, después de ser durante un decenio Obispo Auxiliar de La Paz, y recientemente ha sido también Secretario General de la Casa de los Obispos; asimismo la Vicepresidencia ha recaído sobre Mons. Centellas, que desde hace dos años es Obispo titular de la diócesis de Potosí, tras servir a esta jurisdicción como Obispo Auxiliar desde su nombramiento como Obispo, y del cual todos sabemos que es un obispo que promete mucho; ambos obispos son muy queridos por la gente y sobre todo por su clero.
La Secretaría General ha sido confiada a Mons. Scarpellini, conocido por su espíritu misionero y su dinamismo en la Conferencia Episcopal, donde ha servido por varios años como sacerdote y, recientemente, desde hace dos años, como obispo Auxiliar de la Diócesis de El Alto.
Se trata por tanto de un equipo joven, que asumirá tanto la animación y el servicio de los pastores como el timón de la Iglesia Católica de Bolivia. Por ellos y por todos los pastores debemos rezar especialmente ahora y es a ellos a quienes tenemos que apoyar con nuestro compromiso cristiano y con la libertad de ser Hijos de Dios.
Una característica que no pasa desapercibida es que ahora la Presidencia entera, es decir el Presidente, el Vicepresidente y el Secretario General, se encuentra en el occidente del País, pero seguramente esto no será un obstáculo para promover la comunión que siempre ha caracterizado a los obispos de Bolivia, más aún con el dinamismo de esta Presidencia episcopal joven y renovada, que tendrá que abrir un nuevo capítulo en nuestra historia boliviana.
Finalmente, es grande el sentimiento de gratitud a la presidencia saliente, es evidente que los obispos han querido dar espacio a la renovación y a nosotros nos toca apoyar al Pueblo de Dios que peregrina en esta bendita tierra, sobre todo, con nuestras oraciones y compromiso en el contexto del llamado a la Nueva Evangelización.