Un día como hoy, 26 de mayo, nos reuníamos muchos para cantar, alegrarnos y unirnos en torno a quien fue un padre espiritual para más de uno. Un personaje que mostró con obras la forma en cómo había que ser un buen hombre, sacerdote y párroco. Siempre tuvo el corazón abierto al igual que la puerta de su despacho para charlar sobre lo poco o mucho que pesaba sobre nuestros corazones. P. Francisco Dardichón Avelló SJ. fue un fiel sacerdote que intentó de manera coherente ser un fiel seguidor de Jesucristo.
Fueron muchos sus aportes en el campo de la filosofía, columnas de opinión, síntesis de documentos eclesiales y varios libros, de ellos, en algunas conversaciones él resaltaba el libro titulado “Un tal Jesús”.
Varios han escrito sobre esos sus aportes, por mi parte, resalto su visión para marcar un camino sobre cómo acompañar al laicado. Logró formar una parroquia de puertas abiertas donde muchos miembros de esa comunidad lograron sentirla como una segunda casa, donde los jóvenes podían quedarse toda la noche a estudiar o hacer trabajo en grupo. Ayudó a los laicos de su comunidad a madurar y a que pudieran caminar por si solos. “Lo importante en una parroquia no es cuanto aprende el niño o joven sobre el catecismo sino que después dél sacramento se haya sentido tan bien aquí que quiera volver” repetía en su idea firme de “Hacer Comunidad”.
Gracias Dios por permitirnos conocer a un hombre que se esmeró hasta el último de sus días en mostrarnos con su vida tu rostro vivo.
Richard Romero S.
Ex presidente del Consejo Boliviano de Laicos